Cero grasas trans para más salud

Las llamadas grasas trans son en extremo peligrosas. Se hallan incluidas en la composición de muchos alimentos conocidos y muy consumidos, casi siempre gratos al paladar.

Su ingestión de manera habitual incrementa el riesgo de enfermedades cardio y cerebrovasculares así como de diabetes mellitus, principales causas de muerte en nuestro país.

LAS GRASAS EN LA ALIMENTACIÓN NATURAL

Las grasas naturales ingeridas en las comidas habituales son de origen animal y vegetal. Constituyen la fuente principal de calorías. En cada gramo existen 9 de ellas, mientras que en los carbohidratos y las proteínas hay solamente 4.

Entre sus variadas funciones, las grasas, tanto de origen animal como vegetal, facilitan la absorción de las vitaminas liposolubles A, D, E y K.

Su adecuada selección y consumo facilitan un normal crecimiento y la conservación de una buena salud. Además, proporcionan sabor a los alimentos y les confiere un mayor poder de saciedad.

LAS INTRUSAS GRASAS TRANS

Están incluidas en muchísimos alimentos industriales de amplio consumo popular. Estas grasas no son naturales sino fabricadas por procesos industriales y son totalmente innecesarias para nuestro organismo.

El cuerpo humano no puede sintetizar o fabricar grasas trans. La única forma de incorporarlas es a través de la añadida en determinados alimentos.

Son creadas en fábricas donde al introducir aceite vegetal en un reactor, se le aplica hidrógeno gaseoso a elevada presión y temperatura, para modificar su composición química y se cambian sus propiedades físicas de aceite líquido a grasa sólida. Al final solamente son aceites vegetales solidificados artificialmente por la industria.

PELIGROS MORTALES

Las grasas trans aumentan los niveles del colesterol “malo” en la sangre y disminuyen las de colesterol “bueno”.

Consumir una cantidad diaria de cinco gramos de grasas trans ya se considera peligroso, porque junto a las grasas saturadas y al colesterol contenido en algunos alimentos ingeridos sin control por personas poco conocedoras o descuidadas de sí mismas, aumentan notablemente el riesgo de enfermedad coronaria.

Existen otras pavorosas evidencias, pues estas grasas trans favorecen el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, influyen en el desarrollo de la aterosclerosis y contribuyen a propiciar la enfermedad de Alzheimer.

SE CONFIRMA UNA VEZ MÁS

Fue realizada una investigación en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y publicada en la revista JAMA Cardiology, donde se hallaron cifras significativamente más bajas de infarto cardiaco y accidentes cerebrovasculares en las poblaciones donde se restringen por ley las grasas trans de los alimentos, presentes en los artículos horneados, las papas fritas, las galletas saladas o dulces, los alimentos fritos, etc.

Los autores del estudio concluyeron que minimizarlas o eliminarlas de la dieta puede reducir de forma sustancial estas frecuentes y graves enfermedades, cuando compararon datos del 2002 al 2013 en condados de Nueva York con y sin restricciones sobre las grasas trans, después de la implementación de disposiciones legales donde se prohibían dichas artificiales grasas.

La medida tomada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos para el 2018 con el fin de eliminar las grasas trans en todos los alimentos, tendrá beneficios generalizados.

VIGILAR LAS ETIQUETAS

Algunas industrias han reducido la cantidad de grasas trans en sus productos, pues las disposiciones actuales de etiquetado emanadas de la FDA, aun autorizan que hasta 0.49 gramos de grasa trans por porción del alimento aparezcan en las etiquetas como 0 gramos, dejando a los consumidores con la necesidad de revisar las etiquetas para ver si hay grasas trans ocultas, usualmente mencionadas como “aceites parcialmente hidrogenados”.

Con la disposición del próximo año de la FDA, las personas no necesitarán tener tanto cuidado. Una prohibición nacional de las grasas trans es una victoria para los millones de personas en riesgo de muchas enfermedades en ese país.