lunes, 30 de septiembre de 2024

Aun en ascuas

La posición iraní es clara en cuanto a las pretensiones norteamericanas sobre el sacudido pacto nuclear con la República Islámica...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 08/04/2021
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Reunión-Viena-Irán
La comisión sobre el Pacto nuclear con Irán reunida en Viena con la cercana ronda de Washington.

Este abril ha dado paso a una conferencia en Viena de los firmantes del tratado sobre el uso pacífico por Irán de la energía atómica, ante la posibilidad de la vuelta de los Estados Unidos a dicho protocolo, del que Donald Trump se desentendió unilateralmente en 2018.

Bajo la denominación oficial de Plan Integral de Acción Conjunta, el acuerdo con Teherán, suscrito además por Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania, estableció en 2015 los sensatos parámetros para el manejo de los trabajos persas en materia atómica, y propició un clima de distensión entre la nación islámica y aquellos gobiernos preocupados por el tema o interesados en un equilibrado entendimiento.

Sin embargo, la administración Trump, con su manía de modelarlo todo a partir de su particular capricho e intereses, no solo pretendió boicotear con su brusca retirada una de las joyas diplomáticas de nuestros días, sino que además impuso a Teherán una larga cadena de sanciones para obligarle a rendir banderas.

Desde entonces, Irán ha hecho un formidable ejercicio de paciencia en espera de una reacción adecuada de los firmantes occidentales con relación al chantaje estadounidense, hasta que decidió una gradual escalada de sus trabajos nucleares dentro de las opciones previstas por el acuerdo, ante variantes obstruccionistas como la provocada por Washington.

Con el cambio de inquilino en la Casa Blanca, sin embargo, el anuncio de un posible retorno gringo al protocolo ha mostrado carecer de toda la limpieza que merecería.

Si Trump perseguía modificar a empujones el pacto a tono con sus individuales exigencias, la administración Biden pretende ahora su reingreso mediante una renegociación a su gusto de la letra original, y de la peregrina e irracional inclusión de acápites sobre un archivo tan ajeno como el avanzado programa persa de misiles.

Sin dudas, todo un dechado de “agudeza” Made in USA, de esa que “supera con creces” la bobería y la obstrucción mental que se espera en interlocutores de áreas “salvajes” y regadas por la “mediocridad”, tan ajenas a la espléndida civilización norteamericana.

Solo que las cosas no podían marchar bien para quien no admite ni reconoce nada diferente. De manera que Irán ha sido y es contundente en sus respuestas, y no deja resquicios ni nichos favorables a tanta demagogia, desprecio y manipulación.

No habrá tratativas ni conversaciones con Washington, ni directas ni indirectas, hasta tanto los Estados Unidos no levanten incondicionalmente las sanciones impuestas a Teherán, como tampoco se le admitirá apartarse un ápice de la letra original del acuerdo, ni mucho menos incluir aspectos de la defensa militar persa en un acta que fue producto de largas, complicadas y concienzudas negociaciones.

Se trata entonces del retorno terminante a un entendimiento que en su momento llenó de satisfacción a todas las partes involucradas y al resto de la comunidad internacional. Se sabe que en Viena ha estado por estas horas una delegación norteamericana encabezada por el responsable para el tema iraní, Robert Malley, quien, aunque ausente a la sala de sesiones de los firmantes del acuerdo nuclear, al parecer ha pretendido estudiar resquicios para colocar sobre la mesa los “novedosos criterios” gringos que, de aprobarse, harían a la Casa Banca volver a ser parte del protocolo.

Sin embargo, la repuesta iraní ha sido concluyente, precisamente por su contenido lógico, responsable y ético: “…el señor Malley se irá de Viena con las manos vacías”, si el diálogo no da como resultado primero y sustancial “el levantamiento de todas las sanciones de los Estados Unidos contra Irán”.

Al fin y al cabo, fue Washington y no Teherán quien se largó de la mesa, y nada justifica que se cambie el mobiliario político y diplomático para que vuelva a ocupar la butaca que dejó atrás.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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