viernes, 29 de marzo de 2024

Infodemia y factcheckers: preguntas claves para entender la pandemia

La preocupación generada por este fenómeno en varios países no es nueva, pero el panorama actual ha puesto más interés y recursos, en actores y mecanismos para hacer frente a la desinformación....

Claudia Yilén Paz
en Exclusivo 16/08/2021
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Fake news portada
En la actualidad, la producción y consumo de información se produce de forma acelerada, lo que genera a su vez saturación cognitiva y reduce la capacidad de comprender y analizar la información en el proceso de toma de decisiones

A la altura del 2020 nos preguntamos si eso de frenar una pandemia era posible, de acuerdo a los adelantos científicos y tecnológicos alcanzados por la humanidad hasta entonces. También, en estos momentos, algunos imaginamos mayor inmunidad ante la avalancha de fake news o noticias falsas que se nos vino encima cuando la COVID-19 se hizo habitual en nuestros feeds de noticias.

En el artículo Competencias mediáticas y digitales, frente a la desinformación e infoxicación, sus autores Rigliana Portugal e Ignacio Aguaded destacan el crecimiento acelerado de la desconfianza que tienen los usuarios frente a plataformas digitales y medios tradicionales.

En el 2018, aproximadamente 7 de cada 10 países estaban preocupados ante la posibilidad de que las fake news se utilizaran como armas, refieren los autores. Un año después, el estudio afirmó la existencia de la caída de confianza tanto en sitios de redes sociales como en buscadores de información. Ello debido, fundamentalmente al aumento del consumo de los medios digitales, y por tanto, a la desconfianza en los medios debido a la falta de rigor de las fuentes informativas utilizadas.

Como se ha visto, la preocupación generada por este fenómeno en varios países no es nueva, pero el panorama actual ha puesto más interés y recursos, en actores y mecanismos para hacer frente a la desinformación.

¿Qué ha pasado durante todo este tiempo?

Para adentrarnos en la temática nos gustaría, primeramente volver sobre el contexto. Desde que el nuevo coronavirus acaparó titulares y nuestra atención como consumidores de noticias, surgió una nueva terminología para describir a la excesiva cantidad de información falsa que se genera constantemente sobre el tema: la infodemia.

En la actualidad, la producción y consumo de información se produce de forma acelerada, lo que genera a su vez saturación cognitiva y reduce la capacidad de comprender y analizar la información en el proceso de toma de decisiones. Este fenómeno es conocido como infoxicación y es posible debido al empleo de las TIC, las cuales permiten el acceso infinito a la información que circula en red.

Además, otra de las características de la infoxicación es que ofrece a la audiencia el contenido que esta desea y que generalmente es infoentretenimiento. De ahí que los autores señalan la exposición de los usuarios a diversos contenidos, sin el desarrollo de capacidades que les permitan filtrar informaciones que puedan ser falsas.

¿Qué plataformas se han empleado para desinformar?

En el periodismo, y en la vida en general, las noticias falsas siempre han existido. Después de leer hasta aquí usted puede preguntarse entonces por qué tanto revuelo, o el porqué de este artículo. La novedad ahora es la velocidad con que se reproducen estas noticias a través de los nuevos medios de comunicación digital, los sitios de redes sociales y aplicaciones de mensajería.

El artículo citado enfatiza el creciente número de usuarios de internet en el mundo, alcanzando en un solo día “4330 millones 893 mil 600 personas, siendo 562 millones los videos vistos en Youtube y más de 62 millones los tweets enviados”, de acuerdo con la información en tiempo real ofrecida por Internet Live Stats.

Además, los autores refieren que cada vez más los usuarios otorgan menos confiabilidad a plataformas como Facebook, y un aumento en el nivel de confianza en redes como Instagram o aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Recordemos que en el caso de Cuba, en enero de este año, las aplicaciones móviles más utilizadas fueron Facebook, Whatsapp, Facebook Messenger e Instagram, según el informe Digital 2021: Cuba.  

