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viernes, 15 de noviembre de 2024

Aprender de Missouri

El lance puede significar un retroceso enorme en los esfuerzos por neutralizar el racismo, que constituye el más grave problema social de los Estados Unidos...

Jorge Gómez Barata en Exclusivo 05/12/2014
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Fuera de los 12 jurados que en Ferguson decidieron exonerar sin juicio al policía Darren Wilson, no aparece una sola persona o institución en todo el mundo que considere, ni siquiera razonable, una determinación que protege al homicida y deja indefensa a la víctima,  sin reparación a sus deudos, y pone en riesgo a la comunidad. 

El joven Michael Brown (EPD) no podía sospechar que alguna vez su nombre pudiera ligarse al destino de su país. Tampoco el policía Wilson, quien sin justificación creíble lo ultimó, podía intuir que su acción provocaría una reacción de la magnitud que se asume en Estados Unidos y en el mundo.

No se necesita ser excesivamente listo para percatarse de que simbólicamente, quienes hace unas semanas dieron a los republicanos la mayoría en ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos, son los mismos que, en calidad de Gran Jurado, paralizaron la acción de la justicia.

Así, fría y calculadamente, los decisores blancos han recordado a Barack Obama y al fiscal general, Erik Holder, también negro, los límites de su poder.

Por otra parte, el desafortunado evento revela algunas complejidades del estado norteamericano, evidencia las dificultades para gobernar a los Estados Unidos, sobre todo por un representante de las minorías, y de paso subraya la naturaleza visceralmente racista de la verdadera oposición a Barack Obama.

El lance puede significar un retroceso enorme en los esfuerzos por neutralizar el racismo, que constituye el más grave problema social de los Estados Unidos, y el único asunto doméstico con potencial para desestabilizar al país.

Sólo en Estados Unidos puede ocurrir que contraviniendo las intenciones del presidente y las instrucciones del Secretario de Justicia que deseaban una investigación exhaustiva e independiente, nueve hombres blancos impongan su voluntad, e irresponsablemente detengan la acción de la justicia y, de modo inapelable, impidan que el homicida sea ni siquiera presentado ante un juez.

El escrupuloso respeto por la ley que obliga al presidente a acatar un veredicto de matriz esencialmente política y obviamente racista, contrasta con la impunidad, que en nombre de las misma leyes, se concede a un “gatillo alegre” a quien no le bastó con neutralizar a un joven desarmado, sino que lo acribilló a balazos cuando la víctima no tenia la menor posibilidad de causar daño.

Por la acción del policía homicida y por la decisión de un Gran Jurado que tomó meses para meditar, los Estados Unidos pueden retroceder 60 años en la ejecución de una política política difícilmente diseñada, y que mediante la supresión de la segregación racial y la lucha contra la discriminación, ha tratado de dejar atrás la más adversa herencia de la nación y el más grave problema social del país.

Los presuntos ganadores de esta lid definida por 12 individuos han obtenido una victoria pírrica, mientras que los perdedores, que son los negros, las minorías, especialmente los hispanos, los pobres de cualquier color y el proyecto de país impulsado por Martin Luther King y acogido por el presidente Kennedy y las administraciones que han trabajado por dejar atrás la división racial, hoy tienen razones para sentirse frustrados.

Tal vez sea el momento de precisar, para de algún modo tratar de contribuir a que no vuelva a ocurrir, que algunos de los que ahora perdieron la batalla contra el racismo estuvieron entre los que, al abstenerse de votar, facilitaron el éxito a los conservadores y los elementos de derecha, y deslegitimaron a la administración y al presidente que pudo haberlos apoyado.

Las calles y las protestas son un recurso y un instrumento de la democracia, pero también lo son las elecciones. Allá nos vemos.


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Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.


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