El mensajero, de la escritora villaclareña Leidy González Amador, es uno de esos libros con efecto imán. Como lector, me sumerjo en las mareas de su primera página y salgo después de leer la última, seducido por una narración con el encanto de lo ágil y preciso, el humor y la historia.
Merecedor del premio Calendario 2019 en narrativa infantil y publicado en 2020, el texto de 67 páginas narra la historia de un niño llamado Manu Tejeda, hijo de un mambí a las órdenes de Antonio Maceo, que murió como consecuencia de unas heridas de guerra. El pequeño, delgado y algo “entrometido”, también se suma a las tropas insurrectas empeñado en cumplir la voluntad de su padre.
El infante, fruto de la imaginación de la autora, al igual que otros personajes como Julián Planazo y el negro Cebiche, nos muestra su visión de sucesos y hombres reales de la contienda de 1895, como el propio Maceo, Quintín Banderas, Máximo Gómez y Panchito Gómez.
Ahí va él, caminando entre los demás, lleva cartas como mensajero, siente hambre, cansancio, pero sigue en la invasión hacia Occidente, disfruta las historias de los más viejos al lado del fuego durante las noches, prueba el aguardiente, es curado con hiervas de la herida en una pierna, pierde a su especie de guardián en la manigua, tiene dolor y orgullo…
González Amador, miembro de la Asociación Hermanos Saíz y ganadora también de los premios nacionales Hermanos Loynaz 2013 y 2017; Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2015; Eliseo Diego (2016), Fundación de la Ciudad Fernandina de Jagua 2017 e Ismaelillo 2019, vuelve a demostrar su madurez como escritora, a pesar de tener solo 31 años de edad. Este es un libro para niños, narrado desde la visión de un infante, que puede resultar muy interesante también para los adultos.
La propia autora reconoció que realizó una labor de investigación previa para colocar de manera armónica a sus personajes de ficción en escenarios y contextos totalmente reales. Resulta favorable que algunos de nuestros héroes, incluidos Maceo, Quintín Banderas y Máximo Gómez, son mostrados de una manera muy humana en las relaciones con los subordinados y con el propio niño.
Los lectores cubanos, especialmente los infantes, necesitarán siempre de propuestas literarias como esta. Ojalá El mensajero, publicado por la Casa Editora Abril, esté en las escuelas primarias, tenga una versión digital suficientemente atractiva y pase también a la vida como audiolibro.
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