Estas excelentes fotos de Noel López Fernández no son un reflejo del estado de las crestas de arrecifes de coral en Cuba. La realidad es que solo el 3% se encuentra en buen estado y poco deterioradas el 5 %; en cambio, 23 % están deterioradas, 40 % muy deterioradas y 29 % extremadamente deterioradas. Son algunos de los resultados más recientes del Macroproyecto:
“Escenarios de peligro y vulnerabilidad de la zona costera cubana, asociados al ascenso del nivel medio del mar para los años 2050 y 2100”, ejecutado por la @AgenciadeMedioAmbiente del CITMA, y en el que participan numerosas instituciones del país, coincidentes con las tendencias calculadas para la región del Caribe, en la que se estima que las crestas de corales tengan una persistencia de su máxima capacidad protectora de no más de 30 años.
En Cuba las crestas de arrecifes de coral ocupan un área aproximada de 91,5 kilómetros cuadrados de la plataforma insular y se extienden de manera discontinua a lo largo de mil 500 kilómetros, en los que ofrecen determinados niveles de protección a la zona costera ante los efectos del oleaje.
Las crestas de coral, al contribuir a disipar la energía de las olas, protegen las playas frente a la erosión; ellas, junto a los manglares, son ecosistemas que brindan una protección natural muy importante a la zona costera, son insustituibles, guardianes de la vida frente a los impactos actuales y futuros del cambio climático.
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