"Contigo pan y cebolla": una película lo más Quintero posible

Juan Carlos Cremata es uno de los creadores más versátiles y talentosos del cine cubano. Ha abordado desde diferentes aristas, con un realismo testimonial, la óptica de Héctor Quintero, primero en El premio flaco y ahora en Contigo pan y cebolla, obra que ha creado grandes expectativas y promete ser uno de los grandes éxitos del 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Cremata disfruta tanto de la creación en el cine como en la cuarta pared, y posee pleno dominio de los códigos de ambas especialidades, por lo cual es un teatrista-cineasta confeso. Y nunca ha manifestado una preferencia por ninguna de las dos, hasta el punto que parece estar a punto de inventar un subgénero que las involucre.

Algo así comienza a entreverse en Contigo pan y cebolla, un largometraje esperado y ansiado por el público y la crítica, que se presentará en el 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; fuera de concurso en este evento, por decisiónde su realizador.

 EL PUEBLO A GRAN PANTALLA

—¿Por qué decidiste filmar Contigo pan y cebolla?

—Pienso que es un acto de justicia cultural y de justicia como amigo filmar una película que Héctor hubiera soñado ver y que, de alguna manera, ayudó a hacerla. Desde que nosotros hablamos de esta posibilidad, empezamos a hablar del casting. Él quiso involucrarse en el guión, pero falleció. Te diría que es una película que me tomó por sorpresa. La hice mucho más con oficio que con preparación. Por suerte, siempre cuento con un excelente equipo de producción, donde ya llevamos tres películas juntos, sabe exactamente lo que yo quiero y en muy poco tiempo pudimos levantar la filmación de Contigo pan y cebolla, pero tuvimos que acarrear dos largos años de postproducción para suplir las deficiencias que habíamos encontrado durante el período de filmación.

NO HAY QUE TEMERLE A LA TEATRALIDAD

“Cada texto que encuentro, no me importa si es teatral. A veces se me ha acusado, como si fuera un delito, de teatralidad, y no hay que tenerle miedo a eso. No hay más que ver una discusión de pelota en el Parque Central para encontrarse con una ópera contemporánea o una conversación de sordomudos gays en una esquina para presenciar una versión del segundo acto de El Lago de los cisnes. Y es que los cubanos somos muy teatrales, y diría más, los latinos en general, porque los italianos también lo son. Y no hay que tenerle miedo a esa teatralidad, todo lo contrario. Yo la exploto de manera personal, porque —además— soy director de teatro y la quiero llevar al cine”.

—¿Qué secreto has descubierto en esta obra?

—Precisamente, por mi intención de salvaguardar el texto, trato de ser lo más fiel posible a la obra, un proceso muy contrario al que llevo en el teatro, donde hago versiones libérrimas de los títulos en las puestas que monto.

“En el cine trato de ser muy fiel y, curiosamente, no solo en Contigo pan y cebolla, sino también en El premio flaco. La revelación que recibimos durante el proceso de trabajo es que ambas tienen una vigencia tremenda. Hay textos que parecen escritos y dichos ayer, o van a ser dichos hoy o mañana.

”Esa es la grandeza de Héctor que, a pesar de ser una obra cuya trama transcurre desde el año 55 al 58, es una película que no pasa de moda. Es una forma de ser, de decir, y una construcción dramática acorde a su concepción como clásico del teatro cubano”.

—¿Cómo podrías describir tu enfoque de este largometraje?

—Para materializar esta concepción, he tratado de filmar una película sobre un clásico y me ha salido. Por eso estoy muy contento. Es una película clásica, una película convencional, que no intenta para nada indagar en el lenguaje cinematográfico sino llegar al gran público como llegaron las obras de Héctor Quintero. O sea, mientras más gente vea la película, más personas conocerán la dimensión alcanzada por el fenómeno de Héctor Quintero.

UNA PELÍCULA LO MÁS QUINTERO POSIBLE

“Por eso traté de hacer una película lo más Quintero posible. La película se llama Contigo pan y cebolla, una película de Juan Carlos Cremata, pero es mi visión de Héctor, con el total respeto. Incluso, Héctor me criticaba un poco que yo lo respetara tanto.

