Cuando se trata de revelaciones que seccionan los muros de la falsedad, el silencio, el ocultamiento y la intencional sordera son las recetas claves de aquellos expertos en fabricar pretextos para intentar salirse con la suya.
Y así ha sucedido con las devastadoras declaraciones del Jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Ucrania, el general Viktor Muzhenko, quien el pasado 29 de enero afirmó categóricamente de forma pública que en el Este de su país no hay despliegue de tropas rusas ni combates contra el ejército de la vecina nación.
Según al alto cargo, citado textualmente por la página digital Periodismo-Alternativo.com, “los únicos ciudadanos que luchan en el área del conflicto son los residentes de esa región y de otras partes de Ucrania”.
“No hay combates entre el ejército ucraniano y unidades regulares del ejército ruso”, enfatizó el militar, quien con tales afirmaciones desmontó en unos minutos la sórdida historia esgrimida por Washington y sus aliados de que Ucrania está siendo invadida por fuerzas del Kremlin.
Pero, como era de esperar, lo dicho por el general Muzhenko, ni apareció en los grandes medios informativos tan dados a las “noticias sensacionales”, ni encontró reacciones entre los medios fascistas oficiales de Ucrania, la Casa Blanca, o las capitales de los segundones europeos sumados a la estructura de la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.
En pocas palabras, la revelaciones del alto jefe militar ucraniano “no existieron nunca”, en razón de que el amplísimo espectro mediático imperial no le cursó ni un ápice de su atención.
Mientras, ese mismo aparato brindó todos sus espacios a las pretensiones norteamericanas de entregar al gobierno golpista de Kiev sofisticados armamentos para frenar a los “contingentes rusos que asedian el Este ucraniano”, y a las paralelas declaraciones del presidente Barack Obama a la cadena televisiva CNN en el sentido de que, si bien “no sería prudente” para los Estados Unidos y el mundo asistir a una guerra abierta entre la primera potencia capitalista y Rusia, no habrá sin embargo descanso en el intento de presionar “al señor Vladímir Putin” y en apoyar y reforzar a Ucrania “en su defensa y su plan de reformas”.
Tampoco se desperdiciaron cuartillas y horas de transmisión en reseñar los aires de beligerancia y desmesurada expansión sobre las divisorias rusas que batieron en la conferencia de Ministros de Defensa otanistas, ejecutada hace apenas una horas en Bruselas, y donde el caso de la “agresión rusa a Ucrania” volvió a ocupar los espacios estelares.
Así, sobre bases falseadas —a partir de las ya citadas declaraciones del Jefe del Estado Mayor ucraniano— la “invasión” de Moscú a su “indefenso vecino inmediato” amerita, junto a las sanciones económicas ya en marcha, que la OTAN incremente sus tropas de despliegue rápido en naciones más próximas a Rusia, estableciendo en ellas además las nuevas “unidades de integración de fuerzas”, especie de avanzadas encargadas de custodiar “material preposicionado en el terreno, como equipos pesados, combustibles, raciones, pertrechos y otros enseres bélicos” que apoyen la acción de los contingentes más numerosos que acudan al lugar en caso de conflicto.
Y entre los espacios escogidos para esta “basificación anticipada” están Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, Rumanía y Bulgaria, integrantes de un nada casual “cinturón” geográfico en torno a las fronteras europeas de Rusia.
Por último, no olvidar que hay un objetivo hegemonista esencial que nunca permitirá la difusión del menor dato, criterio o aseveración que coloque obstáculos o desarticule sus retorcidos propósitos: los sectores norteamericanos de poder, luego de la debacle de la URSS y el socialismo europeo, no están dispuestos a admitir la reorganización o el surgimiento de nuevas potencias mundiales, mucho menos de signo contrario a la conversión del planeta en un feudo de sello Made in USA.
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