Entre los años finales de loa 60 y principios de la siguiente década, el Noticiero Latinoamericano ICAIC hizo una filmación buscando respuesta a ¿dónde está Ladnon? sin poder obtener respuesta de los clientes y tampoco de los empleados del establecimiento comercial.
Atónitos y con otras expresiones en el rostro, unos y otros no entendían por quién estaban indagando, hasta que el camarógrafo enfocó carteles firmados por La Admón en los cuales se informaba algún procedimiento que los clientes estaban obligados a cumplir.
Quienes buscaban plantear algo a la administración, ya en aquellos años, no lograban comunicarse con quienes tienen la responsabilidad de conducir el trabajo de un colectivo cuya función es prestar un servicio que satisfaga a quienes lo reciben.
Ese problema se mantiene en nuestros días, pero agravado porque cada vez se usan menos los cartelitos para dar información útil sobre los cambios que con tanta frecuencia hacen en esas unidades donde hoy exigen proceder de una manera y al otro día es todo lo contrario.
La comunicación entre los clientes y las administraciones es cero, dije e inmediatamente recibí una negativa con otra opinión de que no está en cero porque ese era el nivel de los tiempos que he contado.
Entonces acepto que esa relación está bajo cero y la explicación es contundente: además de ni siquiera poner un letrero, parece que van creando mecanismos que actualizan a cada momento para crear un valladar infranqueable.
Ya existen apreciaciones que bien vale la pena atender para evitar mala mayores en todos los sentidos, pues se dice que se ausentan para no ser acusados de participantes directos en hechos delictivos.
Ojalá ese no sea el motivo, pero de todos modos, si alguien tiene un cargo administrativo, debe ejercerlo y estar presente en el lugar y momento de mayores complicaciones, ya sea por ser cuando más público hay o cualquier otro motivo.
Quienes no tienen edad para haberlo vivido en Cuba, o hayan estado en el extranjero, deben haberlo visto en películas o redes sociales, que muestran la acción permanente de un supervisor que interviene ante el más leve de los incidentes.
Los niveles superiores debieran chequear el horario de trabajo de los actuales Ladmón y encontrar maneras de saber si los clientes están satisfechos o no con el servicio que prestan, algo totalmente imposible de lograr si las administraciones no se comunican con los clientes.
Se debieran examinar los motivos por los cuales las administraciones de tales establecimientos no tienen en cuenta una frase como: El ojo del amo es el que engorda el caballo. Y también analizar horario y contenido de trabajo de quienes ocupan esas responsabilidades.
¿Tienen que salir a tantas reuniones diariamente? Sin dudas, los llamados factores de la comunidad, incluidas todas las personas naturales sin responsabilidades en ninguna organización, también tienen que tomar cartas en el asunto para saber dónde está Ladmón.
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