A inicios de marzo de 2020, más o menos por estas fechas, los cubanos y las cubanas conocíamos poco de la familia de coronavirus, de PCR o protocolos sanitarios. El nasobuco era una prenda que solo usaban algunos por moda. El apretón de manos, el beso y los abrazos eran parte de lo cotidiano. Imaginar meses de aislamiento físico y dinámicas diarias pausadas parecía absurdo.
Luego, el 11 de marzo del mismo mes se confirmó el primer caso positivo de la COVID-19 en Cuba. Y entonces lo que parecía imposible se convirtió en certeza. Por aquella fecha, en el país solo existía el laboratorio del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) para procesar las muestras sospechosas al nuevo coronavirus y las 400 pruebas diarias estudiadas era el límite.
Actualmente, Cuba cuenta con 22 laboratorios de biología molecular en once provincias del país. Además, desde el 19 de noviembre se analizan más de 10 000 muestras en 24 horas, alcanzando la cifra más alta el pasado 9 de febrero con 19 710 pruebas procesadas.
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¿QUÉ IMPLICA LA REALIZACIÓN DE UNA PRUEBA PCR?
Primero, recordemos que mediante la prueba de PCR (Reacción en Cadena Polimerasa) se localiza y amplifica un fragmento de material genético, que en el caso del coronavirus es una molécula de ARN. Si al analizar la muestra, se detecta el ARN del virus, entonces se confirma que la persona está infectada, en este caso, de COVID-19.
Además, dicha prueba tiene características básicas como, por ejemplo, la alta especificidad, es decir, la capacidad para diferenciar entre dos microorganismos muy cercanos evolutivamente; la alta sensibilidad, que permite detectar cantidades de 20 copias/ml, o incluso menos, de material genético viral, y es precoz, pues detecta el virus en los primeros días de la infección respiratoria.
Algunas precisiones sobre el tema fueron publicadas también en un informe de Organización Panamericana de Salud (OPS) a inicios de la pandemia, que deja claro que las muestras deben ser tomadas por personal capacitado y teniendo en cuenta todas las instrucciones de bioseguridad. Además, solo se deben usar hisopos de Dacrón flocados o poliéster. Así mismo, la OPS explica que las muestras respiratorias deben mantenerse refrigeradas (4-8 °C) y enviarse al laboratorio donde se procesarán dentro de las 24-72 horas de la toma.
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En Cuba, el Centro de Neurociencias (CNEURO), cuenta con una amplia capacidad productiva para la fabricación de los hisopos utilizados en la toma de muestras de PCR, para así sustituir la importación de este producto costoso y con características tan específicas. Mientras tanto, cada uno de los laboratorios del país cumplen con los requisitos necesarios y tienen la alta tecnología utilizada en el análisis de las muestras de COVID-19.
LABORATORIOS EN CUBA: ALCANCE Y EFICIENCIA
Cuando se detectó el primer caso positivo de COVID-19 en Cuba, el único laboratorio habilitado para el análisis de muestras era el del IPK. Al finalizar el mes de marzo, estaban alistados los laboratorios de Microbiología Molecular de Santiago de Cuba y Villa Clara. Actualmente son 22 distribuidos en once provincias del país: Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Ciego de Ávila, Holguín, Santiago de Cuba, Camagüey y Guantánamo.
Además, la diversidad de territorios en los que están situados dichos centros posibilita la independencia en el análisis de las muestras y dar una respuesta rápida sobre los resultados, un reclamo constante de la población. En varios de estos laboratorios se ha ampliado la capacidad de pruebas a estudiar, con el objetivo también de evitar acumular muestras.
MUESTRAS ANALIZADAS: RETOS DIARIOS
Desde que se incluyó el dato de las muestras analizadas diariamente en el parte del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), el 27 de marzo, la tendencia en Cuba ha sido el aumento. Por aquella fecha eran un poco más de 300 las pruebas estudiadas. Hoy se acumulan dos millones 411 mil 287 test, de los cuales el 2.09% han resultado positivos.
Precisamente, el número de pruebas para detectar la presencia de la COVID-19 depende de la complejidad del territorio, la cantidad de casos sospechosos y contactos, con independencia de la capacidad de los laboratorios.
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El aumento de casos en Cuba desde finales de diciembre generó un gran volumen de muestras a analizar. Es por eso que, en estos últimos meses, el atraso en la entrega de resultados de los PCR en determinadas provincias y municipios no es un secreto para nadie. La Habana es, actualmente, uno de los territorios más complicadas en este sentido.
Como vías de solución, desde el 15 de febrero comenzó a implementarse en la capital un sistema de monitoreo epidemiológico desarrollado por la empresa DATYS, con el propósito de que el sistema de salud y los pacientes obtengan los resultados de las pruebas de PCR en el menor tiempo posible.
Como requisitos para recibir las notificaciones, las personas deben declarar, en el momento de la toma de la muestra, el número de carnet de identidad, el teléfono celular o dirección de correo electrónico y a través del servicio de mensajería rápida de Cubacel recibirán, de forma gratuita, el resultado del PCR.
Mientras tanto, al tener la respuesta de la prueba, los hospitales, aeropuertos, hoteles, centros de aislamiento o aéreas de salud que realizaron el examen también verán los resultados en sus estadísticas. Una vez concluya el proceso de validación de la herramienta, se prevé extenderla de forma paulatina al resto del país.
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