Si siempre fue difícil estar informado, ahora es peor. Hoy la información forma parte del “fetichismo” del mercado, ya no opera sobre la inteligencia, sino sobre la psicología, no manipulan la consciencia sino sus deseos y temores inconscientes. Por eso estimamos necesario activar la capacidad crítica, no simplemente como mecanismo de denuncia, sino para enfatizar la manipulación externa.
Nos proponemos darle un enfoque contextual -y subrayar las dudas que genera- al tema de la nanotecnología, que abarca toda nuestra actividad diaria, pero se desliza como el agua entre las manos de los entendidos. Reflexionar sobre estos temas es ser conscientes de la distancia que nos separa, pensar en ellos es pensar en nuestras insuficiencias.
Sin duda, la nanotecnología es una disciplina convergente y su rápido desarrollo hace que sea difícil de entender, además de la poca presencia en los medios, salvo en aquellos especializados. Abarca muchas áreas de la ciencia, la investigación y la tecnología y se desarrolla en unas dimensiones minúsculas, exactamente mil millones de veces más pequeñas que un metro.
Hace sesenta años, en 1959, el premio Nobel y físico teórico estadounidense Richard Feynman, planteó en una visionaria conferencia universitaria la posibilidad de manipular la materia a escala atómica y, entre otras cosas, crear máquinas moleculares. Para muchos este fue el punto de partida de una de las tecnologías llamadas a marcar la evolución del siglo XXI, la nanotecnología.
Ya iniciado el siglo, aquellas predicciones son toda una realidad y esta tecnología que se desarrolla a escala nanométrica inunda ya de productos y aplicaciones todos los sectores industriales conocidos.
Sin dudas, nuestra civilización es testigo del cambio tecnológico más rápido y exhaustivo de la historia. La nanotecnología tiene las características necesarias para redefinir, remodelar y transformar las economías y las sociedades a escala mundial.
Bajo el concepto de nanotecnología subyacen diferentes aspectos sociales tales como la educación, las carreras profesionales y el empleo, la política, la salud, la energía y el medio ambiente. Los avances de las nuevas tecnologías han ido más allá de nuestra capacidad para pronosticar con precisión su impacto en la sociedad, los negocios y la economía.
La rápida evolución tecnológica constituye la base del crecimiento exponencial de la innovación, cuyas consecuencias están aún por verse. Nos encontramos con materiales que pueden cambiar de propiedades espontáneamente, materiales más ligeros, más fuertes, métodos que proporcionan curas contra el cáncer no invasivas e incluso la invisibilidad. Todo ello nos está llevando a la nueva revolución industrial del siglo, ya que este campo de conocimiento transformará nuestro futuro, en una multiplicidad de sectores.
Para los más optimistas estamos en medio de un cambio de paradigma en el cual las ciencias destinadas al conocimiento de la naturaleza se reemplazan por ciencias-tecnologías integradas, destinadas a trasformar la naturaleza para restituir pautas perdidas, dar respuestas a las necesidades socioeconómicas y hacer posible la vida en la Tierra.
EL FUTURO SERÁ NANO, PERO ¿SERÁN LOS PRODUCTOS MÁS BARATOS?
Algunos científicos estiman que entre 2025 y 2050 se consolidará la era de la nanotecnología. Las máquinas moleculares, entre ellas los nanorrobots, permitirán construir cualquier sustancia o dispositivo que seamos capaces de concebir. Por primera vez, –según los expertos– la manipulación de la materia a nivel atómico forzará la reevaluación de los mercados globales, las economías y las industrias en una escala nunca antes experimentada por la humanidad.
La nanotecnología ya está afectando todos los aspectos de la vida a través de innovaciones que permiten, entre otras cosas, fabricar materiales más resistentes y livianos para desarrollar aplicaciones que abarcan desde potabilizar y desalinizar el agua para hacerla accesible a todo el mundo, fabricar computadores super rápidos con una enorme capacidad de almacenamiento.
También diseñar envasados más seguros para los alimentos, hacer posible la regeneración de la piel, los huesos y las células nerviosas, o armar cemento transparente, o que seca más rápido y tiene sensores para detectar los fallos estructurales que con la corrosión del tiempo pueden aparecer en carreteras, puentes o edificios.
Como vemos, la nanotecnología puede brindar las herramientas para diseñar tanto la materia inorgánica como la orgánica a nivel atómico con el potencial de realinear la sociedad y cambiar la estructura de los negocios.
Si los desarrollos en nanotecnología son capaces de alcanzar una masa crítica en el suministro de avances radicalmente innovadores como, por ejemplo, en el autoensamblaje automatizado, la mayoría de las industrias del capitalismo vertical se verán influenciadas. Las cadenas de suministro industrial y posindustrial cambiarán.
