Wembley: la foto que le faltó a Hitler

Todo estaba sentenciado de antemano y los Dioses no estaban en buenas con los españoles. Demasiadas habladurías, poca modestia y una frase que por repetida jamás se convertirá en realidad. “Soy español, a qué quieres que te gane”. Dos historias diferentes con un mismo final, así podrían resumirse los partidos de vuelta jugados en algunas de las mecas del fútbol. El Madrid soñó por diez minutos y el Barça vio como los sueños rotos en el Allianz Arena se hicieron añicos en el Camp Nou.

Los de Mourinho jugaron fútbol treinta minutos, los quince iniciales y los del final, cuando apelaron a una épica histórica pero inefectiva. Fue una especie de “lo intentamos” para quedar bien con el madridismo, porque su actuación general no convenció. Marcar dos goles en par de minutos y no ser capaces de dar la vuelta al marcador indica la ausencia de un cerebro detrás de uno de los equipos con más jugadores talentosos del mundo, quizás solo superado por el Bayern.

Hombre a hombre los blancos acojonan al más valiente. Casi todos sus futbolistas son puntales en sus selecciones nacionales. Alemanes, españoles, argentinos, portugueses, el croata y el francés, todos son de primera línea, con sus más y menos, pero sin dudas en cuanto a su calidad. Piénselo, ¿qué línea reforzaría hoy del Madrid si le dieran la oportunidad de fichar? Si acaso un lateral derecho en busca de liberar a Ramos y emplearlo más como central. ¿Delanteros? No, donde esté Cristiano Ronaldo no hay lugar para otro goleador; Higuaín y Benzema hacen los suyo, incluso poco pusieron la parada bien alta en cuanto a registros goleadores. El Real necesita un entrenador capaz de mover las piezas actuales del banquillo; no dudo de Mourinho, es de los mejores del mundo, pero fracasó en tres temporadas para buscar la décima, porque para eso le trajeron y bastantes oportunidades le dieron, sino pregúntenle a Del Bosque o a Pellegrini. Fichajes del Madrid para la nueva temporada: un entrenador de garantías y de resultados.

Méritos apartes para el Dortmund; esta vez el equipo se apoyó en una columna vertebral compuesta por Hummels, Gundogan y Lewandowsk: precisión, tiempos y espacios, así se les puede resumir. No jugaron el mejor de los partidos posibles, pero sí cumplieron con el objetivo. La pólvora mojada casi les deja fuera, pues si al menos hubiesen anidado una de las tantas ocasiones, esos dos goles producto de la desconcentración no hubiesen pesado de la forma en que lo hicieron.

En el otro encuentro, el Bayern desapareció de la mezquita sagrada del fútbol catalán al Barcelona; sin presión, sin contratiempos, como si se tratase de un enfrentamiento más de la Bundesliga. Jamás hubo olor a remontada, ni Messi se lo creía porque él, más que nadie, es consciente de cuánto dependen sus compañeros de él. Era una derrota necesaria, un batacazo imprescindible para salvar a un club del famoso fin de ciclo. Las campanas de la apocalipsis tocadas por tantos medios no presagian nada, solo alertan de manera inconsciente a los dirigentes de un club muy muy malo fichando. El mercado es una tarea pendiente de las directivas culés; ni siquiera el equipo conformado por Laporta tras ganar las primeras elecciones puede presumir de no poseer fiascos en sus filas.

Renovación general, y general significa general, esa es la prioridad número uno del Barça el próximo año. La cantera no puede ser la apuesta del club, puede aspirar a una rotación necesaria para refrescar piernas, pero nunca al futuro. Los grandes equipos se arman a partir de la compenetración o del talonario, y el Barça ya apeló al primero.

De los bávaros mejor ni hablar. Excesos en todos los sentidos, desequilibrantes de principio a fin. El 7-0 global no retrata lo ocurrido en semifinales, el baño de fútbol fue mucho mayor; algunos verán este resultado como la venganza servida en plato frío por el póquer del 2008. No me explico cuál es el objetivo de fichar a Guardiola para la próxima temporada cuando Heynckes ha conformado uno de los equipos más impresionantes de los últimos tiempos; los títulos detrás del de Santepedor pueden ser engañosos y, opinión personal, no veo cómo el Bayern podría mejorar. Si logran el triplete, ¿a qué más pueden aspirar el próximo año? Repetir la gesta sería la única motivación posible, la búsqueda del doble-triplete.

Ahora solo les falta no resbalar en el último peldaño porque tres caídas en cuatro temporadas sería robarle al Atlético el seudónimo de pupas. Y, aunque parezca obvio, cuando la caída es de tan alto, las heridas demoran más en sanar.

Sobre favoritismo es difícil hablar a estas alturas. Los finalistas están por méritos propios y a esta altura a nadie puede sorprender lo que ocurra, el Chelsea nos lo dejó claro hace un año. Lo bello del fútbol es cómo con par de pinceladas en unos minutos la camiseta de los campeones cambia de color, incluso si son los dos últimos del descuento.