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lunes, 18 de noviembre de 2024

Los que vienen y los que están: misma nación, más cultura

La Asociación Hermanos Saíz no es cualquier organización, ni se dicen ahí temas baladíes; por el contrario, se construyen sentidos indispensables...

Mauricio Escuela Orozco en Exclusivo 07/11/2018
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Jóvenes artistas AHS
Heredar las prácticas culturales de un país como Cuba, he ahí la complejidad del artista joven que integra las filas de la Asociación.

La Asociación Hermanos Saíz ha concluido su tercer congreso. El entorno de las artes y las letras es, en este momento, cambiante y a veces caótico. Un mundo informatizado e hiperconectado ofrece ventajas, pero también disloca y genera espejismos de seudocultura. Hay que ir con cuidado por caminos escabrosos, donde detrás de la zanahoria está el garrote, proyectos que parecen loables y que erosionan la vanguardia y la noción de transparencia inherentes a la cultura.

En Cuba, los vanguardistas fueron desde la República una voz discordante en cuanto a las manchas de una institución caduca como el estado de cosas de entonces. La fundación del Grupo Minorista, la militancia de importantes figuras como Carpentier y Caturla, hicieron de aquel episodio un paradigma de compromiso nacional. Los origenistas y Lezama entendieron, en palabras del propio poeta, el gobierno de la ciudad de una manera profunda y secreta, y así lo plasmaron en aquella revista Orígenes.

Conviene que quienes se dedican al mundo de la comunicación trascendente, las artes y las letras, sepan a qué se atienen cuando expresan a través de un cuadro o una novela. Una pauta, por mínima que parezca, pudiera parecernos esencial, por ejemplo en su momento el cuento “El ciervo encantado” expresó todo lo necesario acerca de un país lleno de encrucijadas, ya que no se puede ser apolítico.

Guardar silencio es pronunciarse, dijo Sartre acerca del compromiso del escritor. No en balde al autor de “Las moscas” le colocaron una bomba en su hotel parisino. Las letras pueden más allá que las armas, expresan verdades muy humanas, derrumban imperios. En Cuba, como intelectual de vanguardia, hemos tenido a nuestro José Martí, hombre de un solo traje y poco dinero, de compromiso aún vigente.

No existe, por tanto, la torre de marfil, y si la hay ya de nada sirve en un mundo repleto de computadoras que se conectan unas y otras. En el presente se cumplió lo que Borges llamara el Aleph, o sea, un punto de vista que totaliza y se destotaliza constantemente. Ese hombre disperso, fragmentado, tiene dificultades para entenderse y decir su verdad, de ahí la necesidad del artista comprometido.

No cabe, por tanto, la filosofía de lo light, sino que debemos atenernos a la mayor exigencia estética y al puesto de privilegio que tienen nuestras artes en el contexto mundial. A la vez, como creadores, sabemos que la verdad no está en un solo proceder, de ahí lo necesario de la búsqueda constante y la apertura, la experimentación. Heredar las prácticas culturales de un país como Cuba, he ahí la complejidad del artista joven que integra las filas de la Asociación.

Organizar a los artistas no es convertirlos en figuras de mármol, por tanto no hay que pensar que porque se reúnan en congreso, todo se va a resolver. La dinámica de la vida va más allá de lo que discursivamente se pueda expresar, se trata del dilema de la existencia humana siempre colocada en situación de decidir.

No solo la creación conforma el entramado de la cultura, sino la crítica, el espejo de dichos artistas y es válido decir que el estado de los espacios para el ejercicio del criterio no es el mejor en todos los casos. La Asociación necesita de mejores y más amplios periódicos, donde el país sepa qué se hace y por qué, además de con qué calidad. No basta con la página cultural de Juventud Rebelde, que hace una labor muy útil pero cuenta con poco espacio. Aún es insuficiente la tirada de El Caimán Barbudo, revista de las artes cuyo elenco de colaboradores y autores es de lujo.

Unido a la falta de espacio está el fenómeno de los espacios emergentes que, sabemos, condicionan a los artistas para bien o para mal. En lo personal, como creador, creo que cualquier imposición daña la calidad del producto, de ahí que uno de los objetivos de la Asociación sea cuidar la libertad de expresión en las artes. Roma paga a los traidores pero los desprecia, es un adagio de la antigüedad.

Una cosa sobresale, la necesidad de que los concursos, los espacios de promoción, las peñas y los dineros para ello derogados, se comporten con equidad y devengan en esa zona de vanguardia que renueve el aire. No basta con celebrar una lectura, si se sabe que no hay divulgación, ni las buenas intenciones de una editorial son suficientes cuando faltan la tinta y el papel para la revista de cultura. Deficiencias materiales habrá, pero con eso hay que lidiar en la construcción del sentido de nuestra cultura.

La Asociación Hermanos Saíz no es cualquier organización, ni se dicen ahí temas baladíes; por el contrario, se construyen sentidos indispensables en la toma de decisiones diarias. Los jóvenes, irreverentes, ansiosos de reconocimiento, emprendedores, cuestionadores, son el combustible de cualquier proyecto. Amén de egos justificados o no que pueda haber en nuestras filas, potenciar esas ansias por el crecimiento y la superación resulta imprescindible.

Jóvenes al fin, los miembros de la Asociación han debido enfrentarse a la resistencia de generaciones mayores en diferentes escenarios y eso, cabe anotar, le otorga al país la prioridad del estudio, de cómo propiciar una mejor relación entre los que vienen y los que están. Lejos de la amenaza, la construcción de sentidos atañe a todo el que tenga sentido de pertenencia. Esa y no otra voz se escucha como eco de las concertaciones y debates de los más irreverentes y útiles artistas.

Los que vienen, los que están, conforman la misma nación y la cultura más exigente. Por encima de los egos y las capellanías deberá prevalecer el sentido.


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Mauricio Escuela Orozco

Periodista de profesión, escritor por instinto, defensor de la cultura por vocación


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