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lunes, 11 de noviembre de 2024

Acuerdo y desacuerdos, pero pagarán (+Fotos)(+Audio)

El arreglo del gobierno argentino con el FMI será sometido al Congreso Nacional, en medio de una disputa política sobre qué sería lo mejor para el país...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/02/2022
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Alberto Fernández-Premier-Barbados
El viaje internacional culminó en Barbados, donde Fernández reconoció ante la premier Mottley que percibía una atención insuficiente de los países de América Latina a los Estados caribeños.

Aunque la reciente gira del presidente Alberto Fernández y sus fructíferos resultados debieran alegrar a la población argentina, y así es en alguna medida, la espada de Damocles que representa para este país el acuerdo preliminar adoptado por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) le quita el sueño a una preocupada mayoría.

El mandatario viajó este mes poco después de firmar el principio de entendimiento con el FMI que, sin embargo, generó la renuncia por discrepancia del presidente del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner, y masivas protestas en las calles.

El nuevo brote de la COVID-19, pese a los esfuerzos de contención del gobierno, también pesaron en este viaje de seis días, en el que las cifras de enfermos y muertos sigue en alza.

Colaboradores del mandatario, no obstante, estaban de buen talante por el documento convenido que es, dijeron, el mejor posible en las circunstancias económicas actuales.

Algunas voces políticas aplaudieron la actitud de la Casa Rosada pues, dada la inmensa deuda dejada por el gobierno derechista de Mauricio Macri, de 44 000 millones de dólares, el impago cerraría las puertas a otras fuentes de financiamiento y mostraría un país débil incapaz de respetar sus deudas. Pero le reprochan al mandatario su cambio de actitud, ya que había asegurado que no pagaría a costas del pueblo y ahora quiere, o tiene que hacerlo, cuando la economía está aun más debilitada con el paso de la COVID-19, el aumento del desempleo, y la inflación.

Aunque el gobierno pactó sus credenciales de pago con el FMI, el acuerdo definitivo está todavía en preparación antes de pasarlo al Congreso Nacional para su votación, posiblemente antes de que concluya marzo. El 22 de ese mes vencerá un pago de 2 900 millones de dólares al ente internacional, que Argentina no puede costear.

En el ministerio de Economía, según medios de prensa, trabajan contra reloj para que esté redactado en menos de dos semanas el Memorando de Entendimiento Final.

Ese texto debe ser aprobado por el Directorio del FMI comandado por Kristalina Georgieva, para que luego la Secretaría de Legal y Técnica de la Presidencia elabore el proyecto de ley que llegará al Parlamento.


 Kristalina Georgieva junto a Martín Guzmán ministro de Economía.

Con un ejecutivo convencido ahora de que “hay que pagar” a lo que se opone un ala del oficialista Frente de Todos (FdT), todavía el oficialismo piensa en poder revertir el cobro de la sobretasa por la toma de un crédito récord.

Si el gobierno de Fernández se plantea pagar para dejar las puertas abiertas a otros financiamientos, tiene que concentrarse, afirman economistas, en lo complejo del proceso de crecer para pagar la deuda, sin que todavía se conozca cómo y hacia dónde guiar la economía.

Esta semana, informaron fuentes cercanas a la Casa Rosada, el ministro de Economía, Martín Guzmán, sostuvo reuniones virtuales con funcionarios cercanos a Georgieva, además de que otros dirigentes hablaron también con tecnócratas de la administración estadounidense de Joseph Biden, muy interesados por el pago argentino.

CALMAR LAS AGUAS

Para calmar las aguas, el gobierno de Fernández mediante sus voceros asegura que “no habrá sorpresas en el Memorando”, pues hay dudas de que el documento será a pie juntillas, como dijo en su momento Guzmán, hombre clave en las negociaciones.

El acuerdo será un Servicio Ampliado del Fondo (o acuerdo de facilidades extendidas), un préstamo que da un lapso mayor al país para devolver lo adeudado a cambio de una mayor intromisión del organismo sobre políticas “estructurales”. En la actualidad, alrededor de 15 países mantienen préstamos de este tipo, siendo Pakistán, Túnez y Ecuador algunos de los más importantes. A estas naciones se les exigen medidas específicas sobre sus empresas públicas, sistemas previsionales y leyes de inversión, entre otros. Sin embargo, a contramano de sus pares, las autoridades argentinas habrían logrado algo inédito: acordar un Servicio Ampliado del Fondo a repagar en 12 años que no incluiría ninguna reforma estructural.

No obstante, la desconfianza es alta en las filas del oficialismo, en tanto la oposición aplaude el acuerdo, ya que esta medida les permite la impunidad ante una deuda que se contrajo contrariando las propias reglas del Fondo, como el hecho de ser otorgada para fines electorales y no como ayuda para aliviar un país en crisis.

Según denuncian fuentes políticas, Macri y otros delincuentes de cuello blanco se enriquecieron aun más de manera ilícita mediante una cuenta que jamás se concretó en obras sociales o incremento del empleo. El pasado gobierno neoliberal endeudó al país por 100 años y contrajo no sólo la mayor deuda de la historia, sino que las divisas obtenidas fueron llevadas a paraísos fiscales, sin que hasta ahora hayan sido juzgados los catalogados como estafadores.

VERDES DE RESPIRO

El próximo mes, las actuales negociaciones estarán muy aceleradas para iniciar, además, el camino de refuerzo de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BRAC). O sea, desembolso de dólares frescos del FMI en concepto de devolución de vencimientos ya abonados por un monto de 4 000 millones de dólares, lo que es un alivio para las arcas casi vacías del país.

