sábado, 4 de mayo de 2024

Medio siglo de arte mayor

Un hermoso comienzo y una trayectoria fructífera contribuyen a enaltecer la celebración del aniversario 50 del Teatro Lírico Nacional de Cuba, cuyos jóvenes talentos merecen el aplauso y la admiración del público...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 07/01/2013
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Teatro Lírico Cubano, una academia del canto y de la actuación en la Isla grande del caribe.

Recuerdos y vivencias conforman el hilo conductor del testimonio oral del barítono Pedro Arias Domínguez, fundador del Teatro Lírico Nacional de Cuba, prestigiosa compañía dirigida actualmente por el maestro Eduardo Díaz, director orquestal.

La vida personal y artística de este cantante y profesor se encuentran estrechamente vinculadas a este colectivo, pues sus vínculos con este género datan de su infancia. Su madre, la soprano lírica Raquel Domínguez fue una de las más prestigiosas figuras de la lírica cubana, como lo ha sido su hijo en memorables páginas de la ópera, la opereta y la zarzuela.

Tras haber participado en una gran parte del repertorio de la compañía, colabora actualmente en la asesoría de diversas facetas desde el punto de vista pedagógico, y sus iniciativas para la difusión y propuestas disímiles le convierten en uno de los indispensables del Teatro Lírico Nacional de Cuba

CONSTANTE RENACER DE AMPLIOS REGISTROS

—¿Cómo y por qué surgió esta agrupación?

La génesis data de los comienzos de nuestro proceso revolucionario y surgió a sugerencia del Comandante Camilo Cienfuegos, pues sus padres y abuelos sentían gran admiración por las zarzuelas y operetas y él heredó esta afición. Para materializar esta idea eligió a varios dirigentes de la cultura, como Ángel del Cerro, Vicentina Antuña y Rolando López del Amo, quienes decidieron nombrar director general del incipiente grupo al maestro Félix Guerrero, quien inicialmente llamó a Miguel de Grandy y Antonio Palacios, con el propósito de rescatar la tradición del arte lírico en los años 50, promovida por la Sociedad Pro Arte Musical.

—¿Podrías referirte al preludio de la constitución de la compañía?

Fueron creadas brigadas artísticas en 1981, cuando fueron llevadas a la escena del Payret las zarzuelas La verbena de la paloma, La Revoltosa, Luisa Fernanda, Doña Francisquita y María La O, en funciones de jueves a sábado, a las 9.00 p.m., y los domingos, en doble función, con figuras consagradas del radio y la televisión, como María de los Ángeles Santana, Gladys Puig y María Remolá, Sara Escapenter, Armando Bianchi, Armando Soler y Coqui García.

“En 1951 fue creado un grupo operático por el bajo José Le Matt, con sede en el teatro Auditórium, con títulos de probado éxito como La Traviata y Rigoletto, de Verdi, y Fausto, de Gounod, con figuras de primera línea, como Ana Menéndez, Humberto Diez, Ángel Menéndez, Gladys Puig, Armando Pico y Orestes Lois, con la dirección orquestal de los maestros Roberto Sánchez Ferrer y Ernesto Xancó.

“Tras los grandes éxitos obtenidos en ambos escenarios, el Teatro Lírico Nacional de Cuba quedó constituido oficialmente el 11 de septiembre de 1962, en el teatro Estrada Palma, hoy sala Garcías Lorca del Gran Teatro de La Habana, con una temporada concebida para contrarrestar las presentaciones de la compañía de Leopoldo Fernández, con su burda crítica al triunfo revolucionario.

“Aquella noche iniciática, las notas del Himno Nacional precedieron al estreno de La viuda alegre, de Franz Lehar, con Rosita Fornés en la Ana de Glavarys, un personaje que alternarían Rosita y Gladys Puig en una exitosa temporada, donde también interpretaron importantes personajes María Marcos, Armando Pico, Miguel Ángel Castro y Armando Bianchi, bajo la dirección de los maestros Félix Guerrero, en la orquesta, y Cuca Rivero en el coro”.

