martes, 7 de mayo de 2024

De Cuba, su mítico caballero

Un musical le está naciendo al teatro cubano, protagonizado por uno de sus personajes más fabulados, el Caballero de París, con la complicidad de los cantautores Descemer Bueno, Kelvis Ochoa y el coreógrafo Eduardo Blanco...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 15/01/2013
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Caballero de Paris
El Caballero de París, aquel anciano con aspecto de patriarca, pervive en la memoria de los cubanos

¿Quién no conocía al Caballero de París en aquella Habana, donde formaba parte de la cotidianidad? La irrupción en las calles habaneras de aquel hombre sin edad, aunque los años surcaban mejillas y cubrían de nieve su melena y su barba de afilado pico, era habitual. Siempre iba ataviado de una forma peculiar, pero jamás provocó la burla. Su empaque señorial impedía que sus vestimentas recordaran disfraces, porque poseía el don de ennoblecer cuanto portaba. Hablaba con una correcta pronunciación y dicción y tenían cierto acento extranjero, sin matices ampulosos.

Deambulaba por La Habana y le gustaba visitar sus parques, a veces por el Vedado y otras por la parte antigua de la ciudad. Dialogaba con algunos elegidos, a quienes le clavaba su mirada profunda, como intentando introducirse en el pensamiento de su interlocutor.

Narraba sus aventuras por países lejanos, algunos localizables en un mapa, otros nacidos de su imaginario, poblado de lugares hermosos, de cortes, en las cuales el Caballero de París compartía fiestas fabulosas con reyes de naciones que surgían al conjuro de aquella voz bien modulada, capaz de pintarlas a todo color.

Aquel anciano con aspecto de patriarca, cuyas historias otorgaban realismo a capítulos quijotescos, pervive en la memoria de los cubanos, quienes lo valoran como parte de su identidad, por ello, no solo los habaneros gustan de contemplar su escultura en bronce en una de las esquinas de la Plaza de San Francisco de Asís. Esta figura es el punto de partida de un gran musical que tendrá su estreno mundial el 17 de este mes en el teatro Karl Marx. El espectáculo “El Caballero de París” contará con las canciones de Descemer Bueno y Kelvis Ochoa y el diseño coreográfico de Eduardo Blanco, del Ballet Nacional de Cuba.

CÓDIGOS DEL SIGLO XXI CON SIGNOS DE CUBANÍA

Kelvis Ochoa manifiesta su alegría con este proyecto que sobrepasó sus expectativas y adquiere una línea estética que articula los códigos del siglo XXI con los signos propios de la cubanía: “Cuando tuvimos la posibilidad de conformar el espectáculo, lo concebimos como algo muy nuestro y lo desarrollamos con ese sentido de pertenencia. Fue muy hermoso crear una historia a partir de ese personaje entrañable. Es la historia del protagonista en La Habana y su relación de amor con la gente. Descemer y yo creamos la idea, la desarrollamos con canciones de ambos y las coreografías de Eduardo Blanco.

"Además de los bailarines, que integran la casi totalidad del elenco, aparecen muy brevemente en escena dos valiosos actores: Laura de la Uz y Ulises Toirac. Ella interpreta una maestra que lleva al niño a contemplar la escultura, y Ulises es el guía que narra, en síntesis, la historia del Caballero de París.
”Al escuchar la historia y las anécdotas del protagonista, el niño se siente caballero, ahí aparece una  canción que es el detonador de las aventuras que narramos en música e imágenes”.

UN SUEÑO CUBANO EN RITMO Y COLOR


Eduardo Blanco coreógrafo cubano.

“Los intérpretes de la trama serán bailarines —anuncia Eduardo Blanco—. No se trata de ballet clásico, pese a que constituye mi principal línea de trabajo, sino de bailes tradicionales cubanos, incluido el folclor afrocubano, con destacadísimos integrantes, quienes asumirán la danza y le otorgarán un brillo especial a la puesta. En el escenario estará ubicada una pantalla donde se proyectarán imágenes de La Habana que también forman parte de la escenografía”.

"Es un sueño atípico recreado en el lenguaje danzario, plasmado en la interpretación de bailarines que narran, más que la vida, los sueños de aquel hombre que tenía mucho de poeta. Así, cobran vida en escena las fantasías surgidas en la imaginación de un niño al contemplar la estatua del Caballero de París. Es un espectáculo de dos horas y media de duración, en el cual, diez canciones van recreando importantes momentos de la historia”.

"Lo interesante es que presenta una imagen novedosa. Es un musical, como no se había hecho hasta ahora en Cuba, que cuenta de un modo peculiar hechos y anécdotas con hombres y mujeres muy talentosos que han sabido hilvanar sucesos reales y pasajes imaginados.

"Quisiera aclarar que, en la concepción y realización de la coreografía tuve un gran apoyo de Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba, quien me autorizó a enrolarme en este proyecto, me aconsejó sobre muchos aspectos y aportó ideas muy valiosas que le agradezco enormemente. En cierto sentido, se involucró en el montaje sin escatimar iniciativas. Me dio la impresión de ser nuestra cómplice en esta puesta para ver y soñar”.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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