La ciencia, la tecnología y la innovación son esenciales en el fortalecimiento de nuestro modelo de desarrollo. Así ha quedado demostrado luego de un año de convivir con la COVID-19. Un período en el que gracias a la participación de los diferentes sectores del país, se han solucionado problemas de carácter nacional, a través de alianzas con las universidades y otras importantes áreas estratégicas cubanas.
En este sentido, es válido recordar que, el resultado obtenido en el contexto actual por la ciencia cubana no es algo repentino, sino que constituye el reflejo de años de trabajo y de la necesaria unión entre el sector y el gobierno del país.
“El conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación constituyen insumos imprescindibles para avanzar en el proceso de desarrollo, sobre todo, si se trata de un modelo de desarrollo como el que se formula en la Visión de la Nación, el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 y la conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista que la define como soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible. No puede haber verdadera soberanía, sostenibilidad y prosperidad sin crear y aprovechar capacidades de conocimiento, ciencia, tecnología e innovación”, destacó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en su tesis de Doctorado.
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LA INNOVACIÓN Y EL DESARROLLO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS CUBANAS
De acuerdo al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), el desarrollo científico y tecnológico de un país puede definirse como el proceso de acumulación de capacidades y actitudes de la sociedad para generar, asimilar, adaptar, perfeccionar, apropiar y aplicar conocimientos y sus correspondientes tecnologías, el cual produce cambios económicos, ambientales y sociales.
Precisamente, en el Artículo 21 de la Constitución de la República de Cuba queda claro que “el Estado promueve el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos imprescindibles para el desarrollo económico y social”. Así mismo, en el Artículo 32, inciso f, resalta que “se estimula la investigación científica con un enfoque de desarrollo e innovación, priorizando la dirigida a solucionar los problemas que atañen al interés de la sociedad y al beneficio del pueblo”.
Por esta misma línea, en las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 se establece como un eje estratégico el “potencial humano, ciencia, tecnología e innovación”.
Mientras tanto, en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 también se hace énfasis en la necesidad de que la ciencia, la tecnología y la innovación avancen de la mano para alcanzar un mayor desarrollo. En este sentido, de particular importancia resulta el Artículo 115 donde se especifica la importancia de crear vínculos con el sector académico, el sistema educativo y formativo: “Promover y propiciar la interacción entre los sectores empresarial, presupuestado, académico, el sistema educativo y formativo, y las entidades de ciencia, tecnología e innovación, incentivando que los resultados científicos y tecnológicos se apliquen y generalicen en la producción y los servicios”.
SOBERANÍA TECNOLÓGICA EN UN AÑO DE PANDEMIA
La tradición y la experiencia cubana en los sectores de desarrollo científico, unido al objetivo permanente de ser un país soberano tecnológicamente, han resultado claves para el enfrentamiento a la pandemia. De hecho, el programa de soberanía tecnológica en la biología molecular para el diagnóstico de la COVID-19 ha implicado una inversión importante.
Según explicó José Luis Fernández Yero, asesor del presidente de BioCubaFarma, en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda, “incluye soberanía tecnológica desde la toma de la muestra con el hisopo que se introduce en la nariz de las personas, hasta el análisis matemático y la informatización de los resultados. O sea, abarca toda la cadena de eventos que conducen al diagnóstico de pacientes con COVID-19, y también es aplicable en otras enfermedades infecciosas y bacterianas”.
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Situémonos, por ejemplo, en los recursos materiales que lleva el proceso de detectar un caso positivo a la COVID-19. En primer lugar, acceder al hisopo con que se toma la muestra es una cuestión complicada por lo costoso y el difícil acceso. ¿Qué hacer entonces? Pues el Centro de Neurociencias de Cuba trabajó con una producción semimanual hasta el mes de marzo, produciendo más de 16 900 hisopos diarios. Actualmente, la inversión ha avanzado con una línea de fabricación automática que está en fase final de puesta en marcha.
Luego que se toma la muestra es preciso trasladarla en un medio especial a un laboratorio para su análisis. Es así que el Centro de Biopreparados (Biocen), desarrolló un medio de transporte para trasladar las muestras recogidas hacia el laboratorio. Al cierre del 2020, el Biocen había entregado al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) un millón 522 025 unidades y en lo que va de 2021 ya han terminado 597 342.
El siguiente paso es extraer en el laboratorio el ARN del virus de la COVID-19, un proceso que implica el uso de perlas magnéticas, muy costosas y que inicialmente se debían importar. En este caso, el Centro de Estudios Avanzados ha desarrollado dichas perlas magnéticas y actualmente es capaz de producir 20 000 unidades diarias.
