A Samuel Feijóo, una de las personalidades más polifacéticas y abarcadoras de la cultura cubana, está dedicada la sesión inaugural de la XXIII Feria Internacional del Libro, que se prolongará en La Habana hasta el próximo día 23.
Un artista inquieto, conocedor profundo del sentimiento que mueve al hombre de pueblo, lleno de una sensibilidad llana, que no simple; Feijóo fue el escritor que nos presentó a Juan Quin Quin y a Wampampiro Timbereta, y puso todo el sabor criollo de los campos de Cuba, a la vuelta de una página.
Poseedor de una locura creativa sin igual, este hombre –según quienes tuvieron la suerte de conocerlo- fue poeta, filósofo, novelista, cuentista, folclorista, dibujante, pintor, editor, escultor a deshoras y dramaturgo a ratos.
Nacido en La Jorobada, una pequeña localidad de San Juan de los Yeros, Ranchuelo, Villa Clara, se formó a sí mismo escribiendo y publicando poemas desde los 14 años, cuando ya se apreciaba de manera incipiente su posterior pasión por la investigación de las narraciones y la sabiduría popular
Del arte y las raíces cubanas bebió hasta llegar a ser uno de los principales conocedores de la cultura y el folclor cubanos, eso unido a su nata rebeldía y vocación de paladín y su sed de belleza dio como resultado uno de los más importantes exponentes de la literatura cubana del siglo XX.
En los años 30 comenzó a escribir libros de poemas y narrativa que luego publicaría años más tarde y es la época en que conoce a Robert Altman, visita Estados Unidos, se relaciona con muchos de los integrantes del grupo Orígenes y publica poemarios como Camarada celeste (1944), Aventuras con los aguinaldos (1947) y Beth-el (1949), este último calificado por Carilda Oliver Labra como “una música sin letras ni sonidos sale del espacio infinito de cada una de sus páginas maravillosas”.
Los cincuenta y sesenta lo afianzan como figura clave de la intelectualidad cubana, período en que publica sin pausa, manteniendo como temas principales el paisaje rural y como principal motivación, las tradiciones campesinas y afrocubanas, lo que lo llevó a desandar pueblos y bateyes perdidos en el mapa y el tiempo, para recopilar con celo cuanto conocimiento guardaban sus habitantes.
Su extensa obra poética es reconocida por prestigiosas voces de la cultura cubana; como Virgilio Piñera y Cintio Vitier, quien lo llamara “un poeta sabio, un niño sabio, un loco sabio”.
En la ensayística, destacan sus estudios sobre la evolución de formas poéticas como la décima y el soneto y sus investigaciones resultaron en textos cardinales como El negro en la literatura folklórica cubana (1980), Mitología cubana (1980) y Mitología americana (1983).
De su pintura, dijo Roberto Fernández Retamar: “lamento no haberme convertido también en pintor, como Fayad Jamís, que es tan buen poeta como pintor, o el gran Samuel Feijóo, excepcional figura de nuestras artes, que lo mismo dibuja que escribe poemas, pinta, hace novelas y dirige una revista como Signos, una revista floral, insólita, como un esperado meteoro.”
Junto a Signos, también figura como padre fundador de Islas, que edita en la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas.
Junto a las continuas reediciones de su vasta obra –en esta Feria estarán Beth-el, El sensible Zarapico y Tumbaga-, continúa el estudio de su legado, multiplicado en instituciones como la Casa de Investigaciones que en Santa Clara promueve y realiza desde 1995, una labor de profundización de los estudios vinculados con Feijóo, “ el mayor loco de Cuba”, el “zarapico”, el “kokorioco”, el artista incansable, el hombre y el poeta inquieto.
sanjuanero
14/2/14 13:27
Hola... la casa natal de Samuel Feijóo está a una cuadra de distancia de mi antigua casa en San Juan de los Yeras donde nací y viví 35 años. No sé de dónde sale el dato de que nació en la localidad de La Jorobada del mencionado pueblo. Salu2 cordiales.
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