Heredero de nuestras más raigales tradiciones, continuador de las prácticas culturales sobre las que se sustenta esta tierra antillana, arriba a su medio siglo de existencia, entregando arte y cubanía, el Conjunto Folclórico Universitario (CFU), la agrupación danzaria compuesta por artistas aficionados más antigua de Cuba.
Creada el 25 de septiembre de 1970 por el entonces primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional, Johannes García, Premio Nacional de Danza 2020, el CFU cuenta hoy con 5 músicos y 16 bailarines quienes —al decir de su director José Despaigne— tienen como principal reto “mantener la calidad del conjunto, mejorarla, esa es una meta que nos hace ser quienes somos actualmente, es decir, tener como base la perseverancia enlazada con el propósito de cada día ser mejores, de aprender siempre algo nuevo, de llevar nuestros conocimientos y los de los expertos en el tema de las raíces afrocubanas a otro nivel, a otros espacios...”.
Y, ciertamente, lo logran. Solo vasta asistir a una de sus presentaciones para apreciar el ímpetu con que se desplazan en el escenario los jóvenes artistas y la conexión que establecen con el público. Cada generación que se suma contribuye a engrandecer la trayectoria y el legado del CFU en tiempos en los cuales conviven numerosas tendencias musicales que se han posicionado en la preferencia de la juventud.
“La piedra angular de este conjunto es el deseo de representar nuestras raíces afrocubanas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? El interés por seguir conociendo los detalles de nuestra cultura, de nuestros antepasados mediante el arte danzario constituye una labor trascendental, ya que cada integrante se transforma en un libro abierto lleno de conocimientos e información de relevancia para la sociedad y para sí mismos. Con cada miembro que se suma crece la familia folclórica”, reconoce Despaigne, quien lleva ocho años frente a la agrupación.
Rigor, disciplina y constante entrenamiento son elementos que marcan la vida de los artistas, sobre todo de los bailarines. Este último aspecto se ha visto afectado en la actual etapa marcada por el aislamiento social a causa de la COVID-19, periodo en que los ensayos y presentaciones han sido suspendidos.
“Aunque afrontamos tiempos complejos para el funcionamiento de innumerables actividades, siempre estamos dispuestos a encontrar alternativas. Durante la cuarentena nunca han dejado de sonar las notificaciones de nuestro grupo de WhatsApp, tanto para recordar anécdotas de presentaciones e intercambiar fotos, como para debatir acerca de la danza folclórica, hacer conversatorios sobre bailarines y músicos reconocidos, conocer el porqué de muchos aspectos dentro del género. En ese espacio, de igual forma, surgen ideas para nuevos espectáculos, arreglos de diseños coreográficos, cambios en el vestuario, ideas de talleres. Compartimos rutinas de ensayos individuales y aclaramos dudas de las mismas, la solución siempre será buscar la vida, no dejar de aprender y practicar lo aprendido”.
Cincuenta años cultivando por y para la juventud universitaria de nuestro país las tradiciones de una nación marcada por el sincretismo cultural es toda una hazaña, un desafío que el público agradece y que merece reconocimiento. Sin embargo, este año el CFU no podrá, como ya es costumbre, celebrar su aniversario sobre la escena, a teatro lleno, repleto, pero este no será motivo para obviar tan significativa fecha.
“Momentos difíciles marcan este acontecimiento tan importante para todo aquel que de alguna forma ha estado implicado con la dinámica del Conjunto desde su fundación hasta la actualidad. La tristeza por no presentar la variedad de funciones, conversatorios, reuniones y actividades de celebración no nos detiene. Nos adecuamos a la situación y cambiamos los planes. Nos proponemos hacer una adaptación de las ideas originales y hacerlas realidad de forma online, proponer retos en las redes, intercambiar imágenes de buenos momentos, reunirnos virtualmente con los grandes maestros que forman parte de la historia del conjunto para no dejar pasar por alto esta celebración”.
El CFU es símbolo del movimiento de artistas aficionados de nuestras universidades, del poder de convocatoria de la juventud cubana, del talento de nuestros artistas, coreógrafos, directores, maestros.
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