Una vez están listas las perlas magnéticas, se necesita un extractor de ADN y ARN. En eso trabaja ahora el Centro de Inmunoensayo. “Es un equipo muy complejo, con varias posiciones, y trabaja automáticamente, tiene unas barras magnéticas que captan las partículas y realizan una serie de procedimientos que permiten purificar el ARN, la firma del virus, para hacer el paso siguiente, que es el PCR”, explicó Fernández Yero.
Ya llegamos al paso de realizar el PCR. Para esto son necesarios unos reactivos químicos que se denominan sondas e iniciadores, usados para identificar la partícula del virus, y unas enzimas que amplían la reacción y permiten la detección por los equipos. “El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) ha trabajado y ya se desarrollaron con éxito los primeros reactivos, y se está trabajando en la producción y purificación de las dos enzimas necesarias. La primera ya está lista, y en la segunda se estamos en estos momentos”, dijo el asesor del presidente de BioCubaFarma.
Mientras tanto, el Centro de Inmunoensayo desarrolla el PCR a tiempo real con los reactivos producidos por el CIGB. El ensayo de PCR en tiempo real debe estar listo en el mes de abril para su registro en el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED). De esta manera, no tendremos que competir por la disponibilidad de pruebas, porque para eso tenemos soberanía tecnológica.
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Todo esto en un año donde el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba se ha recrudecido, con un impacto real en la economía del país. Desde abril de 2019 hasta marzo de 2020, el bloqueo causó 160 millones 260 mil dólares en pérdidas económicas en el sector de la salud y 161 millones en la Industria Biofarmacéutica.
COMBIOMED Y EL CENTRO DE INMUNOENSAYOS: HISTORIAS POR CONTAR
Si hablamos de desarrollo científico y soberanía tecnológica en tiempos de COVID-19 es preciso mencionar al COMBIOMED y al Centro de Inmunoensayos. La primera institución se vincula al desarrollo de equipos para el soporte de vida, la monitorización de pacientes, el diagnóstico de enfermedades respiratorias crónicas, la estimulación eléctrica, aplicaciones para la atención primaria de salud y el diagnóstico y rehabilitación cardiovascular.
En 1983, en COMBIOMED iniciaron las primeras investigaciones en equipos médicos y en 1985 se comenzó a usar en hospitales el primer equipo médico del ICID, el electrocardiógrafo digital con interpretación CARDIOCID PC. Actualmente, cuentan con una cartera de más de 42 productos, entre ellos el monitor materno-fetal, de pacientes Terapia DOCTUS-8.
Durante el enfrentamiento a la pandemia, los trabajadores se vieron inmersos en la reparación de 90 ventiladores pulmonares por la obsolescencia tecnológica de tales equipos en el sistema nacional de salud. Además, han contribuido con más de tres mil 800 equipos en centros de aislamiento, unidades de atención primaria de salud, y ahora en los ensayos y estudios de los candidatos vacunales cubanos.
En abril se iniciarán las pruebas del primer prototipo de ventilador pulmonar de altas prestaciones, un proceso que comenzó hace un año y es el equipo más complejo que ha diseñado COMBIOMED hasta el momento, dirigido a pacientes adultos y críticos.
A mediano plazo, la entidad planifica diversificar sus líneas de trabajo con dos líneas de jeringuillas y otra de fabricación de utensilios plásticos para las pruebas de biología molecular, mientras a corto plazo desarrolla una máquina cubana de anestesia, con vistas a sustituir importaciones
Precisamente, COMBIOMED es uno de los centros que visitó el pasado 30 de marzo el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Allí, le mostraron prototipo del ventilador pulmonar de altas prestaciones cubano COMBIOVENT. Indagó acerca de los proyectos que desarrollan, los equipos que han creado, el impulso dado al vínculo de la empresa con las universidades y accedió a usar el Oxímetro de pulso Oxy AE, que monitorea el porciento de saturación de oxígeno en sangre y la frecuencia cardiaca, mientras le explicaban el funcionamiento de otros equipos médicos, como el Monitor de Parámetros Fisiológicos, vital para las salas de terapia intensiva.
Mientras tanto, el Centro de Inmunoensayo, constituye una industria de la biotecnología cubana con más de 30 años de experiencia. En los últimos años, ha logrado instalar en el país durante estos años más de 2 000 equipos y 169 laboratorios municipales con la tecnología SUMA, así como 395 exportados y funcionando en el exterior, que han realizado estudios a más de 200 millones de personas, incluidos 48 millones de niños, en Cuba y otras naciones.
Actualmente, el Centro de Inmunoensayo trabaja en varios proyectos vinculados al enfrentamiento a la COVID-19, tales como cinco diagnosticadores propios, que sirven tanto para evaluar inmunogenicidad de la vacuna como la presencia de la infección del virus. Así quedó claro en la visita de Díaz Canel a la institución donde también se conversó sobre el equipo de extracción de moléculas ARN/ADN.
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