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miércoles, 27 de noviembre de 2024

El Metaverso, un viejo-nuevo mundo

La llamada nueva etapa de la red de redes, aun cuando falta mucho para que cristalice, es resultado de conceptos y tecnologías más cercanas de lo que parecen...

Julio Gerardo Hun Longchong, Max Barbosa Miranda en Exclusivo 07/06/2022
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Metaverso Zuckerberg
Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, anunció en octubre de 2021 el cambio de nombre de su compañía Facebook por el de Meta. (Foto: Futuro360)

El término metaverso estuvo en miles de conversaciones por el orbe hace menos de un año, cuando la entonces Facebook Inc. cambió su nombre oficial a Meta en medio de una de las polémicas más fuertes en las que se ha visto envuelta la compañía de Mark Zuckerberg.

“El metaverso es el siguiente paso en la evolución de las conexiones sociales. La visión de nuestra empresa es ayudar a hacer realidad el metaverso. Por eso cambiamos de nombre para reflejar nuestro compromiso con este futuro”, como declaró la compañía en la página de presentación de Meta.

Para este momento del 2022, el metaverso ya ha dejado de ser tredingtopic, pero no por eso se ha vuelto menos relevante. La construcción del metaverso no tiene ni tendrá un año cero definido, como bien apuntó Mattew Ball, analista de datos y exjefe de estrategia de Amazon Studios: mientras parte de las tecnologías necesarias aún no se desarrollan o no están lo suficientemente desarrolladas, otras ya están entre nosotros y van ganando espacios cada vez mayores.

Los NFT y la blockchain, tecnologías criptográficas que han experimentado un fuerte boom, tanto en popularidad como en presencia y mercado, jugarán un rol importante en esta nueva era de la web (o eso se espera). Si hoy para muchos son palabras extrañas es muy probable que mañana sean nuestro día a día.

EN EL PRINCIPIO FUE STEPHENSON

La palabra metaverso proviene de Snow Crash, una novela de ciencia ficción ciberpunk publicada en 1992 por Neal Stephenson, obra que también nos legó un nuevo uso para “avatar”.

En Snow Crash el metaverso es un espacio digital construido para simular una gigantesca esfera con una mega autopista en su ecuador, La Calle. A los lados de esta, los usuarios crean sus propios espacios digitales, algunos abiertos a todos, mientras que otros, como el exclusivo club The Black Sun, solo son accesibles a usuarios determinados.

Como es usual en el género ciberpunk, el metaverso de Snow Crash no es un lugar amigable, sino un espacio permeado por un capitalismo desaforado cuasi-feudal, presente también en el mundo físico descrito en la novela. Porqué las grandes compañías tecnológicas hayan preferido un término con referentes tan oscuros es difícil de explicar.

Walpaper SecondLife

Fragmento de videojuego SeconLife. (Tomado de Wallpaper Flare)

Otra obra de ficción donde se muestra algo que podríamos llamar metaverso es la más reciente Ready Player One, película dirigida por Steven Spielberg en 2018, donde se describe un espacio virtual, Oasis, en el cual se alojan otros muchos espacios, tanto lúdicos como de pura sociabilidad y trabajo.

Oasis nos brinda una perspectiva interesante del metaverso pues, aunque existen muchas franquicias, usuarios y compañías generando contenidos en esta mega-plataforma, se muestra explícitamente en la cinta como propiedad de una sola compañía, con la que comparte el nombre. Se trata, en este caso, de un metaverso más amigable pero también más centralizado que el descrito en Snow Crash.

En cuanto a precedentes del mundo real, se apunta a SecondLife y Fornite como protometaversos. El primero, un juego de simulación social desarrollado hace dos décadas, superó las expectativas al llevar a cabo una economía propia y floreciente, tener presencia de compañías e instituciones reales en el juego y hasta un sistema de bienes raíces.


Fragmento de videojuego SeconLife. Ilustración de mujer con vestido floreado caminando por el jardín (Tomado de Wallpaper Flare)

Si bien las compañías tecnológicas parecen manejar un concepto bastante abstracto de metaverso, existe un considerable interés por parte de académicos, tecnólogos, periodistas y tecnócratas por entenderlo y, de paso, contribuir a su construcción.

Por el momento, se insiste en que el metaverso será el salto de la internet bidimensional a la tridimensional, un mundo virtual donde podremos interactuar con otros usuarios de forma similar al mundo real, pero sin estar limitados por aspectos como la presencia física.