A esta buena nueva, de concretarse, se une el ingreso de liquidación de exportaciones del agro, que este año se estima tendrá de nuevo niveles altísimos. Las dos sumas podrían recomponer un perfil de divisas considerada la base de la estrategia oficial de “crecer para pagar”, junto a la certeza del presidente de que —según el acuerdo en pauta— en cuatro años no habrá desembolso del Estado para el FMI. La batalla será entonces para impedir la suba de los intereses del préstamo.

Pero no todos creen en la simplicidad aparente de un acuerdo con el acosador ente financiero, que ya llevó una vez el país a la ruina bajo el mandato de Carlos Menem. El siempre recordado mandatario Néstor Kirchner, que también cargó con la deuda de regímenes anteriores, se negó en 2005 a pagar un centavo a los acreedores del FMI y, con enorme valentía, sacó a la Argentina de la ruina económica dejada por los neoliberales. Kirchner fue tajante: “la deuda en los términos actuales es impagable”. Y no pagó.

De una u otra manera, endulzado más o menos el acuerdo definitivo, los partidos integrantes del Frente de Izquierda Unidad (FIT-U) plantaron cara a la Casa Rosada bajo la consigna de “las estafas no se pagan” y realizaron una movilización hacia Plaza de Mayo en la que participaron millares de personas miembros de 200 organizaciones sociales y gremiales.

“El FdT acordó con el FMI un nuevo pacto que significa más dependencia, más extractivismo y más pobreza para nosotros”, sostuvieron las organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos y ambientalistas en el documento conjunto leído durante el acto, replicado en otras ciudades del país.

Recordaron que en Argentina los índices de pobreza son superiores al 52 %, mientras miles de niños están en estado de desnutrición, aseguraron, igual o peor a los países africanos e indicaron que el acuerdo con el FMI es un instrumento de Estados Unidos para someter a los pueblos del Sur y ponerlos de rodillas ante los organismos multilaterales y los fondos buitres.

Además, las organizaciones sostuvieron que el pacto condicionará “toda la economía en contra de los intereses del pueblo”; y que implica también “una verdadera pérdida de soberanía”.

PRESIDENTE DE VIAJE

A principios de este mes Fernández viajó a Rusia, China y Barbados, y retornó a Buenos Aires con una valija bien cargada, no solo desde el punto de vista de las relaciones bilaterales, sino en el orden económico, pues firmó jugosos convenios con los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping. Concluyó su periplo en la isla caribeña de Barbados, donde intercambió con la primera ministra Mia Mottley y otros jefes de gobiernos de la región en su condición de presidente protémpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Durante seis días, y una intensa agenda cumplida, Fernández —según su equipo acompañante— sostuvo importantes conversaciones con los líderes euroasiáticos.

Putin y su invitado se reunieron en el Kremlin donde trataron temas relacionados con las relaciones bilaterales, el estado y las perspectivas para el desarrollo ulterior de lo que denominaron una asociación estratégica integral de los dos países en las esferas política, comercial, económica, cultural y humanitaria.

Palabras de agradecimiento tuvo el visitante hacia Rusia, ya que, dijo, “fue muy importante cómo nos apoyaron cuando las vacunas contra el coronavirus escaseaban en el mundo” y recordó “los resultados formidables de la Sputnik V en la Argentina”.

El mandatario suramericano consideró ante Putin que su país puede convertirse en lo que llamó una “puerta de entrada” de Rusia a América Latina. “Podríamos ser un trampolín para que usted desarrolle la cooperación con los países de América Latina”, afirmó, y puso como ejemplo la distribución de la vacuna rusa a Ecuador, Perú y Paraguay.

La gira continuó en China como parte de las celebraciones por el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.

De muy relevante calificó el gobierno austral el encuentro con el presidente Xi Jinping, en especial en el campo económico, en el que suscribieron importantes acuerdos de colaboración.

El más relevante es el referido a la incorporación de Argentina a la Ruta de la Seda, a la que se han adherido más de 140 países. En un principio, China invertirá 23 000 millones de dólares para diversas obras públicas, lo que aliviaría la pésima situación económica heredada del neoliberal Macri.

El viaje internacional culminó en Barbados, donde Fernández reconoció ante la premier Mottley que percibía una atención insuficiente de los países de América Latina a los Estados caribeños.

Durante la cita, los dos líderes articularon proyectos de cooperación, en especial el que permitirá a Barbados trabajar en la producción de trigo resistente al cambio climático, un renglón de alto desarrollo en Argentina y cuya patente pertenece al Estado Nacional.

Otro punto de la agenda estuvo remitido a un mayor intercambio de turismo y la posibilidad de generar vuelos de Aerolíneas Argentina. También Fernández refirió la intención de crear un banco de alimentos utilizados en casos de catástrofes naturales, en los que participen principalmente Argentina, Brasil y México que son los tres mayores productores.

Concordaron en la posibilidad de pedir canje de deuda a cambio de acciones ambientales y, dijo el diario Página 12, reflexionaron sobre “la injusticia en la negociación dentro del FMI, ya que los países más ricos y desarrollados invierten mucho en políticas estatales y tienen déficit fiscal para contrarrestar los efectos de la pandemia, pero sin embargo le exigen otro tipo de políticas a países como los nuestros, que están en peores condiciones”.

Tras su reunión con Mottley, el mandatario sureño conversó también con los primeros ministros de las islas Granada, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Dominica.

Las cartas de Argentina, el FMI, Estados Unidos y otros actores están sobre la mesa. Los próximos días son vitales para el gobierno de Fernández que, como se percibe, no las tiene todas consigo.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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