—¿Pusieron en práctica alguna iniciativa que contribuyera al desarrollo de los talentos noveles?

Fue creado un frente de arte en combate que contribuyó enormemente al fogueo de los nuevos valores, que tuvieron por sedes el Convento de Santa Clara y la Casa de Hornedo, hoy casa de cultura Joseíto Fernández de Centro Habana. Esta experiencia se amplió a fábricas de tabaco, en las cuales los jóvenes y los consagrados brindaban selecciones de obras antológicas del género, acompañados por la orquesta de la compañía, dirigida por el maestro Félix Guerrero.

—¿Cuándo se presentó el grupo oficialmente en el antiguo Teatro Estrada Palma?

Ocurrió el 17 de mayo de 1963, con Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba, en una temporada que devino un triunfo inolvidable, que abarcó 157 funciones. Vinieron después otros títulos que fueron hitos en el favor del público, como La viuda alegre, María La O, Los Gavilanes, El Conde de Luxemburgo, y también óperas, evocadoras de la temporada que por aquel entonces también dirigía José Le Matt, en la sala Las Máscaras: La Traviata y Rigoletto.

—¿Algún otro momento significativo en la historia de este colectivo?

Podría decirse que la época de oro de la compañía tuvo lugar cuando la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso fue nombrada directora del Gran Teatro de La Habana, quien creó el Teatro Lírico Gonzalo Roig (operetas y zarzuelas) y la Ópera de Cuba, que posteriormente se fundirían en el Teatro Lírico Nacional. En ese período, que transcurrió desde 1980 hasta 1991, el arte lírico cubano adquirió una gran repercusión a escala internacional, pues los principales solistas realizaron giras por América y Europa, jóvenes y consagrados participaron en concursos internacionales y fueron instituidos festivales de arte lírico que alternaban con los festivales internacionales de ballet, ambos de carácter bienal.

“Alicia invitó a Cuba figuras muy relevantes a nivel mundial, como Victoria de los Ángeles, Jean Peerce, Ivonne Hozo del Casstillo y Pedro La Virgen, entre otros. Además, a su iniciativa se debieron estrenos de óperas cubanas, como El Caminante, La Esclava y Baltasar, por tan solo citar algunas”.

—¿Cuáles son los aspectos más importantes en la actualidad del Teatro Lírico Nacional?

A nivel nacional se ha creado una significativa estructura para el desarrollo del género, con la creación de la unidad docente, en el año 2000, por su director en aquel momento, el tenor Adolfo Casas, quien puso todo su empeño como profesor y guía para contribuir a la formación de una cantera de jóvenes valores que hoy día forman parte de los solistas de la compañía y están mucho mejor preparados que nosotros, pues la unidad docente es una filial de la Universidad de las Artes.

“Cuando falleció el maestro Casas, en fecha reciente, ocupó el cargo de director general el maestro Eduardo Díaz, director de orquesta, quien ha continuado el camino emprendido por su predecesor y está realizando un gran esfuerzo, a pesar de solo contar 30 años, para llevar adelante y de forma continuada los objetivos que se trazara Adolfo Casas.

“Pienso que se está realizando un gran esfuerzo por equiparar el lugar que ocupó la compañía a principios de la Revolución y en la década de los ochenta, pues contamos con jóvenes que no solo poseen talento, cualidades vocales e interpretativas, sino dominio técnico y buena proyección escénica.

“Pero es muy importante su promoción, a través de la televisión y la radio y es necesario incrementar sus presentaciones en la sala García Lorca, pues el Teatro Lírico solo aparece dos o tres veces al año en ese escenario, aun cuando sus integrantes ofrecen conciertos en propuestas colaterales como en su sede, en el Palacio de Arte Lírico, el oratorio San Felipe Neri, la sala Gonzalo Roig y la Sociedad Catalana. Estos jóvenes talentos merecen que les dediquen algunos otros espacios para que el pueblo pueda apreciar la dimensión de su arte”.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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