Anda por ahí una idea referida a que lo nuevo y moderno tiene sus antecedentes en algo viejo, obsoleto, pero que funcionaba o aún puede ser usado; sin embargo, persiste la práctica de rechazar lo añejo, no combinar su utilización con las novedades, o lo que es peor: desdeñan lo anterior, aunque carecen de lo último.
Los teléfonos fijos constituyen ejemplo de cómo hay quienes desaprovechan sus bondades y dejan de resolver problemas, negándose incluso a aprender a usarlas, a pesar de ser muy sencillas y útiles.
Debió de haber dejado de existir por la obsolecencia tecnológica, pero mientras hubo el servicio de casilla vocal que solo pudo disfrutar una exigua minoría en el país, había quienes se negaban a dejar mensajes y decían: “llamé para hablar contigo, no con una máquina”.
Desde cualquier lugar podían escucharse las grabaciones que eran de escasos segundos, pero suficientes para que alguien dejara su nombre y teléfono para que lo llamáramos, o sencillamente hacer varios mensajes hasta decir lo que quisiera.
Se extraña la desaparición de ese servicio, pero todavía quedan otros que no se han generalizado y al menos en el caso de quien escribe, tuvo que vencer el rechazo de no pocos para hacer reuniones mediante las conferencias tripartitas.
Ante el rechazo no pasaron de tres las ocasiones en que establecí comunicion con dos para que a su vez cada uno llamara a otros dos y así transmitir indicaciones en una reunión telefónica de siete personas, y esto es algo que todavía existe en los teléfonos fijos a los cuales solicitemos ese servicio.
Ciertamente se nota bastante uso a las rellamadas cuando está ocupado el número, lo mismo que poner la conversación en espera cuando estamos hablando, aunque hay quienes expresan disgusto si el interlocutor le pide que aguarde unos segundos sólo para saber quién llama.
Aunque han pasado casi un par de décadas de que los teléfonos fijos tienen transferencia de llamada, hay quienes se asombran al saberlo y no tienen idea de cómo pedir esa facilidad ni tampoco todas las características del servicio.
Podemos transferir en ocupado, en no responde o de manera automática para todas las ocasiones, y esta es una herramienta que puede combinarse con las nuevas tecnologías si pasamos las llamadas hacia un celular donde podemos identificar el número.
También es posible que al levantar el auricular, si no oprimimos ninguna tecla, la línea haga una llamada al número que se programa previamente, lo cual es un servicio útil para niños o adultos muy mayores.
Y como que abundan quienes protegen sus aparatos fijos con el candado electrónico, resulta conveniente disponer de la “Propia” que permite abonar el costo de la llamada con el fondo depositado en esa tarjeta.
Mediante la Tarjeta Propia podemos usar los teléfonos públicos sin depositar dinero y también en los aparatos que no tienen monedero, siendo así una herramienta fundamental para aumentar las posibilidades de estar comunicados.
Sin dudas, los celulares tienen más herramientas que los fijos, pero cabe preguntarse si las estaremos utilizando plenamente, o nos estará sucediendo como a los hombres primitivos que morían de frío encima de un yacimiento de petróleo, un recurso que no usaban por falta de conocimientos.
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