Nicolás Guillén: sentido del deber, compromiso y ética (+Poema)

El rostro mestizo de la nación y la cultura cubanas tuvo una voz esencial en la poesía de Nicolás Guillén, nacido el 10 de julio de 1902, en la ciudad de Camagüey.

No en balde, Guillén está considerado como el principal representante de la poesía negrista, afrocubana o mulata, pues en su amplia producción poética sintetizó los giros del habla popular de los negros y sus ritmos musicales con el uso más culterano del idioma. Cuentan que se inspiró en la cadencia y el sonido del Septeto Habanero para escribir Motivos de son (1930) y Sóngoro Cosongo (1931).

Constituye una de las grandes voces de la poesía caribeña e hispanoamericana del pasado siglo XX. En sus poemas sociales y políticos describe parte de la situación mundial desde los años 30 hasta los 70 de igual centuria. La crítica a la realidad imperante en Cuba se puede encontrar en West Indies Ltd (1934). En muchas de sus obras están latentes temáticas como el racismo o la necesidad imperiosa de encontrar la paz.

Guillén fue también periodista e ingresó en el Partido Comunista en 1937. Asistió al Congreso Internacional de Escritores en Valencia, Madrid y España. Así nació su libro Poemas y crónicas sobre una guerra antifascista. De igual manera, en sus recorridos por el continente realizó semblanzas a personalidades de la cultura latinoamericana.

En 1947 reunió su obra poética publicada en el volumen El son entero. Otros de sus libros son: Cantos para soldados y sones para turistas (1937) y Elegías antillanas (1955), donde pueden encontrarse los poemas El apellido y Elegía a Jesús Menéndez, este último escrito en homenaje al Secretario General de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros, asesinado en la ciudad de Manzanillo, el 22 de enero de 1948.

Por su activa militancia política tuvo que huir de la dictadura de Fulgencio Batista, en 1954, y radicarse en el extranjero. Como resultado de más cinco años de trabajo en el exilio nacía el poemario La paloma de vuelo popular que arriba a seis décadas de su publicación en este 2018.

Los valores estéticos e ideológicos de ese poemario revelan la proyección social y revolucionaria de Guillén. Esa obra, publicada en Buenos Aires, Argentina, en 1958, es un texto nostálgico pero que vaticinaba el anuncio de grandes cambios para la nación cubana que se encontraba a las puertas del triunfo de enero de 1959.

Con la Revolución Cubana, el autor de Tú no sabe Inglé publica poemas de contenido social como Tengo (1964), El gran zoo (1967) y Música de cámara (1979).

Un largo lagarto verde —dedicado en este caso al archipiélago cubano— y La muralla, donde se evidencia la gran musicalidad de la poética guilleneana, han sido convertidas en canciones e interpretadas por la española Ana Belén. El trovador cubano Pablo Milanés realizó, en la década de los 80 del pasado siglo, una versión del texto De qué callada manera, que se inscribe dentro de la línea de los poemas románticos de Guillén.

Escribió para los niños los libros Sapito y Sapón y Un son para niños antillanos, este último invita a realizar un recorrido imaginario por el Mar Caribe o Mar de las Antillas. Una vertiente poco conocida, dentro de su poética, son las décimas humorísticas.

Hasta su fallecimiento, ocurrido en La Habana en 1989, fue el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una institución vital para el desarrollo de la cultura cubana, fundada por Guillén el 22 de agosto de 1961.

Por la calidad, variedad y profundidad de su obra, así como por su sentido de la ética y su compromiso social y político, fue declarado Poeta Nacional de Cuba.

POR EL MAR DE LAS ANTILLAS   

(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.

Alta corona de azúcar
le tejen agudas cañas;
no por coronada libre,
sí de su corona esclava:
reina del manto hacia fuera,
del manto adentro, vasalla,
triste como la más triste
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.

Junto a la orilla del mar,
tú que estás en fija guardia,
fíjate, guardián marino,
en la punta de las lanzas
y en el trueno de las olas
y en el grito de las llamas
y en el lagarto despierto
sacar las uñas del mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.