Entonces cabría preguntarse; ¿Qué sucedería si en la fabricación de computadoras redujeran los costos a la mitad? ¿O si el desarrollo de medicamentos y los costos de fabricación se bajaran en un 60% u 80%? ¿Qué pasaría si la generación de energía no dependiera más de los combustibles fósiles? ¿Cuál sería el impacto de la nanotecnología en la reducción de los costos de bienes y servicios esenciales que afectan la calidad de vida, salud, hábitat y el transporte?
Seguramente habría un impacto dramático en el estilo de vida actual. La mayoría de las cadenas de valor, vínculos de apoyo, las alianzas y los canales de distribución serán estructuralmente modificados. Se reformarán las instituciones de aprendizaje, los servicios financieros y la industria manufacturera.
A medida que la economía mundial siga siendo transformada por las nuevas tecnologías, se incrementará una intensa competencia por el talento, la propiedad intelectual, el capital y la experiencia tecnológica.
¿DESAPARECERÁ EL CAPITALISMO?
Mientras la nanotecnología se desplaza de lo teórico a lo práctico, el posible impacto en la sociedad, los negocios y la economía se hará cada vez más evidente impulsando las respuestas necesarias a las problemáticas actuales.
Por lo tanto, no es casualidad, ni un hecho aislado que haya surgido un informe científico encargado por un equipo de biofísicos finlandeses designados por Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, el cual expone que el capitalismo tal como lo conocemos se ha acabado como consecuencia de la explotación insostenible de los recursos medioambientales del planeta.
“Estamos ante una crisis global y común debido a una cada vez mayor desigualdad ante la ineptitud de los gobiernos. Empieza una nueva era, según el informe, y la mentalidad capitalista no es capaz de abordarla. Sin embargo, el sistema no quiere reconocer estos elevados costes porque no es capaz de asumir otro modelo económico distinto del capitalismo. (Marx y Engels ya lo evidenciaban en 1848).
Es cierto que este informe hace énfasis en los desequilibrios actuales y el uso desproporcionado de la materia prima. Pero este hecho nos deja con algunas incógnitas acerca de las características (y los riesgos) de una economía posnanotecnología.
Dada la flexibilidad de producción de la fabricación de nanofábricas y las mejoras en la calidad de los productos, es probable que muchos tipos de productos no fabricados con nanotecnología ya no sean competitivos. Si la propiedad o el control de nanofábricas resultase exclusivos, en manos de los capitalistas de turno ¿se crearía el monopolio más grande del mundo, y el riesgo de sufrir prácticas abusivas y anticompetitivas?
Uno de los riesgos de la fabricación molecular es el desequilibrio de la estructura económica actual, con una posible reducción masiva en el valor de muchos recursos materiales y humanos, incluyendo una gran parte de nuestra infraestructura actual.
BUCEAR EN EL NANO-MUNDO …LOS MARES ESPERAN
Mientras tanto, el mercado de los nanomateriales se cotiza al alza, y alcanzó ganancias de 32.500 millones de dólares en 2016 y se estima que alcanzará los 77.300 millones en 2021.
Por otra parte, el mercado de nano dispositivos podría alcanzar los 196 millones de dólares en el 2021, en comparación con los 56,5 millones obtenidos en el 2016. Los nanomateriales, en particular las partículas y las películas delgadas en la nano escala, dominan el mercado representando más del 80% de los productos vendidos en este sector.
Cabe remarcar que estas estadísticas, aunque son muy orientativas, son en parte discutibles ya que, al no existir prácticamente obligación alguna de etiquetaje de contenido nano, en la mayoría de los productos, salvo en algunas raras excepciones como la industria de la alimentación o el de la cosmética, genera la nebulosa propia del sistema.
Mientras que la tecnología mantiene su vertiginoso ascenso, hay un peso muerto que continua sin ganar altura: los desechos. Éstos, como el plástico ¿terminarán en el fondo de los océanos?
Estas son las dudas que muchos se plantean: ¿Cómo se van a gestionar los residuos que contengan nanopartículas y nanomateriales? ¿Van las nanopartículas manufacturadas a permanecer más tiempo en suspensión? ¿Qué interacción van a tener? ¿Cómo van a interactuar con los organismos acuáticos y cómo afectarán el funcionamiento de los sistemas acuáticos?
En realidad, navegamos a ciegas en un mar de dudas, en una dinámica sin retorno, en la ignorancia perpetua de lo oscuro. No obstante, todo hombre está comprometido con una visión del mundo, previa a la práctica de la ciencia, del arte o de cualquier actividad humana.
Cada quien contempla el contorno social y natural a través de los cristales de su personal subjetividad, la cual esta moldeada por la gravitación de la cultura dominante en la era de la información… desinformada.
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