martes, 24 de septiembre de 2024

No está dicha la última palabra

Cubahora invita a desandar más de cinco décadas de accionar cultural del proyecto socialista y polemizar sobre los principales derroteros del sector ante las nuevas disyuntivas socioeconómicas que vive el país…

Mayra García Cardentey en Exclusivo 03/01/2014
3 comentarios
revolución cultura
La revolución siempre ha resaltado el lugar de la cultura

“La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un real patrimonio del pueblo. Y al igual que nosotros hemos querido para el pueblo una vida mejor en el orden material, queremos para el pueblo una vida mejor también en todos los órdenes espirituales; queremos para el pueblo una vida mejor en el orden cultural”. Así sentenció Fidel Castro Ruz en aquellas históricas Palabras a los intelectuales en junio 1961.

Marcaba de esta manera una voluntad política iniciada desde 1959, por alcanzar un amplio proceso de democratización de la cultura. En este sentido, desde los propios preceptos constitucionales, el Estado cubano la orienta, fomenta y promueve en todas sus manifestaciones, y particularmente preconiza la libertad de creación artística, la defensa de la identidad cubana, la conservación del patrimonio, la riqueza artística e histórica de la nación y la protección de los monumentos nacionales.

Con tales fines, en estos 55 años el proyecto socialista en Cuba se ocupa de atizar y desarrollar la educación artística, la vocación para la creación y el cultivo del arte y la capacidad para apreciarlo.

La Campaña de Alfabetización, la creación de la Imprenta Nacional, la instauración de instituciones iconográficas del país como el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la Casa de las Américas y la Escuela Nacional de Arte, sellaron la intención primigenia de la Revolución en el plano cultural desde los años iniciales.

¿Cómo han sido estos 55 años de política cultural cubana? ¿Qué lecciones históricas afloran tras décadas de gestión e institucionalidad artística? ¿Qué nuevos derroteros enfrenta el sector en la actualidad? Cubahora analiza.

DEMOCRATIZACIÓN DE LA CULTURA

Durante estos términos de tiempo es innegable la labor estatal progresiva en este campo, en aras de privilegiar una expansión cuantitativa y cualitativa de una cultura general e integral, como parte esencial de una política defendida en asociaciones y congresos de periodistas, creadores, científicos y educadores.

Las instancias representativas de la nación se han preocupado por mantener lo que el presidente de la Unión de Escritores de Cuba (UNEAC), Miguel Barnet, ha dado a llamar “una profunda vocación humanista en función del perfeccionamiento de la sociedad”.

Abel Prieto, por el 2007, brindaba para el sitio La Jornada una de las definiciones más acertadas sobre lo que ha significado la Revolución cubana y su política cultural en cuanto a la extraordinaria amplitud en términos de convocatoria: “no tiene nada que ver con el sectarismo, con el dogma, no es chovinista sino muy abierta, tiene una vocación universal”.

“Cuba reivindica permanentemente un pensamiento de la emancipación que tiene mucho que ver con la democratización del producto cultural, de las artes plásticas, del cine. Nos interesa un lector, un espectador, un receptor de la cultura, participativo y al mismo tiempo preparado para conocer, entender lo mejor e incluso lo más sofisticado del arte”, explicaba en aquel entonces el Ministro de Cultura.

Con este fin, durante los primeros años se desarrollan un importante número de programas de amplia repercusión social, que tendrían una continuidad y perfeccionamiento en décadas posteriores.

A los centros ya creados se sumaban otros como el Consejo Nacional de Cultura en 1961, primera institución gubernamental independiente y el Instituto Cubano del Libro, en 1967, responsabilizado de la política para el desarrollo y promoción del libro y la literatura; ambos constituyen los antecedentes del surgimiento del Ministerio del ramo.

Se añadió a inicios del 60 la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), pilar fundamental para aglutinar a la vanguardia creadora al servicio de una nueva sociedad.

Desde entonces, varios han sido los congresos de las organizaciones de masas, políticas y culturales que han abordado sobre la extensión y profundización de una cultura de masas, y por hacer del arte un arma de la Revolución Cubana, como el recién concluido cónclave de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que aúna hace más de dos décadas el accionar artístico joven de Cuba.