Por otra parte, se espera que las fronteras entre ciberespacio y espacio físico sean aún más porosas con el metaverso, debido a tecnologías de realidad aumentada y weareables.

Wallpaper SecondLife

Fragmento de videojuego SeconLife. (Tomado de Wallpaper Flare)

SER O NO SER… AHÍ ESTÁ EL DILEMA

Un aspecto considerado clave por los expertos en el área es la necesidad de un metaverso con alta interoperabilidad, desconocida hoy por los usuarios. La interoperabilidad entre plataformas permitiría, por ejemplo, que un usuario de Xbox compartiera una partida con otro de PlayStation, o moverse de Twitter a la AppStore sin cambiar de cuenta.

Como explica Mattew Ball, el metaverso implica la interrelación de servicios y plataformas aún no vinculados, en orden de crear una Internet más fluida. Esta interoperabilidad presenta un desafío aún mayor cuando se añade la gobernanza digital al panorama, pues nuestros avatares en el metaverso no solo nos representarían ante una plataforma comercial, sino también serían nuestra representación como ciudadanos digitales.

Si la autenticidad de una cuenta y la seguridad de nuestros datos personales ya son preocupaciones constantes, en el metaverso estas adquirirán mayor importancia, pues los usuarios solo tendrían un alter ego digital.

La blockchain, los NFTs y otras tecnologías criptográficas como los smartcontracts jugarán un rol importante en el metaverso, pues tienen el potencial de brindarnos mayor seguridad de nuestra información personal, certificar las propiedades digitales que poseamos y favorecer la descentralización en la red.

Así, información personal, como el número de identidad o firma digital, podrá asociarse a nuestras cuentas, permitiendo hacer trámites como la compra de propiedades o certificaciones notariales desde el propio metaverso.

Mientras tanto, es de esperar que la presencia de compañías y negocios más pequeños en este mundo virtual desarrollen una economía que se mueva aún más entre los planos digital y físico. Una idea propuesta es que los artículos comprados en tiendas físicas vengan asociados a ítems digitales para su uso en el metaverso, y viceversa.

Nike ya dio sus primeros pasos en este sentido en diciembre de 2021 cuando compró RTFKT Studios, una compañía creativa que se dedica a producir “tenis NFT”. La compra de RTFKT no es un asunto menor: en febrero de ese año, el estudio logró vender 600 pares de zapatos con NFT asociados en seis minutos, para una ganancia de más de tres millones de dólares.

¿UN (NUEVO) MUNDO FELIZ?

Otro de los posibles beneficios de los NFT en el metaverso es la descentralización del metaverso. Los expertos que más entusiasmo muestran en este punto consideran que así se podrían eliminar los viejos problemas de la Internet actual. Por ejemplo, Andrés Pallaro, director del Observatorio del Futor de la Univerisdad Siglo 21, considera que las tecnologías criptográficas crearán en el metaverso un nuevo paradigma, más horizontal y transparente.

“Nuevos modelos económicos y sociales son posibles de imaginar a partir de estas tecnologías convertidas en un sistema operativo que puede conectar y potenciar distintas tendencias actuales destinadas a mejorar el mundo, como las nuevas economías (triple impacto), la innovación social para resolver problemas de las comunidades, la inclusión financiera que saca a las personas del anonimato económico y los Estados más inteligentes con fuerte adopción tecnológica.”, escribió para Infobae.

Zuckerberg Realidad Virtual

Si bien Zuckerberg ha insistido en la construcción colectiva del metaverso, por el momento las acciones de su propia compañía indican que el poder se concentra. (Foto: EFE)

Sin embargo, por el momento las circunstancias sugieren otro panorama. Si bien Zuckerberg ha insistido en la construcción colectiva del metaverso, por el momento las acciones de su propia compañía y otras más recientemente unidas a la carrera por el metaverso parecen indicar una concentración del poder.

Así, por ejemplo, Meta invirtió en 2021 unos 24 655 millones de dólares en innovación y desarrollo, el grueso de ellos su RealityLabs, enfocado en realidad virtual y aumentada, fundamentales para la propuesta de metaverso de la compañía. Esto se tradujo en una pérdida de 10 193 millones de dólares en ingresos, aunque los inversores consideran que es una pérdida aceptable frente a un posible crecimiento del mercado de Oculus.


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Julio Gerardo Hun Longchong

Periodista

Max Barbosa Miranda

Profesora de la Universidad de La Habana


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