El fumador social es quien se fuma un cigarrillo de vez en cuando en ambientes sociales como fiestas, reuniones de amigos, excursiones, etc. Incluso, se consideran fuera del peligro por el que atraviesan los fumadores adictos.
No obstante, en estos inhaladores de humo eventuales, existe el mismo peligro de hipertensión arterial o de elevaciones del colesterol sanguíneo de manera similar a los fumadores de una cajetilla diaria.
FUE DEMOSTRADO
En una investigación realizada en la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, y publicada en la revista American Journal of Health Promotion, y donde se encuestaron a casi 40 000 personas en ese país, se halló cómo un 10 por ciento de esas personas eran fumadores sociales, o sea, no fumaban a diario sino solo de vez en cuando. Un 17 por ciento declararon ser fumadores regulares. Muchos de estos fumadores sociales eran jóvenes, pero ya estaban camino de una plena enfermedad del corazón.
RESULTADOS EVIDENTES
En los dos grupos de fumadores, los eventuales y los sistemáticos, la tasa de hipertensión arterial fue alrededor de un 75 por ciento. Las de colesterol elevado, más o menos de un 54 por ciento.
Es conocido y se debe tener muy en cuenta como estos dos peligrosos factores, presión arterial alta y cifras altas de colesterol, son dos de las principales factores favorecedores de enfermedad cardiaca, principal causa de mortalidad en todo el mundo.
Los resultados de esta investigación realizada sobre un número tan elevado de personas encuestadas tienen mucha credibilidad y un gran significado para el personal de salud y la población en general.
FÚNEBRES RESULTADOS
Cada año fallecen en todo el mundo alrededor de 6 millones de personas debido al tabaquismo. Medio millón corresponde a víctimas inocentes, los fumadores pasivos.
Incluso, se debe tener en cuenta el llamado “humo de tercera mano”, capaz de contaminar seriamente incluso hasta las manitos de los niños de la casa donde convivan fumadores activos.
ES MEJOR LA PREVENCIÓN
Los fumadores sociales son una parte de la población a la cual no se le ha prestado aun la debida atención, pues las campañas en todo el mundo se orientan fundamentalmente sobre los adictos al tabaco. Los otros no son preguntados ni identificados en relación a su contacto eventual con el tabaco.
Los trabajadores de la salud de cara al paciente y a nivel planetario, deben identificar a los fumadores eventuales o sociales y orientarlos sobre el grave peligro de ese supuesto “contacto lejano” con el tabaco, presente en sus vidas solo en actividades sociales o de recreación. Se le debe ofrecer consejo sobre cómo alejarse de tan peligrosa y traicionera compañía.
POR EL BIEN COMÚN
No fumar en lo absoluto es lo mejor, pues incluso fumar en una situación social es dañino, por lo menos, para la salud cardiovascular.
Unos sencillos cambios en los estilos de vida, comenzando por abandonar totalmente el tabaquismo, seguido por una alimentación y un peso adecuado, la práctica sistemática de actividades físicas, incluso las recreativas y, si es necesario, implementar tratamiento con medicamentos como la aspirina, los reguladores de la presión arterial y de normalización de los niveles del colesterol o el manejo del estrés, puede eliminar completamente el riesgo de enfermedades crónicas del corazón y un subsiguiente fatal desenlace.
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