Los tóxicos: En el comercio interior (Parte III, Final)

Cuando la ministra de Comercio Interior Betsy Díaz Velázquez compareció en la Mesa Redonda para dar informaciones muy sensibles, explicó detalladamente la situación de las entregas fraccionadas de la canasta familiar normada.

Esa distribución dividida en varias partes y encima de eso, con atrasos de meses no había sucedido ni en los duros años del periodo especial en la década de los 90 del siglo pasado.

A pesar de la esclarecedora intervención de la titular, debió estar acompañada en mayor medida por los trabajadores de las unidades comerciales, concretamente los de las 12 180  bodegas existentes en todos el país.

Esas unidades están en el centro de atención indiscutible de los barrios, y sus empleados pueden ser verdaderos influencers campeones en la comunicación directa a quienes todos creen cuando se refieren a cantidades per cápita y fechas de arribo de las mercancías.

También constituyen el mejor valladar para no dejar avanzar a esos personajes tóxicos que nunca faltan, sobre todo en tiempos difíciles como los de desabastecimiento agudos de electricidad, combustible, transportes y productos alimenticios.

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Por estos días en que el país entero tensa fuerzas para hacer milagros con el combustible y el transporte, y llevar hasta cientos de bodegas dislocadas por todo el territorio nacional, los tóxicos le han fastidiado a no pocos el disfrute de recibir al menos una porción de la cuota del mes.

Para muchos el stress causado por no saber cuándo iba a llegar un producto que no le alcanza ni completo, pudo haberse aliviado, al recibir al menos una diminuto porción, pero alguien le dice que ese fraccionamiento es culpa de "esa gente" como si no hubiera nadie trabajando día, noche y madrugada para la transportación.

Al hacer recaer la responsabilidad sobre "esa gente" crean un malestar que impide agradecer y reconocer esos esfuerzos tormentosos de los encargados de obrar el milagro de tomar una parte del escaso combustible para trasladar las cargas y conducir las labores de los colectivos obreros en duras condicionies.

Tales personajes también perturban cuando de bancarización se trata, pues aunque las decisiones y pocos pasos dados en el comercio tienden a mejorar la situación, aprovechan cada contratiempo para generalizar y hacer invisible que los pagos electrónicos constituyen evitan tener que buscar efectivos.

Realmente hay más o portunidades para demostar que la conveniencia del uso medios de cobro y pago universales, y los tóxicos la saben aprovechar muy bien sin que los bodegueros los enfrenten y controlen.

Consulte además: Los tóxicos: Ambientes envenenados (II Parte)

Como mismo no todos los empelados del comercio acompañaron  a la ministra en las aclaraciones, tampoco lo han sido en el estímulo a la bancarización, pues a las dificultades reales, suman malos tratos y hasta engaños para que el cliente no use esos recursos.

Se conocen de casos en que los bodegueros han dicho tajantemente "eso no funciona", lo cual mometáneamente pudo haber sido cierto, pero al reintentar la operación se logra aunque no siempre se disfrute porque ha sido tanta la amargura provocada que se torna persistente.

La historia de la humanidad ha demostrado que los tóxicos han frustrado los mejores empeños y no en todas las ocasiones por actuar de mala fe, pero sin tener nada personal contra ninguno de ellos en particular, se requiere un blindaje para que no hagan daño.