En el período constituyen estrategias primordiales la incorporación activa del pueblo en la cultura; el estudio y reconocimiento de las raíces y tradiciones; la organización del sistema de enseñanza de las artes, desde el nivel elemental, hasta el superior; la creación de escuelas formadoras de instructores de arte en cada una de las provincias; la concepción de una cinematografía nacional; la extensión de los servicios culturales a las zonas rurales y montañosas; un creciente movimiento editorial, con el desarrollo de sellos territoriales; y el surgimiento y potenciación de una amplia infraestructura institucional dedicada a promover la creación artística y literaria, integrada por Casas de Cultura, bibliotecas, galerías, museos, teatros, cines, salas de video, entre otras.

LIBERTAD EN LA CREACIÓN ARTÍSTICA: DE PALABRAS A LOS INTELECTUALES Y EL QUINQUENIO GRIS

Analizar estos 55 años sin mencionar fenómenos socioculturales como el discurso Palabras a los intelectuales de Fidel Castro Ruz y la polémica alrededor de las mismas, así como el denominado Quinquenio gris, sería, por menos, desacertado.

La medular intervención de Fidel en Palabras a los intelectuales en 1961, aún hoy a 52 años, implica interpretaciones variopintas que el propio Abel Prieto, actualmente asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, intenta definir con claridad, especialmente la reproducida frase: “dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”.

“Lo que pasa es que cuando tú sacas eso y lo conviertes en un eslogan, la gente dice bueno, y quién interpreta lo que está dentro y lo que está contra. El propio Fidel dice que incluso dentro de la Revolución tiene que haber un espacio para que trabajen en la cultura y colaboren con nuestra obra cultural inclusive aquellos intelectuales que no se consideren revolucionarios. Es decir, el dentro no es exclusión, es convocatoria amplísima a todas las tendencias. Después los exégetas, en nombre del dogma, traicionaron ese discurso”, explicó Prieto a La Jornada en el 2007.

Una de las etapas más controvertidas sobrevino entonces en la que Ambrosio Fornet denominó como el “Quinquenio Gris” (1971-1976).

Constituyó un ciclo complejo y polémico, marcado por temas tabús y discriminaciones a la que no se pretende regresar. “Hoy la dirección de este país ve muy críticamente esa etapa, por suerte breve, donde nos apartamos de la política cultural que la Revolución inauguró en 1961 y en la que se invitaba a unirse en la obra cultural a los artistas y escritores de todas las tendencias, de todas las generaciones; católicos, comunistas, incluso no revolucionarios, pero que fueran honestos”, explicó Abel Prieto, durante la primera década del dos mil ,cuando el debate crítico entre los intelectuales a propósito de la teledifusión de varios programas sobre los principales implicados en el contexto.

Como cierre del “Quinquenio”, se creó el Ministerio de Cultura en un paso significativo: los derroteros de la política del sector comenzaron a ser menos “políticos” y más “culturales”.

Pero las restantes etapas no estuvieron exentas de determinado accionar inefectivo. También se produjeron algunas dificultades y limitaciones, como las incomprensiones al movimiento artístico de los ochenta, los cuales generaron otra serie de problemas que fueron analizados en el Consejo Nacional de la UNEAC en mayo de 1992.

Incluso con desavenencias y errados procederes, el país continuó generando condiciones para la creación artística y literaria, que posibilitó la producción de obras con una calidad y originalidad que alcanzaron prestigios a nivel internacional.

POLÍTICA CULTURAL 2013: IDEOLOGIA Y ECONOMÍA DEL ARTE

No ha sido bregar idílico: en medio de situaciones difíciles de índole económica y política, especialmente luego del Período Especial, las instituciones se vieron afectadas materialmente, se deterioraron las infraestructuras y el presupuesto se redujo de manera considerable. De ahí que se aplicara la necesidad de asumir tres formas de funcionamiento en el ramo: el sistema presupuestario, el financiamiento mixto y el autofinanciamiento, en aras de favorecer un nivel de independencia y sobrevivencia en el sector.

Estos escenarios ponen sobre la mesa el debate e implementación de un desarrollo para la cultura en Cuba, que implica formas de gestión dinamizadas y proactivas. “La política cultural cubana necesita más coherencia para transformar los actuales paradigmas consumistas y promover lo mejor del arte”, afirmó a propósito Abel Prieto, asesor del presidente cubano, en el recién concluido Congreso de la AHS

El también escritor aboga por una pretensión totalizadora y abarcadora desde el aspecto económico hasta el ideológico.

En medio de tales circunstancias, el país implementa, y necesita continuar haciéndolo, modificaciones en cuanto a la concepción de la gestión de los procesos culturales, incluida una reestructuración de la enseñanza artística, menos centralizada y más abierta a otras formas de coordinación, sin comprometer el encargo social del arte en Cuba.

