Mi Habana:
Cada día te recorro en mi viaje a la universidad. Veo tu hermosa cara en el Centro Histórico y tus complejas entrañas, donde los edificios se superponen para crear más espacios donde acogernos. Los años pasan por ti como crueles minutos, mientras ves la ruina, apogeo y resurrección en un círculo infinito.
No sufras cuando tu belleza sea malinterpretada por simples estéticas que solo se fijan en tus ruinas. Eres más que eso, porque existes en cada lugar de este mosaico multicolor: en la sonrisa del niño que corre tras las palomas, en el grito de un balcón a otro en un solar, en un aula donde las fechas de tu construcción persiguen a mis jóvenes hermanos e incluso en la mala palabra cuando no cierra la puerta de la guagua.
Debo admitir que mi amor ha sido ambivalente algunas veces. Te he maldecido cuando no me cobijas del sol abrasador, por el agua estancada en tus cicatrices, al transportarme de un punto a otro de tu geografía. No obstante, siempre me sanas y resguardas nuevamente.
Veo a quienes se sientan en el muro del Malecón y observan absortos el horizonte, imaginando cómo serían las madres de otro país. Pero tú no los discriminas, porque sabes que aquí o allá siempre tendrán la marca que les has otorgado. Siempre los recibirás con los brazos abiertos y secarás sus lágrimas aun en la lejanía.
Aunque somos tus hijos te lastimamos con basura en tus rincones y promesas de amor eterno en grafitis, por no mencionar que te lastimamos con barbacoas para que aceptes nuevos descendientes. Tal vez abusamos demasiado de tu amor materno, pero es que eres tan codiciada que muchos quieren vivir a tu amparo.
En fin, hoy te escribo para agradecerte cada experiencia que me has otorgado, porque no quisiera ser otra que la yo habanera que hoy anda por tus calles. Felicidades por tus 500 años.
Tu hija devota,
Daniela
P.D: No te preocupes, sé que muchos de mis hermanos te escribirán muy pronto, porque si de algo estoy segura es de que todos te aman de una manera u otra.
Mimisma
23/7/18 10:44
Todos desde cualquier rincón del mundo tiene alguna historia que contar de esa Habana Daniela, yo la siento de esta manera, para todos es un misterio estar en ella, ahí va lo que siento desde la lejanía:
Salimos de la Habana desde Linea e I, el carro se desliza en silencio como los fantasmas que me persiguen,a estas horas vienen de golpe los recuerdos de esta ciudad tranquila hoy, linda y bulliciosa en aquellos días de mi infancia, !tanto tiempo ha pasado!, miro las calles iluminadas a travez del cristal, un amarillo que se funde en las sombras de sus esquinas, las luces del Coppelia, el majestuoso Habana Libre, el negro-azul de su mar, y el blanco gris de su Malecón, cuantas nostalgias tengo de esa Habana, me detengo en sus calles duras y empedradas en la que una noche dije si a una declaración de amor, y me encontré perdida entre sábanas de lujuria, sexo desenfrenado y sin amor, donde la pasión se estrelló como una ola contra un arrecifre dejandome desatada y liviana del peso de un compromiso que no quise tener, hoy me persiguen esas sombras de ayer, los fantasmas que se fueron de mi vida y que hoy regresan ante este presente que llevo sola y que solo me sostiene el recuerdo de esa habana que me arrastra a su encuentro y en el que un dia si regreso, seré libre otra vez.
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