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viernes, 27 de diciembre de 2024

Acabó la dictadura: Luis Arce asume como presidente de Bolivia

El nuevo mandatario, pidió permiso a la Pachamama este domingo para iniciar su gobierno progresista...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 08/11/2020
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Ceremonia - Bolivia - Arce
El jefe de Estado boliviano y el vicepresidente participaron este en las ruinas de Tiwanaku, en un acto interpretado como la toma de posesión ¨espiritual¨ antes del acto oficial de este domingo

Sentimientos de júbilo y renovación, de esperanza vive Bolivia este domingo con la asunción del presidente izquierdista Luis Arce y su vice David Choquehuanca, rodeados de un pueblo multicultural que vivió el último año bajo una dictadura racista impuesta por Estados Unidos (EE. UU.).

Rodeados de personalidades políticas de América Latina y otras latitudes que lo acompañaron en los actos protocolares, Arce y Choquehuanca, ganadores de las elecciones del pasado 18 de octubre con el 55,28 % de los votos válidos por el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), participaron en una ceremonia, representativa de la pluriculturalidad de ese país andino-amazónico.

A las 07:00, hora local de La Paz, la capital boliviana, comenzó la tradicional K'oa, un homenaje a la Pachamama, la madre tierra, en las inmediaciones de Plaza Murillo, donde se encuentran el tradicional Palacio Quemado, de gobierno, y el del Legislativo.

En el rito andino, los nuevos gobernantes que sustituyen a la presidenta de facto Jeanine Áñez y ponen punto final al régimen dictatorial que ella encabezaba pidieron a la tierra un buen camino a su gestión, bajo la orientación espiritual del Consejo Nacional de Amautas (Maestros), con el pueblo y las organizaciones sociales como testigos. Este es un acto único que se realiza en Bolivia, ya que fusiona un evento oficial con los usos, costumbres y saberes ancestrales de las antiguas generaciones indígenas.

Después, Arce y Choquehuanca, quienes retomarán el camino democrático e inclusivo que preconiza el MAS fundado por el expresidente Evo Morales, juraron sus cargos en una solemne ceremonia ante el pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la que ese partido también obtuvo mayoría comicial.

Desde ese lugar se trasladarán a la Casa Grande del Pueblo, un moderno edificio construido bajo el gobierno de Morales —quien fue derrocado por un golpe de Estado cívico-militar el pasado año y refugiado en México y luego Argentina— que alberga las oficinas presidenciales y de varios ministerios.

Los nuevos líderes bolivianos recibirán de inmediato a sus invitados —presidentes y delegaciones llegadas en últimas horas a La Paz— y disfrutarán de un almuerzo oficial con platos típico de Bolivia. Esta fiesta del pueblo boliviano culminara horas después con un desfile cívico-militar, en el que tomarán parte las organizaciones sociales y los mandos militares, que poco antes rindieron honores a las nuevas autoridades.

DÍAS DIFÍCILES PREVIOS A LA ASUNCIÓN

Los últimos días han sido tensos en Bolivia, ante las escaramuzas de la derecha de Santa Cruz —uno de los bastiones recalcitrantes contra el MAS— con acciones de violencia en las calles de este departamento y la negativa a aceptar la victoria de Arce y Choquehuanca.

Tal es el odio de los jefes cívicos de Santa Cruz que en días pasados realizaron un atentado con bomba en una sede capitalina del MAS donde se encontraba el presidente electo, quien resultó ileso. También, la derrotada Áñez, quien felicitó en su momento a Arce, pidió la repetición de las elecciones por considerarlas fraudulentas, en lo que se entendió como preparativos de un nuevo golpe de Estado contra un gabinete no instalado, pero con similares características al propiciado a Morales en noviembre de 2019.

Luego de ganar limpiamente las elecciones celebradas el pasado año, la Organización de Estados Americanos (OEA), cumpliendo órdenes del régimen ultraderechista de Donald Trump, afirmó que hubo fraude en los comicios, a los que había sido invitada esta organización como observadora.

