martes, 24 de septiembre de 2024

Temporada para recordar

Una gala que concilió expresiones de altos vuelos en ballet clásico y contemporáneo constituyó el final de la jornada dedicada al aniversario 65 del Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección artística y general de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 30/12/2013
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Segundo acto del Lago de los Cisnes
Annette y Dani en el segundo acto del Lago de los Cisnes

EVOCACIÓN A LAS LEYENDAS DEL CLÁSICO

Una coreografía convertida en lienzo viviente de la era romántica del ballet, a través de la caracterización de cuatro de las bailarinas que han trascendido las barreras temporales y espaciales, delineadas a través del danzar, en una reconstrucción histórica del ballet fue realizada por Alicia Alonso, quien tomó como punto de partida las versiones realizadas por Keith Lester y Antón Dolin.

La fuente documental inicial parte del montaje realizado por Jules Perrot, quien basó el argumento de su creación en la personalidad de cada una de aquellas divas. Ellas, a través de su interpretación mostraban la esencia de sus caracteres y la conceptualización de la estética del estilo de cada una, revelado en las variaciones en la ejecución, siempre intentando superar a las que le anteceden y continúan en el danzar.

Alicia realizó una investigación exhaustiva, no solo de temperamentos y cualidades artísticas, sino en modos de vestir, peinados y adornos de cabeza. También aportaron detalles decisivos a su coreografía los grabados, descripciones, análisis históricos de la técnica y el estilo de las divas de aquel momento, esenciales en la historia del arte en puntas.

La profundidad de este análisis le permitió a la coreógrafa realizar una proyección escénica con dinámicas que, en sus contrastes, develan los porqué de actitudes y gestos, como la fuerte personalidad de Marie Taglioni, quien se impone como la más relevante figura de su tiempo, y se regodea al mostrar las joyas en sus manos, con una gestualidad intencional. Y toda esta unión de rasgos definitorios quedó estructurada en el estudio de su arte y estilo realizado por Viengsay Valdés.

Gretel Morejón delineó la técnica y elegancia de mademoiselle Cerrito; Amaya Rodríguez logró plasmar en escena la gracilidad juvenil de mademoiselle Grisi; y Yanela Piñera esculpió en escena la energía plasmada en la gestualidad de mademoiselle Grahn.

EL HOMBRE PRIMITIVO EN POÉTICA GESTUAL

El sinónimo danzario masculino del grand pas de quatre se encuentra en Canto vital, de Azari Plisetski, en un lenguaje contemporáneo que revela un abanico de posibilidades expresivas y técnicas en la danza masculina, donde energía y fuerza equivalen a expresividad, con el apoyo musical del rondó final de la Sinfonía No.5 en do sostenido menor de Gustav Mahler.

Arián Molina interpretó el protagónico, resumido en la Naturaleza, con todas las vibraciones de su vitalidad, que se tradujo en la fuerza telúrica de su danzar. Serafín Castro perfiló a un ave poderosa, de una carga exuberante de energía; en tanto, la gracia de un pez fue traducida por Camilo Ramos, en un conjunto preciso de movimientos y pasos; mientras José Losada confirió a la Fiera, la fuerza incontenible de un felino al ataque.

LIRISMO EN UN ARTE MAYOR

El segundo acto de El Lago de los cisnes representa una de las expresiones de mayor alcance artístico en los llamados ballets blancos o expresiones de la era romántica del ballet clásico, que alcanza su esplendor en la versión de la Alonso, inspirada en la estructura argumental, coreográfica y musical Petisa-Ivánov-Chaikovski, con tres actos y un epílogo.

La historia de un amor sublime capaz de romper un hechizo de insondable misterio, simbolizado por un hechicero que convirtió a una princesa en hermoso cisne, es la historia narrada con una atmósfera plena de magia y ternura.

El arte balletístico adquiere efluvios poéticos en los pasos de Anette Delgado, quien logra transmitir esa atmósfera nimbada de lirismo que emana de sus brazos, devenidos alas del cisne blanco que dibuja, trazo a trazo en escena, al adquirir total ingravidez en el transcurso del acto.

Anette denota una técnica depurada en extensiones, giros y balances, un excepcional cambré (al describir un arco perfecto con la espalda hasta casi rozar el piso), y en los mutis, especialmente al final, donde materializa el don de lo etéreo en su port de bras o braceo.

Dani Hernández, como el príncipe Siegfried, mostró su condición de partenaire de primera línea, en un acto donde esta faceta prima en la labor del bailarín, pues la coreografía no incluye variaciones y su labor se concreta en la fluidez del diálogo con la bailarina y en su manejo de la princesa que ocultaba el cisne.

HECHIZOS Y MISERIOS EN UNA LECCIÓN DE ESTILO

Personajes que marcan el desarrollo de la historia, la van estructurando en sus apariciones, y su imaginario conecta al espectador con esta trama, tan conocida pero que guarda algunos enigmas, de acuerdo a la intensidad de las escenas y a las intencionalidades de los danzantes.

Escenas clave son centralizadas por Von Rothbard, el hechicero, logrado en su integralidad por la caracterización actoral y dancística de Alfredo Ibáñez. La armonía en la variación de los dos cisnes adquiere especial lucimiento por las ejecuciones de Verónica Corvea y Aymara Vasallo; mientras la coordinación de su baile fue permeada por la comicidad implícita en tan peculiar concepto del pas de quatre.

La labor del cuerpo de baile otorgó especial empaque a este cuento, que marca un hito en las creaciones de la era romántica del ballet. Un título que mantiene la mayor preferencia del público a nivel mundial y al cual Alicia le ha conferido un toque de magia en ausencia de las hadas.

 


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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