Por tanto, son estos espacios en los que más se comparte y promueve este tipo de contenidos. Aunque, es válido aclarar, no en todos se hace frente a la desinformación, ni con la misma intensidad.

Chequeado, el primer sitio de América Latina dedicado a la verificación del discurso, durante el primer trimestre de 2021 realizó un monitoreo de redes sociales. El mismo comprobó que al menos seis grandes desinformaciones sobre el coronavirus y las vacunas anti COVID-19 identificadas por los fact-checkers del continente llegaron a los latinoamericanos tras viralizarse en los Estados Unidos.

El estudio también reveló que el proceso de exportación de desinformaciones sobre salud de Estados Unidos es impulsado por colectivos que en muchos casos se identifican como cristianos, conservadores o por personas que dicen defender los valores de la familia. También participan en este proceso políticos de varios rangos y celebridades mundialmente conocidas por posturas negacionistas.

Asimismo, se evidenció que a pesar de la actualización de sus políticas en pos de “promover la verdad”, Facebook, Twitter, Instagram y Reddit todavía demuestran dificultades para combatir falsedades que surgen en inglés y se traducen al español.

“El monitoreo de falsedades identificadas en el primer trimestre del año evidencia que la forma en la que se viralizan los contenidos desinformantes que están en inglés parece estar más vigilada que en español”, apuntaron.

La traducción y aparición de los contenidos en otros países demora, en algunos casos, sólo minutos, agregaron.

Además de las plataformas más populares, el equipo de Chequeado menciona otra que habrá que tomar muy en cuenta por la velocidad con la que crecen: BitChute, Rumble y Gab.

Rumbe, por ejemplo, nació en Toronto, Canadá y pertenece al empresario Chris Pavlovski. “En noviembre de 2020, tenía 1,6 millón de usuarios. A finales de marzo de 2021, ya contaba con 31 millones. En abril de 2020, albergaba videos sobre leones, pájaros y animales domésticos. Recibía cerca de 120 nuevos contenidos cada 30 días. Un año después, bajo la bandera de quienes rechazan la moderación de contenidos online, la plataforma tiene un promedio de 27 mil nuevos videos por mes y, entre los más vistos, están los que debaten teorías conspirativas. La grabación más vista en abril de este año, por ejemplo, era sobre los fraudes supuestamente registrados en las elecciones americanas de noviembre último. Un contenido comprobadamente engañoso”, expusieron.

A diferencia de lo que hacen otras empresas de tecnología, Rumble parece no tener la intención de verificar contenidos o trabajar con chequeadores para ayudar a que sus usuarios sepan cuándo están frente a un contenido falso.

La CNN describe a Gab como una “red social alternativa, popular entre los conservadores, los militantes de la extrema derecha y otros extremistas en general”. Gab ganó millones de usuarios después del ataque del 6 de enero último al Capitolio, en Washington. Después de que centenas de seguidores del entonces presidente, Donald Trump, invadieran la casa legislativa, interrumpiendo el reconocimiento de Joe Biden como ganador de las elecciones, Gab se popularizó. Sirvió de abrigo a muchos perfiles (y personas) que, por incitar a la violencia, habían perdido acceso a las redes sociales más comunes y también al igualmente controvertido Parler (una plataforma que fue temporalmente borrada de las tiendas de Apple y Amazon por no tener políticas contrarias a las publicaciones que incitan a la violencia), relataron.

Por su parte, la CNN describe a Gab como una “red social alternativa, popular entre los conservadores, los militantes de la extrema derecha y otros extremistas en general”. Gab ganó millones de usuarios después del ataque del 6 de enero último al Capitolio, en Washington. Después de que centenas de seguidores del entonces presidente, Donald Trump, invadieran la casa legislativa, interrumpiendo el reconocimiento de Joe Biden como ganador de las elecciones, Gab se popularizó. Sirvió de abrigo a muchos perfiles (y personas) que, por incitar a la violencia, habían perdido acceso a las redes sociales más comunes y también al igualmente controvertido Parler (una plataforma que fue temporalmente borrada de las tiendas de Apple y Amazon por no tener políticas contrarias a las publicaciones que incitan a la violencia), describieron.

