Confirmado: hacen daño los cigarrillos electrónicos

Cubahora ha abordado el tema de los cigarrillos electrónicos. Aunque en Cuba no se fabrican, ni se comercializan estos artefactos, cualquiera podría adquirir el aparato.

Visto así, este artículo vuelve a alertar sobre los peligros para la salud de estos equipos, a los lectores de Cuba y del mundo.

Adelantamos que inhalar el humo proveniente de estos dispositivos puede ser la causa de accidentes cerebrovasculares en adultos jóvenes, a la vez que contribuye a la expansión de enfermedades cardiovasculares en estas edades.

A los usuarios llama la atención lo atractivo del aparato, la publicidad en torno a ellos. 

CÓMO FUNCIONAN

El cigarrillo electrónico transforma en vapor una solución líquida conteniendo solo aromas o puede incluir nicotina y está diseñado de forma similar a los cigarrillos o puros.

Son conocidos como eCig, eCigarro, eCigarrillo, eCigar, cigarrillos digitales o simplemente como “vaporizador electrónico”; su fin es aspirar y expulsar el vapor producido dentro de ellos gracias a su inhalación y como supuesto sustituto al consumo del tabaco.

SUS ORÍGENES

Su origen es del año 1968, cuando H.A. Gilbert patentó un cigarrillo “para sustituir el tabaco en combustión con aire aromatizado caliente y húmedo”. No contenía nicotina y los fumadores disfrutaban de un vapor saborizado.

Ya en el año 2003 un farmacéutico chino, H. Lik,  patentó el primer cigarrillo electrónico con nicotina.

NULA EFICACIA

Su utilidad como tratamiento contra el tabaquismo está sin demostrar, el vapor también perjudica a personas del entorno además de a quien lo aspira, y pueden desencadenar enfermedades cardiovasculares o respiratorias similares a las del tabaco, según ha sido demostrado.

El libre consumo de estos cigarrillos por considerarse inofensivos pudiera calar en el gusto y los hábitos de un público joven que nunca ha aspirado nada por la boca, e iniciarlos y entrenarlos en un proceso capaz de llevarlos a ser consumidores adictos a los cigarrillos de verdad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no acepta a los cigarrillos electrónicos como un tratamiento oficial contra la adicción al tabaco y alerta a sus promotores a dejar de anunciar sus supuestos efectos terapéuticos no comprobados, pues hasta el momento se carece de estudios científicos confirmativos.

POLÉMICA ACTUAL

Ahora expondremos los valientes puntos de vista contra la decisión de un desarrollado país del ámbito europeo de permitirlos libremente como una herramienta para ayudar a los fumadores a dejar el hábito, lo cual aún está en tela de juicio; una agencia nacional de la salud de dicho respetable país afirmó que el vapeo es un 95 por ciento menos peligroso en relación a fumar.

Las respuestas a tan peregrina y floja defensa de los cigarrillos electrónicos  es que “la defensa de un hábito dañino para la salud bajo la premisa de que es mejor que otros aún más letales es  un argumento flácido de patio de colegio impropio del ámbito científico que debe rodear las advertencias de salud pública de un país serio”.

“Y es sorprenden por tanto este tipo de argumentaciones en ese país. Equivalente hubiese sido en los años pasados que se recomendase el consumo de alcohol, e incluso se recetase como medicamento, porque es menos dañino que la heroína”.

EN OTROS PAÍSES

Además y por si fuera poco, Estados Unidos impulsa medidas enérgicas contra el vapeo, sobre todo a raíz de una misteriosa enfermedad pulmonar donde han sido afectados más de 1,000 “vapeadores” y debido a ella han fallecidos ya 19 personas, según registros oficiales.

Más de 30 países han prohibido el uso de los cigarrillos electrónicos y otros, como España, los clasifican como productos del tabaco, sometiéndolos a controles estrictos por el daño capaz de producir en la salud de quienes lo emplean.

Contra la adicción al tabaquismo y como bien es sabido, mucha más eficacia tiene un buen consejo médico, sobre todo los provenientes de la atención primaria de salud.