viernes, 27 de septiembre de 2024

Esa divina paz que solo viene del perdón

Una crítica sobre "Un largo viaje", película protagonizada por Colin Firth y Nicole Kidman...

Diany Castaños González en Exclusivo 17/06/2014
3 comentarios
Película Un largo viaje
Película de Colin Firth y Nicole Kidman.

“En breve vas a estar muerto. Pero si cooperas, va a ser bueno para ti”, anuncia el intérprete japonés antes de cada tortura a Eric Lomax, oficial británico prisionero en la Segunda Guerra Mundial. “¿Cómo puede ser bueno para mí?”, pregunta Eric, cuando todavía le queda algo de lógica. Después no, después que lo torturan no le queda nada, ni lógica… ni ganas de vivir.

El argumento de Un largo viaje está respaldado por la legitimidad de haberse basado en hechos reales: la cinta cuenta la historia del oficial Lomax, quien fue obligado por los japoneses a trabajar como esclavo en la construcción de la línea férrea entre Birmania y Tailandia. (Esta línea de ferrocarril, que la historia recoge como “El ferrocarril de la muerte”, provocó un genocidio cuyas penosas cifras ascienden a 250 mil hombres.)

El gran David Lean popularizó estos tenebrosos hechos en su magnífica El puente sobre el río Kwai (1957), galardonada en su momento con siete premios de la Academia. Casi medio siglo después, el director australiano Jonathan Teplitzky (Burning Man y Mejor que el sexo) vuelve a desempolvar la barbarie con Un largo viaje (The Railway Man, 2013).

En esta película, tal y como sucedió en la realidad, Eric Lomax (interpretado por Colin Firth) consigue –aún en su condición de prisionero en el campo de concentración- construirse un aparato de radio. Como castigo por haberlo hecho sufre las más brutales torturas. Los japoneses creen que está en comunicación con sus enemigos. Utilizan a un joven soldado llamado Nagase para hacer los interrogatorios que preceden a las torturas. Entre tanto golpe, desespero y desgarramiento, las palabras de este intérprete japonés marcan con huella indeleble a Eric. Los golpes se curan, pero la voz se queda para siempre infiltrada en su mente.

Por eso, cincuenta años más tarde, cuando ya está casado con Nicole Kidman, -en un principio Rachel Weisz iba a interpretar a la esposa, pero luego rechazó el papel-, Eric busca a Nagase. Su vida está paralizada por el dolor. Necesita encontrarse con la voz que le anunciaba su muerte, para poder vivir.

Hasta ahí, la historia promete ser estremecedora. Y lo es. Pero el cine es más que un buen punto de partida.

Ni Colin Firth (por cierto, muy solicitado desde El discurso del rey) ni la Kidman ayudan demasiado al filme. El primero se esfuerza demasiado, y la segunda parece aburrirse dentro del estereotipo de su personaje de esposa abnegada. Quizás todo el papel de Kidman, dramatúrgicamente hablando, este sobrevalorado, puesto que su historia de amor con Colin Firth –tras un fortuito encuentro en un vagón de tren– resulta una subtrama absolutamente prescindible.

La principal razón del fracaso de Un largo viaje, que tenía más de un ingrediente para el éxito, es el tono académico con que elige contar la historia. Utiliza un estilo depurado, correcto… aburrido. ¡Lo que imploraba el libreto que Teplitzky tenía entre manos era inmoralidad, ferocidad y decadencia!

En la película todo aparece tan pulido y exquisito que la vida de Eric resulta inverosímil, por más que al principio y al final se haga énfasis en sus bases factuales. Cómo va a ser creíble su estado mental, si la barbarie y el salvajismo de la guerra y hasta parte de sus torturas, quedan obviadas en las más inoportunas elipsis.

No obstante, Un largo viaje tiene dos fuerzas fundamentales, más allá de las implicaciones emocionales de ser una historia real. Primero, el apunte antropológico que implica que Eric haya hecho fijación con la voz, y no con la mano que lo torturaba, que en este caso eran entes bien diferentes. Y segundo, que en el centro del drama bélico -basado en una historia real, en el medio de un conflicto que reescribió las fronteras de la civilización-, se inserta una extraordinaria historia real de perdón.

Así, la cinta deviene testimonio de gran valor que impulsa el recuerdo, y finalmente, la paz con el pasado. Esa divina paz que solo viene del perdón.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 3 comentarios


Yeni
 21/6/14 22:12

Nunca olvidar que dios aprieta pero no ahorca, ni en la vida real en las peliculas

Rosa
 18/6/14 22:50

Bendiciones para ese hombre que sufrió tanto, la vida es dura pero Dios siempre ofrece el perdón

Tito
 18/6/14 22:47

A veces las cosas que pasan en la vida real son mas increibles que las que pasan en las peliculas, como es el caso de esta pelicula de la que se habla aqui.

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