Grecia lanzó ayer un contundente mensaje de rechazo a las políticas de austeridad impuestas por la troika. La amplia victoria del «no» promovido por el primer ministro, Alexis Tsipras, dejó en evidencia que la sociedad helena ya no soporta más ajustes y exige un nuevo modelo europeo. En total, más de un 60% de los votantes rechazó los planes de las Instituciones (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional). Ahora quien tendrá que mover ficha es, precisamente, Bruselas. Por el momento, Jean-Claude Juncker, presidente de la comisión, está analizando los resultados con los líderes de la Eurozona y el martes celebrará una conferencia extraordinaria. El «premier» griego, por su parte, insistió en que su intención es retomar hoy mismo el diálogo.
«Ha sido una victoria de la democracia frente al chantaje», proclamó Tsipras en una intervención televisada cuando ni siquiera había concluido el recuento. «La pregunta no es sobre si seguir o no en Europa, sino sobre qué modelo de Europa queremos», argumentó el primer ministro, que defendió los valores de la «solidaridad y la democracia». Reconoció que «no hay soluciones fáciles, pero hay soluciones justas mientras haya buena voluntad por ambas partes» y, al igual que el ministro de Finanzas, Yannis Varoufakis, se mostró conciliador hacia los socios europeos, a quienes invitó a «cooperar». Sobre la mesa, dos cuestiones clave: la deuda y la solvencia de la banca. «Se necesita una reestructuración de la deuda», remarcó, señalando que su mandato tiene como objetivo que el peso del pago no recaiga sobre los sectores desfavorecidos sino sobre quienes más recursos tienen.
La pelota en el tejado europeo
«Soy consciente de que el mandato que me dais no es un mandato de ruptura, sino un mandato para una solución sostenible», remarcó Tsipras. De este modo, subrayaba que entiende la amplia victoria como un plus de legitimidad a la hora de negociar. El problema es que dos no pactan si uno no quiere y los primeros mensajes que llegan desde Bruselas y Berlín no son alentadores. El presidente del Parlmento Europeo, Martin Schulz, consideró que ahora le toca a Atenas presentar una propuesta. Cuando las urnas estaban abiertas y buscando influir en el resultado, había sacado toda la artillería al asegurar que un triunfo del «no» supondría que Grecia abandonase el euro. Más desafiante, el vicecanciller alemán, Signar Gabriel, consideraba que Atenas había «roto todos los puentes».
Habrá que ver si estas primeras declaraciones son fuegos artificiales producto de la frustración ante un resultado adverso para sus intereses o anticipan una posición todavía más dura a la hora de negociar. Varoufakis ha reiterado que debería llegarse a un acuerdo entre hoy y mañana. Lo mismo remarcan otras fuentes del Ejecutivo heleno consultadas por GARA. No obstante, también es cierto que las instituciones (antigua troika) habían fiado buena parte de su estrategia a una derrota de Tsipras en las urnas. Ahora es momento de replantear la posición y parece que esta será una noche larga en los centros de mando de Bruselas, París o Berlín. Hoy está previsto que se mantengan encuentros para preparar la conferencia extraordinaria de mañana, por lo que comenzará a apreciarse si la postura inflexible ha variado.
En este contexto no se puede olvidar que hay cuestiones urgentes. La primera, la liquidez de los bancos griegos. Hoy se cumplirá una semana con las sucursales cerradas debido al control de capitales y diversos líderes del Ejecutivo heleno han insistido en que las restricciones se levantarían mañana, pero la última palabra la tiene el BCE.
Euforia en Syntagma
«Grecia dio el primer gran “no” frente al fascismo en la Segunda Guerra Mundial (en referencia al rechazo de Ioannis Metaxás a las condiciones impuestas por Benito Mussolini en 1940) y ahora lo hacemos contra las políticas de austeridad», aseguraba Thomas Tsoupos, que participaba en la gran concentración organizada en Syntagma.
Entre gritos de «ahora son los ricos los que tienen miedo», miles de personas clamaban por el fin de las políticas de austeridad. En realidad, buena parte del mensaje estaba dirigido hacia el resto de países europeos. Como señalaba Chryssa Kouseia, «la UE tiene que revisarse y volver a los principios de igualdad y democracia». Habrá que ver si sus líderes escuchan el mensaje.
La nueva propuesta griega se apoyará en el informe del FMI
Uno de los principales negociadores griegos en las conversaciones con la troika, Euclid Tsakalotos, anticipó ayer que las líneas maestras de la estrategia griega tras el referéndum se apoyarán en dos pilares: el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que reconoce que la deuda griega es insostenible y un nuevo mandato para Atenas, amparado en la voluntad del pueblo griego.
«Nuestros acreedores deben enterarse de que la realidad ha cambiado», declaró Tsakalotos en comentarios recogidos por la cadena británica Sky News.
Tras conocer el resultado, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, acordaron pedir a sus socios la celebración mañana de una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona.
Hoy se celebrará un primer encuentro, a nivel técnico, en el que participarán los «número dos» de los ministerios de Economía de la zona euro. Según informaron fuentes europeas, celebrarán una teleconferencia a las 16:00.
El Gobierno griego ha asegurado que hará «todo lo posible» para lograr cuanto antes un acuerdo con los acreedores internacionales, según declaraciones del portavoz del Ejecutivo, Gabriel Sakellaridis. «Las negociaciones deberán concluir muy pronto, incluso en 48 horas», declaró Sakellaridis a la televisión griega.
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