La comunicación extraverbal o no verbal es un proceso de información a través de la cual se transmite un mensaje por medio de gestos, signos o indicios, es decir, sin palabras, al contrario que la comunicación verbal. Por su parte, la comunicación verbal es la empleada por los seres humanos para transmitir mensajes o información a partir de palabras o del lenguaje verbal oral o escrito.
Elementos del lenguaje no verbal
Entre ellos se encuentran las posturas, la apariencia, las expresiones faciales y los gestos; ellos son las vías principales de la comunicación no verbal.
Manejar de manera adecuada los tipos de comunicación extraverbal abre las puertas favorablemente a la relación con las personas de diferentes esferas.
Las diferentes formas en las que no nos manifestamos verbalmente da pistas sobre nuestras emociones, nuestras intenciones, nuestros intereses internos. Por lo general, el lenguaje extraverbal, en las personas poco cuidadosas, transmite reacciones frecuentemente no convenientes de expresarlas.
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Para entender bien la comunicación extraverbal
Entenderla permite comenzar a adquirir conocimiento útil para comprender mejor a los demás y conocer aquella verdad que las conversaciones no revelan acerca de las personas que hablan con nosotros.
Por parte de las personas hábiles, la comunicación extraverbal se hace bajo su control, como puede ser un gesto intencional de asombro con la cara para demostrar la sorpresa producida por el tema de la conversación. También es posible realizar modulaciones de la voz bien pensadas y entonar la voz a voluntad para expresar ideas y emociones, todo bajo un absoluto dominio.
No todas las partes del cuerpo aportan la misma información pues la figura humana está construida de forma tal que hay una serie de músculos especialmente sensibles a los procesos psicológicos.
Por eso, las personas conocedoras del lenguaje no verbal se fijan sobre todo en estas áreas, para hacer un buen uso de sus conocimientos en esta esfera, que, como se sabe, es de mucha utilidad.
No toda la información en los procesos de comunicación no verbal tiene que ver con movimientos musculares capaces de verse directamente. El tono al hablar es el ejemplo más perfecto sobre esto pues el hecho de expresarse verbalmente entonando de una u otra forma la voz puede aportar muchos datos a tener en cuenta, aunque no se vean los movimientos causantes de ello.
Prestar atención a la entonación es una magnífica manera de conocer el modo en el que la persona mueve los músculos involucrados en el habla, que tienen la característica de dejar su “huella” en la voz por mínimo que sea el cambio que se produzca en ellos. Esto resulta especialmente interesante si tenemos en cuenta que estas estructuras son muy sensibles al estado emocional del emisor.
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Los momentos de interferencia mental
Los momentos en los que una persona está desprevenida son especialmente de valor desde el punto de vista de la comunicación extraverbal, pues dan pistas sobre si produjimos una interferencia en su flujo de pensamientos.
Y así puede verse en los interrogatorios llevados a cabo por investigadores o por agentes de policía de cualquier país del mundo, donde es común ir haciendo que la persona sospechosa de un delito se relaje hablando sobre aspectos en los que se sienta cómoda, para en determinado momento hacer un cambio brusco del tema hacia aquello que le podría afectar más y ver cómo reacciona.
Quienes no tienen nada que ocultar se muestran algo sorprendidas, pero no realizan ni aun pequeñas expresiones faciales o corporales asociadas al estrés; pero aquellas en las que se produce una evidente contrariedad a nivel psicológico debido a su real culpabilidad, en el paso de hablar casi sin pensar a tener que inventarse algo casi sobre la marcha, sí aparecen estos sutiles o no tan sutiles gestos.
Los errores a evitar en la comunicación extraverbal
Leyendo el lenguaje corporal se puede determinar si se confía en una persona y si nos resulta agradable en cuestión de pocos segundos. El cerebro analiza cada una de las señales que envía el interlocutor y permite formarse una primera impresión, que determinará nuestra actitud y, por consiguiente, el curso de la conversación y de las relaciones interpersonales. Pero eso también significa que los demás nos están leyendo continuamente y que aprender a enviar las señales justas puede ser de gran ayuda, sobre todo en una conversación cuando se trate de algo importante.
Entre los gestos y movimientos que se deben erradicar está romper el contacto visual muy pronto, pues una de las señales principales a tener en cuenta en el momento de valorar si una persona es confiable o no, es el contacto visual. Por eso, si se rehúye la mirada o se rompe el contacto visual demasiado rápido, es probable que el interlocutor especule que le estás ocultando algo o que no confías lo suficiente en ti mismo.
También se debe evitar asentir demasiado con la cabeza pues hacerlo demasiado puede volverse en contra de uno mimo ya que deja de ser un signo de simpatía y de estar de acuerdo con lo que se dice para convertirse en una señal inconsciente de sumisión y falta de criterio propio.
Cruzar los brazos a la altura del pecho constituye un gesto defensivo por excelencia y suele indicar que quien lo hace se está cerrando al diálogo y que no le interesa valorar los argumentos del interlocutor; esta postura puede convertirse en una señal de alarma para la otra persona y con probabilidad la llevará a tomar una actitud defensiva. Por eso se debe intentar mantener los brazos a ambos lados del cuerpo o sobre la mesa.
Inclinarse hacia atrás o hacia delante. En el primer caso, o sea, inclinarse demasiado hacia atrás indica arrogancia y superioridad. Inclinarse hacia delante normalmente denota interés, pero si la inclinación es excesiva puede ser interpretada como un gesto de agresividad. Lo mejor es asumir una posición neutral.
Sonreír excesivamente, puede interpretarse como una sonrisa falsa y le puede restar credibilidad al mensaje y consigue hacer que tu interlocutor se sienta incómodo y no confíe en ti. Pero una sonrisa oportuna es muy poderosa para establecer un vínculo afectivo y transmite sensación de confianza.
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