”Él me pedía que yo fuera más irreverente con él y yo le decía que no podía, pues mi grado de admiración era demasiado grande. Porque en Héctor he visto en el teatro cosas que he visto en Cuba ni fuera de Cuba. Ha sido la única persona que, en la sala Hubert de Blanck, logró que la gente hiciera cola de noche y pasara la lista durante la madrugada para ver una obra de teatro, cuando hizo Algo muy serio. Y aquello me maravillaba como me maravillo cada vez que me acerco a sus textos”.

UNA VIGENCIA TREMENDA

—¿Alguna anécdota sobre la vigencia de este texto?

—Curiosamente, cuando asumimos la idea de filmar Contigo pan y cebolla, Alina Rodríguez fue una de las máximas impulsoras de llevarla al cine y me insistía constantemente, antes de filmarla. Cuando empezamos a leer el guión, nos reíamos y decíamos “esto parece que pasa hoy mismo” porque, a pesar de la trama transcurre entre el 55 y el 58, posee una vigencia tremenda, porque todas las madres cubanas siguen siendo como Lala Fundora, los padres como Anselmo Prieto, los hijos como Anselmito y Lalita, las vecinas como Fermina y las abuelas como Fefa.

UNA PELÍCULA FAMILIAR

—¿Espejo, reflejo o testimonio de nosotros?

—Pienso que es algo más. Es la sombra de la familia cubana. Lo que nosotros hicimos y desabrimos haciéndola, pues es una película familiar, una película sobre la familia cubana. Por eso es que también está dedicada a mi mamá, codirectora del filme. También Héctor dedicó la obra a su mamá, y también Berta Martínez, que fue quien moldeó y diseñó ese personaje, se basó mucho en su mamá.

“La considero la película de las madres, y no solo la estoy dedicando a mi mamá, sino a todas las madres, y específicamente a todas las madres cubanas. Porque en esta película estoy seguro de que todo el mundo va a disfrutar mucho, tanto como se disfruta todavía el teatro de Héctor Quintero”.

—¿Y en cuanto a tus proyectos en cine y teatro?

—En teatro debo estrenar Cloaca, la obra más relevante y más conocida de la autora viva más importante de Holanda, Maria Göss, que va a venir el próximo año a Cuba a presenciar su obra, la cual se ha presentado ya en el mundo entero, y fue dirigida por Kevin Spencer, en Londres. Será un estreno en Cuba desde el sábado 13 hasta el 28 de diciembre, con El Ingenio, colectivo que dirijo,  en la sala El Sótano. Estoy muy entusiasmado con eso.

“Yo hago simultáneamente cine y teatro, y estoy tratando de levantar mi próximo proyecto, el cual estaba iniciando cuando Héctor murió, se llama Fe de ratas, una película escrita en colaboración con Elio Fidel López Vélez, con quien ya hice un espectáculo en colaboración, titulado Todo por uno”.

MI MEJOR PELÍCULA ES LA QUE ESTOY POR HACER

—¿Hasta qué punto podría decirse que Contigo pan y cebolla pueda ser tan importante en tu carrera que merezca catalogarse como tu obra maestra hasta el momento actual?

—Yo no ceo en obras maestras, porque además quiero a todas mis películas. Cuando me ponen a escoger cuál película me gusta más, yo les respondo: la que estoy por hacer. En una ocasión, un crítico señaló queChamaco era la mejor obra de mi carrera, y yo le respondí:“Estás equivocado porque mi carrera no se ha terminado todavía.

“Cada película representa una etapa de vida: proyectos, sueños, anhelos; cosas que han quedado atrás y se quieren mucho por eso.

”Seguro que Contigo pan y cebolla va a ser significativa para mí, desde el punto de vista popular, porque más que por Juan Carlos Cremata, por Héctor Quintero; porque Héctor Quintero era muy popular. Estoy seguro de que va a ser una película muy importante y sobre todo para esa gente sencilla, sin grandes pretensiones, modesta; para esa gente de pueblo que necesita verse reflejada en la pantalla”.