No es hora de lamentos, ni tampoco de espejismos que lleven a creer que las soluciones se consiguen con pases mágicos que extraigan electricidad de una chistera, pero es oportuno recordar lo escuchado hace varias décadas sobre un hecho imaginado.
Aunque haya sido un suceso fruto de la creatividad de la mente, resulta imposible ponerlo en duda, pues nadie puede negar que hubo hombres primitivos que murieron de frío por falta de una fuente generadora de calor.
Por ese mismo rumbo, también es aceptable creer que un número de ellos cayeron sin vida encima de un yacimiento de petróleo, un recurso que en tiempos modernos garantiza calefacción, pero aquellos seres carecían de conocimientos para usarlo.
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Ahora no es el desconocimiento lo que ha impedido padecer molestos y prolongados apagones en un territorio donde son escasos los días sin sol, fuente natural que hasta pudiera suministrar la totalidad de la electricidad que se consuma en Cuba.
Caer en la tristeza y el desánimo porque han pasado muchísimos años sin haber aprovechado al sol como fuente de energía y alegrarse con renovadas esperanzas porque ya comenzamos los primeros pasos, lo recomendable es lo segundo.
No obstante, en situaciones de prolongados y reiterados apagones, están creadas de sobra las condiciones objetivas para el pesimismo enceguecedor que impida ver la ejecución de esas obras iniciadas en Matanzas y Bayamo.
También hay que cuidar de no oscurecer el entendimiento para interpretar que un propósitos anunciado para cumplir en años de futuros mediatos e inmediatos, ahora sea un objetivo alcanzar el primer tramo en un año y un mes.
Se había decidido lograr 2000 MW dentro de cuatro años, pero ya ahora mismo se trabaja para alcanzar 1000 MW en abril del próximo año, lo cual puede parecer un acto de magia si se analizan y comparan las magnitudes a obtener en una situación de crisis de recursos.
Podríamos acentuar las incertidumbres por falta de información y caer en pesimismo acrecentado porque nadie dice de dónde salen las finanzas para adquirir los 46 paneles solares fotovoltaicos que estarán por todo el país generando cada uno casi 22 MW.
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En este caso hay una luz que se llama confianza y que sólo podrán ver quienes tengan ojos para verlo, y oídos para escuchar dentro de 13 meses el Hágase la luz, seguido del acto de que la luz se hizo con acciones silenciosas e invisibles para que el gigante de las siete leguas no pudiera impedir.
El camino para que la luz solar ilumine desde el sistema eléctrico nacional ha sido largo y costoso, pero según se avance irá reduciendo poco a poco el tener que ir al mercado internacional a comprar combustibles a precios desventajosos.
Mientras llega el momento en que la energía solar aporte un equivalente a la mitad de lo que entregan hoy las termoeléctricas, hay que seguir esquivando lo más posible los efectos de apagones.
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