En esta y en la otra orilla, fueron diversas las reacciones frente al masivo concierto del repartero habanero en el estadio de la Universidad de Miami. Porque unos preponderan ciertas significaciones, mientras otros les dan más valor a otras distintas, según el marco desde donde se mida, y los prejuicios que tienen con el protagonista y el reggaetón.
Cerca de 20 mil cubanos fueron allí, pagaron entre 60 y 3.000 dólares, para reafirmar su identidad, tener más cerca a lo suyo y a los suyos, para escuchar y disfrutar con el que más suena por acá, por su patria.
"Cuba se extraña" es el coro de otra agrupación urbana, que mucho celebramos durante su apogeo en el patio, por actualizar nuestro patrimonio sonoro y nuestro auténticos modos de musicar, de socializar la música y proyectar nuestra identidad a través de los sonidos, las letras compartidas, coreadas en estadíos de disfrute y expansión, mediante el baile y el movimiento, del "hombre escapado de sí mismo". Una verdad que socializan los de Kola Loca, quienes también saltaron el charco, pero en la orilla “otra” nunca alcanzaron a repletar un local así, como consiguió el exponente de la "marca mandarina".
El concierto de Bebeshito puso en evidencia que el pantano del viejo “exilio” se está agitado por las más recientes olas de emigrantes, desintoxicados o cansados de retrógodas y odiadoras retóricas que prevalecieron antes.
Para la participante Tamara León Martinez, el concierto, “más allá de su contenido musical, se convirtió en un acto político en sí mismo”. “El grito ` ¡Sufre, Otaola!´ se convirtió en un acto simbólico, una declaración de independencia frente a cualquier narrativa que busque imponer una sola visión del ser cubano”. Aquella noche, “la música y el arte hablaron alto y claro, dejando en evidencia que, en medio de las tensiones políticas, la cultura sigue siendo el mejor camino para unir lo que otros insisten en dividir”.
Aunque también se vieron en las redes reacciones enfermizas en la cuerda del youtuber Ota Ola quien responsabilizó al presidente Joseph Biden y a los demócratas por llenar de “comunistas” al estadio de futbol.
“Logro es decir basta fuera los Castro, abajo la Dictadura. Libertad para los presos políticos en fin una Cuba libre, no un concierto de uno que ni canta ni come fruta”; “Yo pensaba que estaba triste por no recordarle la madre a los dictadores en Cuba”; “El trapito en la cabeza, el no pedir un Cuba Libre y ponerlo en el NTV hablan de un futuro prometedor de este Hombre Nuevo”, fueron algunas de estas expresiones.
- Consulte además: ¿Un éxito de qué y para quiénes? (I)
Para sus consumidores Bebeshito es como un dios, suministrador de gozos y de sensual esparcimiento. El gusto por los que esparce, de reproductor a reproductor y con exagerados decibeles, ha devenido en un signo de estar a la moda y de pertenecer a la comunidad que más suena y manifiesta sus gustos
Para otros más conscientes, consumidores o no de su música, esta se constituye en reflejo de la sociedad y le da voz a los "sin voz", a los marginados, a los del barrio, que suelen generalizar como "el pueblo".
Oniel Ernesto Columbie Campos es para muchos un ejemplo de superación personal. Y su éxito el de un joven de origen humilde, que dio sus primeros pasos en Bahía y que con mucho sacrificio y persistencia consiguió sobresalir. “Fue un camino largo; muchas personas no confiaron en mí, pero siempre tuve el apoyo de mi mamá, Chavela Campos, y de mi equipo de trabajo”, comentó en un video en su cuenta de Instagram, cuando anunció la fecha del concierto.
Los críticos de arte evalúan su música con rigurosos parámetros estéticos. Consideraciones que no le interesan ni a los reparteros, ni al repartidor, no cambian su relación con el producto, ni el propósito de la producción.Porque Bebeshito produce y re-produce para facturar y para “ser enorme”, famoso y cotizado, el más reproducido y el que más puede pedir por un concierto. Lo suyo no ser un “clásico” dentro de 100 años, sino pegar sus temas ahora y convertirse en un vicio monetizable.
Para Planet Récord y su mandamás Roberto Ferrante, el intérprete de la "Totaila" es suministrador de ganancias y una marca coemrcial. Musical, pero marca al fin; logo o identificador de un particular y "popular" consumo, armado y orientado por los códigos de la cultura de las marcas. Un Trade Mark producida y masificada para hacer sinergias, para crear un "amarre integrado" con las otras marcas que menciona en todos sus temas o aparecen en todos sus videos clips: DJ Loza, Ferrante, Planet Record...y con las otras marcas patrocinadoras de su concierto, las que fueron relacionadas con su promoción y con su éxito. Incluida la marca El Taiger, aun sobre una gran ola emotiva después de su fallecimiento. Como también con la marca Pitbull, la del rapero cubanoamericano que firmó un contrato con el estadio por cinco años, para que lleve su nombre a cambio de dar conciertos masivos como el Bebeshito y recaudar mucha plata.
Bebeshito es una "marca de estilo de vida". Y como tal, si no está en todas partes no está en ninguna, sino está en la cama, si no conquista la intimidad, no suena en todas las esquinas y no genera reacciones en todas las redes digitales y sociales, en todas las plataformas de distribución monetizada. Si el sexo no está en sus interpretaciones, faltaría esa experiencia, no se podría vivir toda la vida en esa marca, en la red de marcas que amarra a sus consumidores.
De eso se aprovechan sus patrocinadores, los que mueven sus hilos y se benefician de sus éxitos, de sus estadísticas y poder de influencia.Para maximizar tanto una plusvalía económica como una regalía subjetiva, con la que consigan cementar sus privilegios.
- Consulte además: Los mandamases de la industria de la música (I)
Y de lo que se trata es de completar las miradas, ampliar el marco con que evaluamos a Bebeshito, uno de los tantos exponentes del reparto, y al reparto, la variante más cubana del reggaetón. De construir una valoración conjunta, beneficiosa para la mayoría; que nos conduzca a más soberanos modos de significar y de darle sentidos a los sucesos protagonizados por cubanos, más allá de lo accidental o del motivo efímero para polemizar en las redes. De emanciparnos, con nuestros propios esfuerzos, siendo más cultos y prósperos.
Lissette Ftes
9/1/25 19:30
Mientras el Bebeshito dé dinero, a quienes lo patrocinan le importan 3 si canta o no o si sus letras valen la pena de escuchar. Es un mundo de mercado y si haces ganar, pues adelante. Las redes están de asco porque entre él y su semi desnuda mujer, van a tumbar a facebook. Lo único que falta es que los saquen en el sanitario. Con El Taiger sucedió algo similar. Dije y repito que factura más muerto que vivo. Aún están sacando lascas de su horrible muerte porque entre falsedades, hipocresías y lucro, seguimos perdiendo valores de manera global.
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