//

domingo, 22 de diciembre de 2024

Felicidad más allá del género y la orientación sexual

Toda persona debe tener derecho a asumir libremente su orientación sexual e identidad de género...

Mayte María Jiménez
en Exclusivo 11/05/2012
4 comentarios
Amor sin discriminación sexual
El Centro Nacional de Educación Sexual ha abogado por los derechos a una sexualidad plena y feliz.

Aunque tradicionalmente se consideraba que los atributos y cualidades físicas que definen a un hombre y una mujer, eran los factores causantes de las diferencias y comportamientos sexuales; desde hace décadas la sociedad ha reconocido que en la configuración de la identidad masculina o femenina intervienen no sólo factores genéticos y biológicos, sino también elementos simbólicos, psicológicos, sociales, culturales y emocionales.

Es así que la concepción de la personalidad se torna un fenómeno muy complejo en el que intervienen diversos agentes, desde los determinantes individuales hasta la adquisición de diversas capacidades suscitadas en el proceso de socialización y educación.

Un factor clave en el crecimiento es la determinación justamente de la identidad de género, como eje fundamental sobre el que se organiza la vida de un sujeto, ya sea hombre o mujer, y sus deseos más íntimos con uno u otro sexo.

Es así que, amen de las diferencias anatómicas y fisiológicas, figuran las concepciones individuales en el dominio de lo simbólico, lo sociológico y lo genérico, como elementos en la construcción de la masculinidad y la feminidad.
Según describe el historiador y filósofo francés Paul Michel Foucault, en sus trabajos sobre la historia de la sexualidad, las relaciones y conductas más íntimas del ser humano no responden tanto a un mero impulso natural de los cuerpos, sino a un elemento más ideal e interior de su sexualidad, en el que predomina el poder, sus fuerzas y la búsqueda de los placeres.

En estas interacciones hay dos elementos que juegan un rol determinante. Por una parte está la orientación sexual de la persona, la cual abarca los deseos, sentimientos, prácticas y la identificación sexual, ya sea hetero, homo, bi o transexual; mientras que, por otra, está la identidad de género.

Esta última se refiere a la compleja relación entre el sexo y el género, en referencia a la experiencia de autoexpresión de una persona, con relación a las categorías sociales de masculinidad o feminidad. Es decir, un individuo puede sentir subjetivamente una identidad de género distinta de sus características sexuales o fisiológicas.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Diversas teorías evolutivas han tratado de explicar cuál es el proceso por el que se adquiere la identidad de género y las conductas sexuales asumidas en la vida. En una especie de conciliación podríamos decir que todas ellas atribuyen un papel más o menos relevante a dos elementos: los estereotipos y los roles de género.

Es importante entender que los estereotipos son construcciones sociales de índole subjetiva, y por ende, no suelen responder o coincidir con la realidad de manera permanente, pues se basan en las creencias sobre las características y potencialidades de cada grupo sexual.

Estas se consideran esquemas de índole cognitivo y emocional, los cuales están construidos sobre un conjunto de ideas que, en el caso de los estereotipos de género contienen apreciaciones, aseveraciones y expectativas relacionadas a los rasgos de personalidad, actitudes e intereses y conductas, que se entienden como propios de hombres y mujeres.

Siendo esto así, se convierten en prejuicios que establecen diferencias entre uno y otro grupo, a la vez que suponen un elemento de evaluación por comparación, el cual puede llevar a la discriminación como una peligrosa actitud a nivel social.

Estos estereotipos se materializan en la conducta diaria desde los llamados roles de género. Mediante el proceso de socialización, los individuos tienden a asumir determinados «papeles», a la vez que trabajan con ellos como elementos sobre los que construir su identidad particular.

Atendiendo a las diferencias de estos procesos los especialistas coinciden en la identidad de género no se concibe de la misma manera en las niñas y en los niños, sino que se inicia desde el nacimiento y transita por una socialización.

A través de esta construcción se logra que los individuos adapten su comportamiento y su identidad a los modelos y a las expectativas creadas por la sociedad para los sujetos masculinos o femeninos.

DERECHO A SER UNO MISMO

A pesar de que los estudios y las sociedades más avanzadas han descrito y asumido estas concepciones sobre las conductas sexuales, desprovistas de prejuicios y dogmas, no en todos los lugares se han respetado atendiendo a sus más amplias diversidades.

Organizaciones e instituciones internacionales abogan cada día por los derechos de hombres y mujeres, en sus diversas orientaciones, para que desde cada individualidad puedan encontrar la felicidad. Pero la tarea no es sencilla, pues es difícil mantener un equilibrio entre las ideologías más tradicionales y las posturas menos conservadoras, sobre la base del respeto, sin que se produzcan actitudes discriminatorias, o se saturen las campañas a favor de unos por encima de otros.

Países como Cuba han desplegado en los últimos años amplios programas para solidarizar y romper con los prejuicios sociales de las personas que aún no conciben la sexualidad en su más diversa expresión.
Instituciones como el Centro Nacional de Educación Sexual han abogado por los derechos a una sexualidad plena y feliz de hombres y mujeres, sin importar sus gustos o preferencias.

La premisa es que la sexualidad humana vista desde la identidad de género y la orientación sexual de cada persona, más allá de la intimidad, es hablar sobre la vida, sus metas, ilusiones y proyectos. Es identificar cómo se relaciona el sujeto consigo mismo y con los demás.

Apostar por una sexualidad sana y plena es concebir una posibilidad integral de comunicación con nuestros semejantes, de desarrollar las relaciones sentimentales, familiares, de amistad y amor, sin discriminaciones, siempre sobre la base del respeto y el entendimiento.


Compartir

Mayte María Jiménez

Periodista del Diario Juventud Rebelde y editora del Suplemento En Red, dedicado a Ciencia, Salud, Tecnología y Medio Ambiente. Aborda temáticas relacionadas con juventud, sociedad, salud, ciencia, economía y otros tópicos de la actualidad nacional de Cuba. Coautora del libro Periodismo incómodo: la cuadratura del círculo, de la Editora Abril

Se han publicado 4 comentarios


Baby
 28/2/14 15:25

Este es un tema muy interesante, porque no se debe discriminar a nadie por su orientación sexual, ya que debemos respetar el gusto y y la forma de pensar de cada persona, al contrario debemos aceptaras tal y como son y no vivir con prejuicios porque al final nos estamos haciendo daños a nostros mismos. Consejo sean felices y vivan la vida sin temor alguno.

Camilo
 3/6/12 16:14

Muy buen artículo, Mayte. Luchas contra el estigma y la discriminación hacia las personas por motivo de su orientación sexual o identidad de género implica una larga y sostenida batalla contra prejuicos heredados por siglos. El socialismo es una revolución cultural, contra todo tipo de discriminaciones, a favor de lograr una sociedad emancipada... también del machismo y la homofobia!

Damon
 3/6/12 12:37

Me parece un repertaje magnifico ya que las personas por tener una orintacion sexual diferente no deben ser tratados como monstruos o enfermos

Elizabeth Triana Romero
 17/5/12 16:59

este es un tema muy importante para aquellas personas que todavía no tienen una orientacion sexual, espero que sigan mostrando temas importantes para asi mantenernos informados.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos