Polo Montañez podría haber adivinado su muerte (+Canción)

Siempre pensé que era un tema triste. Demasiado. Una canción tan dolorosa, tan de despedida, no combinaba con la guajirá de amor que por aquellos 2001-2002 Polo Montañez regalaba a su fanaticada en Cuba.

“La última canción que se me ocurra debe ser, creo que debe ser romántica, una canción sentimental que lleve tanto amor que bañe al corazón de lágrimas”. Escuchar semejante texto parecía lógico, en parte, tras sus declaraciones: “y como uno siempre ha sido un poco enamorado, pues ya sabes… toda esa línea romántica no tenía por qué estar separada de la música tradicional cubana más movida”. Lo extraño: ¿la última canción?

Para qué hablar de finales con solo dos discos y demos promocionales de su próximo disco en plena popularidad. Para qué mencionar términos concluyentes después de un 2001 fenomenal. Parecía el tiempo del Celebrity de N´Sync, los Greast Hits: Chapter one de los Backstreet Boys y el debut de Gorillaz. Pero, en Cuba, era el año de Polo Montañez.

“El último minuto de mi vida debe ser, creo que debe ser romántico, donde pueda decir la última verdad de amor, de desamor y desengaños”. No sé si cuando escribió tal letra pensó en final alguno, si a sus dotes de jaranero, comunicador, campesino bonachón, se le sumó la de adivino. Algo de magia real maravillosa si tenía, por su historia y sencillez. En medio de una época alucinante de pop y con el auge del reguetón, venir a posicionarse en la muchachada precisamente aquel cuarentón con sus guarachas y sones montunos, típicos de los campos cubanos, era algo prodigioso.

Había esperado tanto para unos años como esos, después de ser carbonero, ordeñador de vacas, tractorista, cortador de cañas... No era destino sencillo. “Siempre soñé con vivir para la música. Pero no era fácil ni era tan claro el camino”, dijo una vez.

Polo fue en su tiempo el tercer cubano premiado con disco de platino por su primer CD Guajiro Natural, al cual siguió Guitarra Mía. De formación autodidacta, este cantante y compositor de unos cien temas, universalizó los ritmos más auténticos de la campiña en la Isla.

A quien componía canciones hit parade sin saber escribir notas musicales de sus obras; a quien había llegado a la fama en menos de tres años y con solo dos discos; a quien hizo bailar plazas enteras de México, España y Colombia; a quien conquistó un país desde el lomerío de Candelaria y con su forma genuina de hacer y ser, cómo se le ocurriría escribir de finales, de últimos… de nada.

Cuando escuché esa canción por primera vez me pareció muy triste. No era el Polo de su tema inicial de 1973 “Este tiempo feliz”, pero a la vez era el Fernando Borrego de “Cómo será mañana”. “Qué rara sensación, pero qué rara”. “La última canción” la sentí demasiado desgarradora, autobiográfica… providencial. Tan solo pocos meses después, cuando murió de esa forma tan inesperada, trágica… lo entendí todo.

“La Ultima Canción”

La última canción que se me ocurra debe ser

creo que debe ser romántica

una canción sentimental que lleve tanto amor

que bañe el corazón de lágrimas.

El último minuto de mi vida debe ser,

creo que debe ser romántico

donde pueda decir la última verdad

de amor, de desamor y desengaños.

(Estribillo)

El último rincón donde me esconda debe ser

creo que debe ser amargo

un lugar bien oculto, donde pueda hasta llorar

que nadie sepa de mi llanto.

El único futuro de mi vida debe ser,

creo que debe ser extraño

no creo que la suerte, ahora me venga a sonreír

después de haber vivido tantos años.

No soy de los que creo fácilmente al despertar

que el día puede ser exacto

hay días para mí, que me entretengo nada más

mirando los colores de mi cuarto.

Por eso en el último minuto intentaré

hacer mi corazón elástico

me quedan todavía muchas cosas por saber

por eso lucharé hasta el cansancio.

(Estribillo)

Aunque el último rincón donde me esconda debe ser,

creo que debe ser amargo

un lugar bien oculto, donde pueda hasta llorar

que nadie sepa mi llanto.

El único futuro de mi vida debe ser

creo que debe ser extraño

no creo que la suerte ahora me venga a sonreir

después de haber vivido tantos años....

el último minuto de mi vida debe ser romántico.