Los seres humanos somos ante todo sociales y estamos involucrados en una constante relación con nosotros mismos, con el mundo y también con los demás que nos rodean. El bienestar personal y también conocernos depende de varios factores, y por eso la buena calidad de las relaciones personales —bien sea de pareja, familiar, social, amistosa o en el entorno profesional— es fundamental. Las personas con la que nos relacionamos, bien sea pareja, amistades o familia, etcétera… pudieran o no darnos total felicidad, pero si se garantiza de que esas relaciones sean positivas sí ayudará, y mucho.
Ahora bien, si se necesitaran conseguir cambios para mejorar en nuestras vidas siempre será a través del propio cambio personal.
Como no podemos controlar o cambiar al mundo ni a los demás, sí podemos aprender a conocernos a nosotros mismos y a negociar las situaciones que se nos presenten de la mejor manera posible. De hecho, no hay herramienta más efectiva para conocernos que a través de las relaciones personales con los demás, pues calzaremos muchos puntos a través de un encuentro de signo positivo con quienes nos rodean pues, como somos seres sociales, nuestro bienestar también depende bastante de la buena calidad de nuestras relaciones con los otros.
Como vivimos en un mundo individualista y orientado al consumo y al materialismo, nuestro propio medio social ha motivado que las relaciones personales sean cada vez más complicadas debido a que cada vez hay más egoísmo, menos capacidad para relacionarse con los demás, más miedo, desconfianza e inseguridad.
LAS DIFICULTADES EN LAS RELACIONES PERSONALES
Las dificultades que tenemos en nuestras relaciones personales pueden ser múltiples, pero se resumen en dos en función del estado emocional que nos provoca. Por un lado, están las dificultades que surgen a través de un estado emocional activo y desagradable, como es la ira, las discusiones frecuentes, la necesidad de control, una comunicación imperativa fruto de las expectativas, exigencias o falta de acuerdos. Este tipo de dificultades nos llevan a conflictos de todo tipo en nuestras relaciones personales.
Pero, por otro lado, también tenemos las dificultades que aparecen cuando uno se adapta a estados emocionales muy paralizantes y también desagradables, como es el miedo y la inseguridad, no saber poner límites a los demás, tener miedo al qué dirán, paralizarse a la hora de conocer a una persona conveniente para uno mismo o ni siquiera intentarlo, etcétera.
CAUSAS PSICOLÓGICAS PRINCIPALES DE ESTAS DIFICULTADES
La primera es comunicarnos de forma impetuosa, imperativa, iracunda o con coacciones; lo cual refleja una necesidad de tener el control, señal de una forma poco adecuada de manejar el miedo y la inseguridad propias. El control y la ira son manifestaciones justamente del miedo y la inseguridad. Esto ocasiona conflictos frecuentes, discusiones, o lleva a ver a los demás cada vez de forma más negativa y no se resuelve nada.
La segunda se manifiesta por miedo al rechazo del otro, a su enfado o recelo al qué dirán, no hay una comunicación de forma asertiva, sino que se cede ante lo que quieren los demás y uno llega a sentirse manipulado. Esto causa aislamiento y una desagradable sensación de no ser uno mismo o no estar viviendo la propia vida.
También está la sensación de culpa, que es en realidad miedo a cómo las acciones propias hayan podido afectar o afecten a los demás. En este caso, el problema está en que el bienestar de uno mismo está condicionado por factores externos que no se pueden controlar, como son los sentimientos de los otros, sus pensamientos, sus conveniencias, etcétera; y surgen las dificultades de comunicación pues no se dice lo que se quiere, lo que no se quiere, lo que se puede o lo que no se puede.
Por otra parte, puede haber inseguridad y miedo cuando se teme a propasarse al establecer una relación, o en tan solo el intento de relación, y decide paralizarse. Esto es una paradoja, pues precisamente por el cálculo hecho a través del miedo, se fomenta lo que se teme: el rechazo y el aislamiento.
En lugar de paralizarse hay que tratar de tener el control de las relaciones a través de expectativas y cálculos, aunque también de decepciones.
CÓMO MEJORAR LA CALIDAD DE LAS RELACIONES PERSONALES
Sea cual sea el caso, la solución para mejorar la calidad de las relaciones personales está siempre en vivir un proceso de cambio personal en el que se entienda qué se está sintiendo, qué emoción predomina, cómo se está tramitando ahora, y, sobre todo, cómo se puede aprender a administrar de forma funcional para que, en lugar de ser un límite o un perjuicio, ayude a conectarse mejor con la contraparte, conocido también como comunicación asertiva y empática. También se debe aprender a eliminar el miedo al rechazo y mejorar la capacidad para aceptar las diferencias, llegar a acuerdos y conectarse con los otros de forma empática y sin coaccionar o imponer.
Como somos seres embargados de emociones, sentidas cada segundo del día, ellas influyen en todas las áreas de la vida: en las acciones, interpretaciones, decisiones, en la forma de comunicarse y relacionarse. Tenerlas a favor de uno en lugar de en sentido contrario ayuda a vivir con una mayor aceptación social, muy buenas y provechosas relaciones, confianza y deseos de mayor prosperidad; en lugar de vivir con miedo, ira, inseguridad o culpa.
Ese es el cambio que mejora las relaciones personales y ayuda de manera importante a mejorar la confianza en uno mismo, atreverse a contactar otros y a expresar adecuadamente lo que se siente y se necesita. Pero también a apoyar a los demás de forma empática como debe ocurrir en el caso de las amistades, la familia o el ámbito profesional.
Luisín
27/9/21 10:27
Es verdad, las buenas amistades abren todas las puertas
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