La mayor urgencia está relacionada con necesarias transformaciones de la institucionalidad en aras de eliminar plantillas infladas y burocratismo innecesario. Asimismo, otras cuestiones se ponen sobre la mesa de discusión, como la creación de alternativas de gestión económicas como el paso de centros presupuestados a empresas, acción ya implementada en el caso del entorno musical.

De la misma forma se estudian posibilidades de creación y aplicación de nuevas formas y métodos de organización jurídico - económicas que propicien la promoción de programas culturales de interés en el ámbito nacional e internacional. Uno de los renglones que pugnan por un desarrollo menos concentrado y la apertura de alternativas flexibles es el cine, con la proliferación de productoras independientes bajo el nominativo de grupos de creación, al no existir legislación que avale esta forma de gestión.

Para todos estos cambios, siempre desde el respeto a los preceptos culturales de la Revolución, se hace necesario el perfeccionamiento de las principales normas jurídicas específicas de la cultura y en su caso, de su legislación complementaria, especialmente de algunos cuerpos como la Ley No. 54 del 27 de diciembre de 1985 que regula el ejercicio del derecho de asociación, incluyendo los de carácter cultural, la No. 14 del 28 de diciembre de 1977 que salvaguarda el Derecho de Autor, y la No. 1 del 4 de agosto de 1977 de protección al Patrimonio Cultural, así como crear otros afines.

Al igual, se debe retocar y adecuar a los nuevos derroteros el sistema contractual tanto en la esfera laboral como en la artística, haciendo énfasis particular en el desarrollo de las relaciones jurídico económicas.

Más allá de ello, existe un grupo de aspectos que también deben mejorarse, entre ellos el trabajo comunitario en los poblados y las situaciones de sus Casas de Cultura y bibliotecas. “Esto no tiene que ver solo con las posibilidades materiales, sino, además, con que los instructores de arte no han cumplido en esas zonas la misión para la que fueron formados; por tanto, no se logró el resultado que se pensaba en este sentido”, aseveró en reciente intervención Fernando Rojas, vice Ministro de Cultura.

Junto a ello, Rojas llamó la atención con respecto a la caducidad de la relación laboral entre los creadores artísticos de las diversas ramas y la instalación cultural que debe mantener el vínculo directo con ellos, especialmente los centros encargados de la promoción y la representación: “esta carencia merece ser transformada, porque va a impactar el resultado del liderazgo de las instituciones inmediatas con los artistas hacia los cuales se deben”.

Otra problemática identificada por el funcionario está relacionada con el empobrecimiento del gusto por parte de varios sectores de la población, además de la divulgación de productos mal facturados y de dudosa calidad. Enfrentar dicha situación se hace cada vez más difícil en el contexto actual, debido a la diversificación de actores y de medios de producción y distribución alternativos.

En medio de tales escenarios, 55 años son suficientes para realizar un recuento histórico de lo transitado y hacia dónde se perfila el camino. Aciertos y desaciertos aportan experiencia y proporcionan nuevos derroteros por los cuáles direccionar una política cultural que nunca ha dejado de ser inclusiva. Ya lo decía previsoramente Fidel Castro en sus Palabras a los intelectuales. “A lo que hay que temerle no es a ese supuesto juez autoritario, verdugo de la cultura, imaginario, que hemos elaborado aquí. ¡Teman a otros jueces mucho más temibles, teman a los jueces de la posteridad, teman a las generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la última palabra!”.


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 3 comentarios


Alberto Merencio Machado
 13/1/14 13:01

no estoy de acuerdo en generalizar la opinion de que los i. de arte no han cumplido con la misión para lo que fueron creados.En mi provincia sin triunfalismo alguno y consciente de que todavía tenemos mucho por andar y hacer, si podemos mostrar y decir que los inst. de arte han cumplido y cumplen con el legado que se les encomendó.Múltiples son los proyectos que en zonas del plan turquino y en los llanos,centros educacionales hacen posible que miles de pobladores de diversas edades disfruten del arte en sus diversas manifestaciones a través de los talleres der creación y apreciación.Si vienen cumpliendo en su gran mayoria los inst. de arte con la formaci;on del mov. de artistas aficionados que hacen las delicias de las comunidades diariamente.

Lena Vega desde FB
 3/1/14 11:01

esto es para los que le queden la duda

Beatriz Gonzalez
 3/1/14 10:34

La cultura siempre ha sido prioridad para Cuba, y los logros se ha visto, por ejemplo la música y la danza han sido protagonistas

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