Marriage Story: La verdadera historia del divorcio (+Trailer)

En los primeros minutos de Marriage Story, Charlie y Nicole explican qué es lo que aman de su pareja mientras las imágenes de su vida juntos desfilan por la pantalla, una vida además, al menos en apariencia, feliz, o al menos lo suficientemente feliz para lograr un matrimonio duradero. Sin embargo, ellos se están divorciando. Y es en su divorcio que se enfoca esta ficción. Un divorcio con un niño y miles de kilómetros de por medio. Un divorcio al fin y al cabo, con todas las emociones encontradas y los daños colaterales que se supone que tenga. Un divorcio... pero también, una de las historias de pareja más honestas de los últimos tiempos.

Marriage Story (Historia de un matrimonio) es una de las mejores películas del año. Escrita y dirigida por Noah Baumbach y protagonizada por Adam Driver y Scarlett Johansson es a la vez el más común y cotidiano de los cuentos y un testamento sincero de la experiencia humana complemente único en su universalidad.

Nicole y Charlie son un matrimonio en sus 30. Llevan varios años casados, tienen un hijo de ocho años. Incluso trabajan juntos en Nueva York, donde el dirige la compañía de teatro en la cual su esposa es la actriz principal. Pero todo parece haber terminado. Ella se muda a Los Angeles con el niño, el se queda en la Gran Manzana; y por poco más de dos horas trataremos de descifrar qué les ha hecho fracasar, viaje de entendimiento que ellos también tomarán.

Pero las virtudes de este filme residen en su captura fidedigna de un momento tan complejo en las vidas de cualquier persona. Noah Baumbach es un poeta de la cotidianidad. Ha hecho su carrera escribiendo y dirigiendo historias comunes. Sus películas no buscan la estridencia de los disparos y explosiones, la adrenalina y la tragedia de la guerra o la descripción sórdida de lo más traumático de una sociedad. El director comprende que muchas veces los momentos de mayor complejidad, la encrucijada más difícil de un ser humano, puede ser una pérdida, un divorcio, aquellas experiencias que todos tenemos a un recuerdo de distancia.

Historia de un matrimonio es una de sus mejores obras. Tal vez la única anterior que está al nivel de esta producción es The Squid and the Whale, casualmente (o tal vez no tanto) sobre otro divorcio. En ese caso el de sus padres fue la inspiración. Ahora no oculta (ni podría ocultar) que su largo proceso de separación de la actriz Jennifer Jason Leigh fue la inspiración principal de este guion. Un proceso de entrevistas e investigación completaron la idea para esta crónica.

La triada de abogados interpretados por Laura Dern, Ray Liotta y Alan Alda describe un sistema judicial defectuoso que entorpece aún más ese periodo tan complejo. Pero más aún, retratan una profesión que se alimenta del dolor, un grupo de personas que desde el cinismo avivan las diferencias conyugales y tergiversan la verdad, al menos la pequeña parte de verdad que puede percibirse de una relación desde la epidermis, pues cada matrimonio es un mundo cuyas reglas y costumbres solo son realmente entendibles para sus dos habitantes.

Un abogado le dice a Charlie en la primera reunión que tiene: “Los abogados defensores ven a las malas personas en su mejor cara, los abogados de divorcios ven a las buenas personas en la peor”. Y ciertamente el divorcio saca lo peor de Nicole y Charlie. A través del proceso judicial llevan a cabo una especie de revisión del pasado que retrata sus años juntos como un infierno.

La película completa es una especie de juicio. Las dos víctimas/acusados dan sus versiones de los hechos y somos nosotros los espectadores el jurado con la tarea de dictar sentencia, mas esa es una tarea imposible. La verdad... no importa quién es el culpable. Lo mejor que podemos hacer es acomodarnos en nuestras sillas y sentir con ellos. Pues si algo logra Marriage Story sin proponérselo es que sintamos y establezcamos paralelismos con nuestras propias crónicas.

Adam Driver y Scarlett Johansson nos enseñan lo que es actuar en dos interpretaciones perfectas. Y asumo ese calificativo sin miedo a sonar absoluto. Las emociones encontradas, los conflictos internos, la naturalidad de la voz y el cuerpo... ellos no actuaron, ellos fueron Nicole y Charlie. Una mención aparte merece el trabajo de Laura Dern, acostumbrada a brillar sin importar cuantos minutos tenga en pantalla. Como la abogada de Nicole es difícil no odiarla. Sin embargo, es en las escenas compartidas por los protagonistas que Marriage Story se vuelve sublime, con momentos en que pareciera que estás asistiendo al teatro y no a una grabación.

Resulta sorprendente, pero casi la totalidad de las palabras dichas en el largometraje salieron de la escritura de Baumbach. Johansson y Driver han declarado que incluso el más pequeño balbuceo, interrupción o doble sentido estaba en las páginas. Y esto no es la evidencia de un director tiránico y egocéntrico, ni mucho menos le resta merito a los actores; es el reflejo de un artista que tiene clara en su totalidad la historia que quiere contar, capa por capa; y de actores dispuestos a compartir y vivir su verdad.

La cámara es espontánea. Apenas se mueve y cuando lo hace es por algo importante, como si tratara de no causarle el más mínimo inconveniente a los actores. El resto del tiempo se basa en planos fijos y cerrados.

Se conjuga además con la música compuesta por el legendario Randy Newman (20 veces nominado al Oscar), quien compone una banda sonora hermosa y triste, pero no exagerada; como el propio filme.

En una reunión entre Charlie y uno de sus abogados, interpretado por Alan Alda, este le dice: “Divorciarse con un hijo es de lo más difícil que harás, es como una muerte sin cadáver”. Este es otro de los principales móviles de Marriage Story. ¿Cómo compartir la paternidad con alguien que ya no es tu pareja? ¿Cómo proteger al niño de los cambios que ocurren en el camino hacia una nueva normalidad tan diferente para el como para sus padres?

Tal vez la comprensión de que lo normal ha cambiado sea la afirmación más importante de la obra y el viaje más doloroso para la pareja, incluso más que las ofensas, los abogados, la propia separación. Lo vemos en la lucha contra la costumbre de saludarse con un beso en la boca, de decirse “cariño”; en buscar una foto en la que no aparezca el otro, o en el simple acto de a veces sentirte un extraño para alguien con quien has pasado años de tu vida, cruzar constantemente la línea entre el amor y el odio.

Como es usual en el cine de Baumbach, donde Driver es ya recurrente, los toques de humor tampoco faltan, aunque en este filme se contiene en la dosis; y se agradece que lo haga. Como mismo se agradece que fuera de esos minutos iniciales no se utilice el flashback. Opta por contar el pasado desde el presente, lo bueno y lo malo del antes desde el ahora.

Más allá de todas las cualidades de la película, llama la atención su desprecio por la complacencia. Tiene un tono tan intimista y lo que cuenta es tan sincero, que a veces da pena entrometerse. Marriage Story podrá ser solo la historia de un divorcio, pero conocer a Charlie y a Nicole en este momento de sus vidas... eso es un regalo.