¡Mamá quiero ser bióloga marina¡ dijo Sandra Delfín de León en sexto grado, después de su primera excursión en Playa Coral en Matanzas. Hoy, tiene 25 años, trabaja en el Acuario Nacional de Cuba y es bióloga marina.
Apenas termina su servicio social y ya fue galardonada con el Premio para Jóvenes Científicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por su trabajo sobre cultivo, propagación y reproducción asistida de corales pétreos para el estudio de la restauración del arrecife. Cubahora conversó en exclusiva con esta joven, y acá traemos su historia.
— ¿En qué consiste tu proyecto?
El trabajo presentado a la convocatoria de la UNESCO busca una especie de complementación con el proyecto Nacional del Acuario y Guanahacabibes, “Cultivo y Propagación de Corales Pétreos para la Restauración de los Arrecifes de Cuba”. Propongo trabajar con la parte sexual de los corales. Este trabajo requiere una serie de equipos que determinadas cuestiones no tenemos. El premio que consiste en 5 mil USD que desglosé en equipos para la reproducción sexual de los corales.
La idea sería esperar en el mes de agosto que desoguen nuestros viveros, colectar los gametos en medio natural, básicamente es realizar una reproducción sexual asistida en un laboratorio, con todos los parámetros requeridos mediante los equipos que son bombas, filtros, reactores de calcio etc.
Deseo complementar la reproducción sexual con la asexual. En la primera de ellas ocurre recombinación genética, que es muy importante para que las especies puedan adaptarse a nuevos cambios y tomar toda una serie de valores.
Hoy en día existen toda una serie de efectos por el cambio climático, sobre todo en los arrecifes de coral, y esa es una de las principales objetivos en la restauración de corales, asistir al proceso que naturalmente ocurre de una manera más rápida y efectiva.
Foto: Cortesía de la entrevistada
— ¿Por qué acudir a una reproducción sexual asistida?
La restauración de corales, no solo en Cuba sino en otros países del mundo, es aplicada fundamentalmente por reproducción asexual, lo que trae consigo una desventaja: cada nueva colonia que crece constituye clones del fragmento que sembraste en el vivero, esto interfiere en la readaptación de las especies, no solo de los corales.
Los corales son animales. Tienen dos tipos de reproducción, como habíamos dicho. En el caso de la reproducción asexual funciona parecido como en las plantas: cortas un tallito, lo siembras y crece otra.
En la reproducción asexual hay dos fases, una que es vivero y otra que es de siembra. La idea del vivero es crear como un almacén de corales donde vas a colgar un fragmento, que va a crecer hasta que llegue a un tamaño responsable. Cortas las puntas y luego lo sembramos en el lugar del proyecto, que es un sitio dañado.
— ¿En qué consiste la convocatoria?
La convocatoria del premio abrió en noviembre del año pasado para jóvenes que diseñaran proyectos en reservas de la biosfera. Apliqué con uno de restauración de corales en el Parque Nacional Guanahacabibes donde el Acuario Nacional de Cuba junto a otros centros de investigación trabajan en el proyecto “Cultivo y Propagación de Corales Pétreos para la Restauración de los Arrecifes de Cuba”, donde creamos viveros de corales y trabajamos fundamentalmente en la reproducción asexual de los mismos. El objetivo es restaurar zonas dañadas, es decir, repoblar esa zona del arrecife. Trabajamos con la especie conocida como Cuerno de Ciervo, que se produce naturalmente por fragmentación por una tormenta, oleaje etc.
— Métodos aplicados en el proyecto
La restauración activa lleva una influencia más directa de nosotros los humanos. Es un método relativamente nuevo. Existe un movimiento de restauración muy grande en el Caribe con resultados muy certeros, pero es un área experimental. Aquí todos los días estamos innovando, probando cosas nuevas. Monitoreamos el crecimiento, enfermedades patógenas, etc.
Foto: Cortesía de la entrevistada
— ¿Con qué frecuencia revisan los viveros?
Monitoreo una vez al mes, pero nosotros vamos allí todas las semanas, porque estamos constantemente haciendo experimentos. La restauración es un método, ayuda a recuperar el estado natural de las poblaciones en un área que sufrió un daño.
— ¿Algún animal en el agua al que le tengas miedo?
A los hidrosomos, porque se fijan a las estructuras de los viveros y cuando vas a quitarlos pican. Sin embargo amo los tiburones.
— ¿Es un proyecto que se pudiera extender a todo el país?
Si. Serían cuestiones más grandes, pero como parte de la Tarea Vida y el proyecto Ecovalor se trabaja mucho en la parte marina. La restauración es algo incipiente en Cuba, depende de las provincias.
— Profesionalmente ¿cuál es tu principal reto?
Soy de hacer las cosas poco a poco. A corto plazo mi maestría sería mi principal objetivo, artículos científicos… pero más que nada me debo mucho al proyecto y a la parte nacional. Me he puesto algo más sentimental y me encantaría ver toda esta parte del arrecife ya restaurado, porque está muy deteriorado.
Foto: Cortesía de la entrevistada
A 17 metros de profundidad la vida no es igual, dice Sandra que hay una paz incomparable.
La primera vez que Sandra buceó tenía 18 años. No hubo miedo ni nervios, solo ganas. El deseo no cree en temores. “Allá abajo se siente mucha paz, para cualquier estrés, bucear es la solución”, dice sonriente. No imagino mi vida separada del agua.
Elena
16/12/20 8:35
Muy bonito trabajo. Felicidades para la joven bióloga marina y a los Centros de estudios cubanos que la ha formado. También apra el acuerio nacional de Cuba. Sería intereante que explicaran a cuántos científicos y particularmente sualgún otro cubano ha obtenido el Premio para Jóvenes Científicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
RGC
11/12/20 10:54
MAGNÍFICO TRABAJO DE SANDRA
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