También es importante destacar la aparición, en todas estas plataformas, de influencer y líderes de opinión, que contribuyen a construir y difundir, con mayor velocidad las noticias falsas.

¿Qué temáticas relacionadas con la pandemia se han convertido en fake news?

Al inicio de la pandemia, varias fueron las noticias falsas originadas y replicadas, relacionadas con el lugar y forma de origen del coronavirus, su expansión, duración, tratamientos y curas. En otros niveles de complejidad, el debate estuvo entorno al uso ineficiente de la mascarilla.

En el reportaje de Chequeado, su equipo hace referencia al documental “Plandemic”, estrenado en Estados Unidos el 4 de mayo de 2020. Considerado uno de los primeros casos de importación de contenidos falsos sobre la COVID-19 y exportado a América Latina. El video, de 26 minutos de duración, en inglés, fue producido en Estados Unidos y presenta una serie de teorías conspirativas sobre la pandemia. El mismo fue retirado de Facebook, YouTube y Vimeo tras el trabajo realizado por varios factcheckers de la región. Sin embargo, esto no impidió su viralización.

Las vacunas anticovid también han estado en la diana. Aunque, este fenómeno ya es común el mundo online y offline por los fuertes movimientos antivacunas existentes a nivel mundial, los cuales, en estos espacios digitales se han podido organizar mejor.

Sucedió en enero con la muerte de Hank Aaron, uno de los mejores beisbolista estadounidense. Aaron falleció de causas naturales, sin embargo, muchos usuarios en redes sociales – entre ellos dos influenciadores mundialmente conocidos–, dijeron que fue víctima de una vacuna contra la COVID-19.

Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente John F. Kennedy, es abogado y conocido por posturas antivacunas, relata Chequeado. En cuanto supo de la muerte de Hank, tuiteó a sus más de 230 mil seguidores un enlace de la organización Children’s Health Defense, que él mismo dirige. En el enlace, la entidad decía que el fallecimiento de Hank era parte de una “ola sospechosa de muertes entre personas mayores justo después de aplicarse las vacunas contra la COVID-19” y recordaba que el jugador se había aplicado la vacuna de Moderna dos semanas antes.

Asimismo, The Gateway Pundit, sitio de noticias falsas de extrema derecha ha utilizado el tema de las vacunas y el comportamiento de la enfermedad en el país norteamericano.

“Resultados del estudio: las mascarillas no son efectivas para bloquear la transmisión de COVID-19 y en realidad pueden causar deterioro de la salud y muerte prematura” o acusar-como expuso, el editor senior de Forbes, Abram Brown-al Sistema para reportar reacciones adversas a las vacunas, sitio web del Gobierno federal, por publicar informes erróneos de muertes por medicamentos biológicos, expone el sitio Cubaperiodistas.

Esta es una situación, que se extiende a otras temáticas y que continuará en ascenso paulatinamente. De ahí la importancia de sumar, con la mayor prontitud posible, la figura del factchecker a los medios de comunicación, la creación de secciones o equipos que trabajen en estas funciones. Asimismo, involucrar a los lectores y/o seguidores a colaborar en este sentido, o la creación de alianzas entre medios u organizaciones.

Antes de concluir, desde Cubahora compartimos con nuestras lectoras y lectores algunos consejos para verificar información y también la confiabilidad de perfiles en redes sociales digitales.


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Claudia Yilén Paz

Periodista. Santiaguera de nacimiento e hija adoptiva de Matanzas, siempre cubana. Fan del chocolate y las golosinas. Recolectora de libros y canciones de Buena Fe.


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