Recuerdo que en la década de los 60 del siglo pasado había un grupo de niños entretenidos con un único juguete: las nubes, a las cuales les hallaban las más diversas formas, adquiridas mientras eran llevadas de un lado a otro por el viento del puerto pesquero de Casilda.
“Ese barco es mío”, “aquel castillo es mío”, “ese gigante soy yo”…; eran frases que se escuchaban dichas con rapidez para evitar que otro se apropiara antes, pero una niñita, Lupe, reía cada vez que miraba a lo alto, hacia un lugar donde no había nubes, lo cual constituía un misterio para los demás. El enigma lo desentrañó alguien al descubrir que con tres o cuatro años de edad no sabía solicitar su propiedad, por lo cual señalaba al satélite natural de la Tierra y con rostro sonriente parecía querer decir: “Esa luna es mía”.
Los nacidos cuando una masa flotante en el cielo podía ser un juguete apenas han logrado comprender que con una memoria flash en el bolsillo pueden tener consigo tanta cantidad de datos como se sean capaces de imaginar. Aunque quedan quienes no han asimilado ese adelanto, ya tampoco se requiere de ningún dispositivo para tener fotos, videos, documentos, en fin, cualquier archivo o programa porque basta con subirlos a la nube, un servicio de almacenamiento localizado en la red de redes.
Por tanto, aquella frase de: “hay una nube sobre ti”, aplicada a los embargados por alguna tristeza, pudiera algún día tener otro significado o desaparecer, lo mismo que “andas por las nubes”, aplicado a quienes se alejan de la realidad.
Actualmente quien ande por las nubes estará navegando por un enorme cúmulo de datos a los cuales podría acceder cuando usa la computadora, algún dispositivo portátil o donde los hubiese almacenado.
Estar por las nubes ya no es únicamente estar distraído, no concentrarse en lo que se está haciendo o con la mente en otra cosa, y ya también va dejando de ser lo inalcanzable o extremadamente difícil de conseguir.
Antes de leer el párrafo final de este post, le invitamos a disfrutar esta melodía:
Bájate de esta nube
Y ven aquí a la realidad
No mires a la gente
Con aire de superioridad
Tú piensas que el dinero
Todo lo puede comprar
No, no basta el oro del mundo
Para lograr felicidad
La vida cual mujer es veleidosa
Lo que hoy te sobra
Mañana a lo mejor te faltará
Recuerda que del polvo hemos venido
Y hacia el polvo iremos a parar
Por eso bájate de esta nube
Y ven aquí a la realidad
Que con orgullo, soberbia
Y vanidad no lograrás felicidad
La vida, cual mujer es veleidosa
Lo que hoy te sobra
Mañana a lo mejor te faltará
Recuerda que del polvo hemos venido
Y hacia el polvo iremos a parar
Por eso bájate de esta nube
Y ven aquí a la realidad
Que con orgullo, soberbia
Y vanidad no lograrás felicidad
Bájate de esta nube
De buena gana le decimos a coro a los precios: Bájate de las nubes. ¡Y acaba de venir aquí a la realidad!
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