Ante el peligro que aún permanece, el MAS, la Central Obrera Boliviana (COB) y otras organizaciones están en estado de alerta, ya que ninguna autoridad del gobierno de facto se pronunció sobre el atentado. No hubo en los días previos a la asunción protección alguna para los elegidos ni garantía para sus vidas. La COB está en emergencia ante posibles enfrentamientos impulsados por sectores que intentan boicotear la instalación de la democracia en el país y del gobierno de Arce.

El régimen ultraderechista de Áñez, apoyado por la oligarquía y la Iglesia Católica, destruyó en un año la gran mayoría de los logros socioeconómicos de los gobiernos de Morales e instauró una serie de medidas neoliberales que deben ser derribadas por los nuevos gobernantes.

En su desesperación por la pérdida de la derecha, grupos de Santa Cruz demandaron una auditoría de los comicios —como pretendió la OEA en 2019— pero solo obtuvieron la repuesta del secretario general de la organización sindical, Juan Carlos Huarachi, quien les pidió que no ofendieran al pueblo: “Basta de discriminación y racismo, acepten su derrota”, destacó Huarachi, líder indígena de gran prestigio en el país andino.

El Tribunal Supremo Electoral oficializó el pasado día 23 la victoria en primera vuelta del MAS, con el 55,18 % de los votos, frente al candidato de la alianza Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, quien obtuvo 28,89 puntos porcentuales.

MORALES DE VUELTA

La mentira de la OEA desató el golpe de Estado cívico-militar que obligó a renunciar al primer presidente indígena de ese país y asilarse en la embajada de México para evitar ser asesinado por las huestes militares. Ahora, luego del triunfo de Arce y Choquehuanca, quienes integraron su gabinete como ministros de Economía y Relaciones Exteriores, Morales anunció que retornará a su país en caravana desde Buenos Aires, pero aclaró que no formará parte del nuevo Ejecutivo.

El equipo de prensa del ex jefe de gobierno anunció que llegará hasta la ciudad de La Quiaca, por donde se espera cruce la frontera de Argentina con Bolivia para continuar su viaje por carretera.

Algunos medios bonaerenses afirmaron que el presidente argentino Alberto Fernández viajaría hasta la localidad fronteriza de Jujuy para despedirlo en su vuelta a suelo boliviano, donde recorrerá ciudades acompañado por miembros y referentes de pueblos indígenas hasta llegar a Chimoré el próximo día 11, justo un año después del acontecimiento que lo obligó a abandonar su país por esa misma ciudad.

Durante su estadía en Argentina, el exmandatario de origen aimara comandó la campaña del MAS, propuso la dupla ganadora de los comicios. Sufrió en tierras bonaerenses la pérdida de su hermana a causa de la COVID-19 y el vejamen de ser acusado en varios procesos fraudulentos que le impidieron postularse al Senado por Cochabamba.

Luego de su salida de Bolivia, observadores internacionales y la OEA reconocieron que no hubo fraude alguno en las elecciones del 2019. Se trató de un complot dirigido desde la embajada de EE.UU. en La Paz para, en su política de odio contra la izquierda latinoamericana, despojar a Bolivia de su legítimo líder y liquidar el sistema democrático y socialista.

Morales y su equipo de gobierno situaron a la nación andina en los primeros lugares de desarrollo en Latinoamérica. Durante varios años, su economía, bajo el mando de Arce, mantuvo un crecimiento consecutivo de un 4-5 % de crecimiento anual, algo insólito en la región.

Luego de un año de gobierno autoritario Bolivia es otra. La economía boliviana tiene una caída del Producto Interno Bruto (PIB) promedio mayor de 7 % para 2020, un aumento del desempleo del 12 % y el déficit fiscal mayor de 10 %. La economía en recesión, agravada por la pandemia de la COVID-19, y mal manejo de la gestión pública de Añez revertió los logros del MAS con legislaciones que privatizaron recursos naturales, servicios como agua, luz, telecomunicaciones y el transporte, además de entregar los recursos públicos a grupos corporativos y a la banca privada.

La presidente de facto, indican medios políticos, tendrá que responder por varios crímenes y el dictado de resoluciones anticonstitucionales. Ella podría ser procesada por incumplimiento de deberes, genocidio, asesinato, lesiones graves, lesión seguida de muerte, asociación delictuosa, privación de libertad y desaparición forzada de personas; según recomendación de un informe aprobado por la Asamblea Legislativa Plurinacional (parlamento).


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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