Cuba es una nación donde los procesos de mestizaje y transculturación están indisolublemente ligados a las raíces y a la historia de su pueblo. Tanto es así, que varios creadores han reverenciado a través de su quehacer, los innegables orígenes de la cubanía.
En esa lista resalta un nombre: Nicolás Guillén, el primer Premio Nacional de Literatura, un poeta mulato que reivindicó la cultura negra aun cuando este país estaba dominado por dictaduras racistas, cultores de la supremacía blanca.
El considerado Poeta Nacional le imprimió a sus versos el sabor y el ritmo del son y de lo que llamó «el color cubano», para definir como un todo a la raza cubana y la centroamericana, a los mestizos, yorubas, lucumís, congos y carabalís.
Guillén, considerado uno de los principales exponentes de la poesía latinoamericana contemporánea, mostró en sus primeros trabajos un interés por la cultura afrocubana que, indiscutiblemente ha marcado los procesos históricos y culturales de nuestro país y que había sido marginada y poco reconocida por las altas esferas sociales que gobernaban en el caimán. En Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931), se pueden apreciar las influencias de la opresión sufrida por los negros y mestizos en la tierra antillana, experiencias que vivió el escritor en carne propia.
Más tarde su lírica evoluciona en cuanto a forma y concepto. La tradición folclórica cubana, el sentimiento antimperialista y de protesta por la situación que vivía Cuba, fueron los temas que más acudieron a sus versos, como se evidencia –entre otros- en: Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958).
Finalmente, Guillén se insertó en una línea realista, en correspondencia con el vanguardismo cubano que tomaba auge por mientras el camagüeyano se consolidaba como artista de las letras. Para esta etapa, el poeta, sacudido por el proceso revolucionario llevado a cabo en Cuba, encausó su obra en torno a ese contexto político y social, como es evidente en su cuaderno Antología mayor (1964).
Sin embargo, enmarcar el orbe literario de Guillén solamente en su patria, sería erróneo. Sus versos reflejaron sin tapujos la indignación que desde este lado del mundo se sintió tras el asesinato de Federico García Lorca y de otras tantas injusticias y barbaries que se vivían en varios extremos del planeta.
Por otra parte, amor y muerte fueron también temas abordados por él, demostrando siempre su capacidad para referirse a múltiples temáticas y expresar su sentir de manera auténtica, renovadora y transgresora, como es el caso de Tengo (1964).
El también merecedor de la Orden José Martí, se sumergió en el camino del periodismo, colaborando con numerosas publicaciones de dentro y fuera de Cuba, donde condenó las faltas y humillaciones de la humanidad.
A 118 años del nacimiento de Nicolás Guillén, sus versos cobran más vida que nunca. Ahora que la humanidad se sumerge en enfrentamientos por el poder, la expansión territorial, la exaltación del odio y la guerra de razas, desempolvar la obra literaria de nuestro Poeta Nacional sería no solo un acto de conciencia sino también de respeto a ese defensor del conglomerado étnico cubano.
Djibi ngom
23/5/23 13:45
Resumen de origen mestizo de guillén en songoro cosongo
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