La última vez que conversé con Daniel Díaz Torres veníamos de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, donde era jefe de la Cátedra de Ficción, rumbo a La Habana. Logré colarme en el carro que lo llevaba al ICAIC y puedo decir que no desperdicié un minuto de viaje. La película de Ana estaba aún en posproducción. Y Daniel, a pesar de ser bastante modesto para lo que estilan los artistas cubanos, no pudo esconder su entusiasmo con la cinta.
Estaba, eso sí, un poco preocupado con su exhibición en los cines cubanos. “Imagínate aquí la tecnología es tan atrasada que el público no va a poder ver la película tal como la filmé”, me dijo. Y a continuación comenzó a darme una verdadera conferencia sobre cine 3D, Blu-ray y la forma en que había rodado la película, por primera vez en tecnología digital y no en 35 milímetros.
A Daniel le gustaba hablar. Conocía ya por algunos de sus amigos que era un muy buen orador y esa vez pude constatarlo personalmente. La película de Ana, una comedia de enredos al estilo de las que hizo en los 90 como Hacerse el sueco, no solo dejó en evidencia un estilo ya maduro de asumir el cine y el género, sino que además se convirtió en una declaración de principios. Él, como Ana, la protagonista, no era inflexible como creador, podía incluso hacer concesiones, pero hasta un límite. La película de Ana muestra claramente el abismo que existe entre la tolerancia de un artista ante los tiempos que corren y la prostitución del alma por unos pesos.
Tuve también la oportunidad de asistir a un día de rodaje de esta cinta. Eso fue varios meses antes de nuestro encuentro en el carro. Y allí pude descubrir que su relación con las actrices, Yuliet Cruz y Laura de la Uz, y con el director de fotografía, Raúl Pérez Ureta, era de un respeto fuera de lo común. Escuchaba a todos los artistas y técnicos más bien como un alumno, como si estuvieran a punto de descubrirle nuevas facetas de la película. Luego decidía qué hacer.
Al entrevistarlo ese día, fue tan preciso en sus respuestas que no me quedó duda de que tenía muy bien pensada su película. Es más, la había observado no solo con ojos de realizador, sino con vista de crítico. Porque eso fue Daniel Díaz Torres mucho antes de cruzar tras las cámaras, fue crítico de cine, y de los buenos.
En las revistas Cine Cubano viejas pueden encontrarse algunos de sus artículos, que delatan un conocimiento sobre arte muy organizado, además de un estilo diáfano y directo. Varios de esos compañeros que compartieron la vida junto a él en el ICAIC han comentado cerca de mí y en más de una ocasión que Daniel Díaz Torres no solo era un cinéfilo con muchas horas frente a la pantalla grande, algo imprescindible para la carrera de realizador; sino que además disfrutaba mucho leer sobre cine y su cultura en este campo era igual de amplia. Era, a la par de artista, un intelectual.
Quizás de todas sus películas, la más célebre (tristemente) continuará siendo Alicia en el pueblo de Maravillas. El escándalo extra estético que generó en su tiempo, ha impedido que el filme sea revisitado como es debido. Creo probable que con el tiempo, este filme irá ganando importancia dentro de la cinematografía nacional.
También habría que observar con ojo crítico la forma en que Daniel Días Torres concibió sus protagonistas, en su mayoría mujeres que transitan con una tragicidad cómica por momentos críticos de la historia cubana, desde Camino al Edén hasta Otra mujer. De hecho, varios de sus filmes contienen nombres femeninos: Alicia…, Lisanka, …Ana.
Por mucho que suene a cliché no deja de ser cierto que Daniel Díaz Torres, a pesar de su fallecimiento, continúa con nosotros. Allí están sus alumnos de la Escuela de Cine, que darán fe de su labor en los cinco continentes.
Mery
17/9/13 11:22
Pude conocer y compartir en par de ocasiones con Daniel como parte de un proyecto audiovisual en el que participé del ICAIC y la verdad que Daniel contagiaba a cualquiera con sus ganas de hacer y de vivir. Con él aprendí que se podía hacer mejor periodismo audiovisual, qué se podía comunicar mucho si se explotaban los recursos audiovisuales. Todavía recuerdo sus noticieros ICAIC sobre la atención en los conejitos!!!! Geniales sencillamente. Su película de Ana!!!!!!!!!!! Él podía mezclar lo serio con lo trágico de un modo brillante, ver su obra 15 años después y reírse de lo que hizo. Quienes lo conocieron podrán darme la razón en esto. Habrá que estudiarte Daniel, gracias por lo que me enseñaste!!!!!
Luisa
17/9/13 10:30
Mis condolencias para su familia será inolvidable su obra artística.
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