René, Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando quizá nunca imaginaron lo cercanos que estarían de Cuba, aun estando en la más cruda de las prisiones: aquella en la que de pronto te parece que nunca existió el sol y tus seres queridos están tan lejos que se desdibujan y de pronto parecen parte de un sueño feliz, pero sueño al fin.
Todo el cariño de un pueblo —unido al de cientos de amigos alrededor de todo el mundo— pudo más que el encierro y la incomunicación. René, ya en casa, lo confirmó.
“Cuando nos llamaban a la oficina de correos de la prisión a recibir los versos, canciones, caricaturas y pinturas, sentíamos la solidaridad de todo un país, eso demostraba que ahí estaban todos apoyándonos”, contó durante una reciente velada en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Y es que durante estos últimos 15 años de injusticia, el arte en la Isla ha estado junto a los luchadores, rompiendo silencios y llevando la causa por la libertad a cada rincón del planeta.
Tony fue el abanderado, primero con sus versos y luego con sus pinturas, que le han dado la vuelta al mundo en exposiciones, un testimonio de que la sensibilidad no se marchita si se tiene un espíritu fuerte.
A sus poemas, los trovadores y cantautores cubanos le han puesto música, y así han viajado de guitarra en guitarra, de nota en nota, durante una década.
Para el cantautor Eduardo Sosa, el artista tiene un compromiso con su tiempo.
“Ahora más que nunca es el momento de luchar por el regreso de cuatro hermanos que sufren prisión por proteger a su gente. Ya son 15 años de injusticia. Es hora de decir: ¡Basta! Y los artistas cubanos formamos parte de esa batalla, cada cual a su manera”.
A lo largo de estos años muchas han sido las muestras de homenaje y respeto hacia estos Héroes, por siempre arraigados en el imaginario popular como los Cinco.
Para Fúster fue su Olimpo, una suerte de jardín de porcelana y cemento en su hogar de Jaimanitas, replicado ya en varios centros culturales de la capital.
Aitana Alberti y Alex Pausides se dieron a la tarea de antologar y difundir la poesía de Tony, añadiéndole jirones de su propia sensibilidad.
Rancaño se ha encargado de que una palma en un claro de hierba en forma de estrella represente los esfuerzos de todo un pueblo por el regreso a casa de sus hijos.
Alicia, la excelsa bailarina, ha ofrecido delicados bailes en honor a los patriotas, que quizá allá tan lejos sientan la emoción que embarga a los espectadores del otro lado del golfo.
Y estos son sólo cuatro ejemplos de lo que puede hacer la unión por un ideal, una causa común. Han sido muchos los trazos sobre el lienzo y las notas musicales desbordadas de gargantas e instrumentos al unísono.
Ahora, según René, es tiempo de hablar de libertad, no de encierros y de cuánto estamos dispuestos a hacer por el definitivo regreso. En esta nueva contienda de lazos amarillos y reclamos, el arte revolucionario, que es el sentir de toda una nación, estará para acompañar la lucha en cada paso que los acerque más a su patria.
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