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jueves, 3 de octubre de 2024

De aspavientos y de realidades

¿Es un “triunfo” de Trump el reciente acuerdo comercial con China?...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 17/01/2020
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China-USA acuerdo comercial
China y los Estados Unidos firmaron la primera fase de un acuerdo destinado a poner fin a la guerra comercial desata-da por Trump.

Si solo consideramos las poses y las declaraciones del presidente de los norteamericanos para calificar el reciente protocolo comercial suscrito con Beijing destinado a poner fin a la guerra económica que Washington desató contra el gigante asiático, sin dudas el “jefazo” de la Casa Blanca resultaría, en buen anglosajón capitalista, todo un “triunfador”.

Hay que ver la desaforada gestualidad de Donald Trump en las fotos divulgadas sobre la firma y, por supuesto, sus auto alabanzas por “haber doblegado” a esa China “tramposa y taimada” que tanto mal ha hecho a la economía y al bienestar del pueblo “americano.”

Dos razones hay en este desborde de opereta: un ego del tamaño de la geografía gringa, y una urgencia por ganar espacios de cara a su posible reelección en los comicios de noviembre próximo.

Así las cosas, la fanfarria trumpista relata como “impuso a China” compras en los Estados Unidos que alcanzarán unos 200 mil millones de dólares en los próximos dos años, pero no habla de que solo en 2017 el gigante asiático ya gastaba 127 mil millones en mercancías y servicios norteamericanos, de manera que la “diferencia” no es tan “suprema” ni mucho menos.

Por demás, Trump se jactó de mantener vigentes, hasta una segunda etapa de  las negociaciones bilaterales, la imposición de aranceles a importaciones chinas por 360 mil millones de dólares, que en realidad no han pasado de ser (en negativa medida) un boomerang en materia de precios para comerciantes y consumidores estadounidenses, dependientes del amplísimo e indispensable surtido Made in China.

Debemos tener esa “carta en la manga” para presionar en la nueva ronda de conversaciones, enfatizó el “sagaz” magnate inmobiliario devenido presidente.

Frente a tan intencionada andanada, contrasta la calma y la sosegada paciencia china. El viceprimer ministro Liu He, quien asistió a la firma en Washington, fue directo y sencillo en sus palabras, y se centró en leer un mensaje del presidente Xi Jinping donde se dice que el acuerdo es “bueno para todo el mundo”.

Fuentes estadounidenses no obstante mostraron su desacuerdo con la exultación de su mandatario. Bien visto, decía una de ellas, no era necesaria una guerra comercial para lograr lo que se ha firmado, mucho menos teniendo en cuenta la siempre presente disposición de Beijing al diálogo.

Otros iban más lejos al asegurar que si bien China cedió en algunas áreas, “evitó hacerlo en determinados pilares de su avance económico global en los últimos tiempos”, como el subsidio a muchas de sus industrias para apoyar su competitividad, o aspectos “relativos a la ciberseguridad.”

Terceros juicios advirtieron que “son precisamente los gravámenes de Trump a las importaciones chinas un  factor de controversia interna, ya que sus costos están siendo transferidos a empresas o consumidores locales y no totalmente a Beijing, como prometió el presidente.”

Y concluían textualmente que si bien "el acuerdo comercial limita algunos daños a corto plazo para la economía norteamericana, China podría terminar siendo el ganador cuando el polvo se asiente".

 De todas formas, vale resaltar y recordar que entre China y los Estados Unidos los conceptos en materia de finanzas y economía son diametralmente opuestos,

Para el capitalismo hegemonista gringo la ganancia exclusivista, desmedida, inmediata y por sobre todo límite ético, moral o político, es la premisa básica de sus actos, mientras que para China la solidez de sus ganancias requiere de la vitalidad de las ganancias de todos los demás.

Y al final, ahí están los hechos objetivos y tangibles: el déficit comercial de los Estados Unidos con China ronda hoy los cuatrocientos veinte mil millones de dólares, en tanto  su deuda con el gigante asiático suma un billón 592 mil millones de dólares, equivalente a más de un tercio de los casi cuatro billones de dólares en letras del Tesoro, notas y bonos gringos en poder de países extranjeros, según muestran datos de la publicación Forbes México.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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