Como es habitual, la calidad de los videos agrupados en algunas categorías, ni es pareja dentro de ella misma, ni se equipara como tendencia a las de otras, al margen de los gustos personales o las preferencias por ciertos intérpretes o géneros musicales. En algunas fue más placentero la visualización y resultó más difícil la selección los clips a nominar, en otras fue lo contrario.
En el apartado de MÚSICA POPULAR BAILABLE se evaluaron menos videos que en la pasada edición, pero a mi entender la calidad promedio fue superior. Se nominaron cinco videos musicales, con diferentes propuestas para sus puestas en escena. En todos está presente el ingrediente de lo bailable, aunque solo uno de ellos fue nominado por su trabajo coreográfico, “El cosquilleo”, concebido por Lya Rodríguez.
Tan mixto es el armazón estético de Freddy Loons para el tema interpretado por Elito Revé y el Charangón junto a Alexander Abreu que no falta el condimento picaresco. La comicidad es también uno de los baluartes de la propuesta descriptiva-narrativa de Yaas Valdés, para el tema “El swing” del menos conocido Iroye. Narrativa es la puesta escogida por Joseph Ros para “Olvida eso”, con los intérpretes Jolis Muñoz y Alain Pérez como protagonistas de una historia manida, pero funcional.
Como ha hecho otras veces Alejandro Pérez se luce al captar y seleccionar las tomas más significativas de un performance musical como el que escenificó Paulo FG y su grupo en el capitalino paseo de San Rafael. Registrando una espontaneidad y una alegría que contagian y que armonizan con el discurso optimista y bien cubano de la propuesta musical. El audiovisual del “Sofocador” también compite por el voto popular. El tema fue una de las propuestas musicales en la Gala de Nominación, en el Salón Arcos del Tropicana.
El más sugerente y mejor logrado lo facturó el equipo dirigido por el experimentado José Rojas, el video del tema “La fiesta del amor” del carismático Alain Pérez. Loable fue el diseño de vestuario a cargo de Yanelis Pérez, nominada en ese apartado. Así también la producción de Misgdalia Rodríguez y KatiaTamayo, las que aseguraron la concreción de las ocurrencias de Rojas y del personaje principal del video, Alain Pérez.
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La intencionalidad de estos audiovisuales marca su distinción - o similitud- con los de otros géneros musicales. Más allá del propósito general de los videoclips de promover una propuesta discográfica, un intérprete o un tema en particular que ya “está pega´o” o para darle el ultimo empujoncito hacia el éxito; está el de movilizar al bailador. Se trata de conducirlo a un estado festivo que lo haga mover los pies, o que refuerce esa sensación de gozo, si ya está moviendo su cuerpo al ritmo de la alegría. La creatividad se prueba en los modos de contagiarlo o de conducirlo al placer de bailar. Lo que no niega el uso de códigos normalizados o los resortes emotivos ya probados, que funcionan en tal sentido.
Muy cercanos a los anteriores son muchos de los videos catalogados en la categoría de MÚSICA TRADICIONAL Y/O FOLKLÓRICA, donde fueron nominados tres video clips.
La ejecución coreográfica en un estudio de la Compañía Verdarte y la actuación de algunos de los músicos de la matancera Orquesta Failde, son la columna vertebral del video de “Sigue ese camino”, bajo la dirección del ya mencionado José Rojas.
En otro tono va “El abrazo”, en el que Hisandra Maury consigue armar un discurso más alegórico, hasta nostálgico, al empastar tres capas con sentidos y estéticas propias: los claroscuros performativos, al interior de un teatro, de una bailarina y de los rumberos de Osaín del monte; las postales capturadas en el Malecón con Adonis uy otro rumbero que toca un cajón como protagonista, y otro nivel más conceptual o visual, en el que se colocan unas fotografías de abrazos sobre ciertos espacios de la ciudad.
Más integral es el resultado del equipo que bajo la dirección de Yeandro Tamayo realizó el video de “Rico pilón”. Un homenaje visual al gran Pacho Alonso que comienza con un breve video de éste, desde un pequeño televisor colocado en el camerino de un estudio de televisión, donde se preparan para su presentación Pachito Alonso, Christian y Rey, más José Luis Arango.. Un viaje a la atmósfera de aquellos tiempos conseguidos por el diseño escenográfico y del vestuario concebido por la nominada Yudith Domínguez, por el trabajo coreográfico de Jorge Pedro Hernández y Albert Reyes, también reconocidos por el Jurado. También se destaca la fotografía de David Cruz y el diseño de arte de Maikel G. Páez. Aplausos para Zenia Veigas reconocida en la categoría de Producción.
No corrieron la mejor suerte, los videos con temas más tradicionales o folclóricos dentro de esta apartado. Destaco ese registro patrimonial y simbólico que es el video de “Tonadas Trinitarias”, con guion y dirección de María Isabel Nieblas y producida por la Oficina del Historiador de Trinidad; como el también muy documental que hizo el guantanamero Darode de “Llegó mi tumbao”, de la agrupación Mi tumbao, agrupación representativa del paisaje sonoro y gestual de estas montañas orientales.
Aprecié, además, el divertimento audiovisual que hizo Joseph Ros de “La gran diversión”, un corto que recuerda a otros suyos para temas del talentoso pianista Roberto Fonseca, como el de “Agua”, premiado en ediciones anteriores de Lucas. No podría de dejar de mencionar el video de “El alardoso”, con la legendaria Orquesta Jorrin y Mayito Rivera como invitado, y el juguetón video que realizó Leandro de la Rosa de “El Juego”, protagonizado por el grupo vocal Sampling y unos niños muy graciosos que los ponen a competir.
A otros vuelos metafóricos motivan las canciones de la TROVA, como que retan más la creatividad de los realizadores. El tempo es más lento y el discurso, como tendencia, es menos literal que el de la música popular bailable y la tradicional. Llevan una carga de reflexiones y alusiones, es más indirecta y más rica en lo semántico. De ahí, las formulaciones poéticas de estas codificaciones visuales, como diálogo o resignificacion de lo planteado por el trovador.
La plasticidad es el recurso principal del animado de la “Cancioncita”, interpretada por Lien Rodríguez. Un exquisito stop motion brotado del ingenio de Ivette Ávila Martin, reconocida con varias nominaciones y premios en la edición 24 del certamen.
Dos videos de un trovador devenido realizador, fueron reconocidos por el Jurado en esta categoría. Me refiero a Mauricio Figueiral, quien más que una mejor suerte, comparada con la edición precedente, presentó una mejor eficacia en la comunicación alegórica, más claridad en los sentidos con el uso justo de recursos simbólicos, como que menos maraña barroca para aludir, un modo mejor de continuar las musicales y literarias del tema. Eso hace con “Cuba irá” de Karel García y en “Agua” de Liuba María Hevia, y casi por igual en “Certeza”, una continuidad de este último.
Con otros recursos estéticos resuelve sus planteos alegóricos el director Fernando Almeida. Un corto muy cercano al videoarte en el que el realizador consigue, con una fotografía antropológica y sutiles efectos visuales en la postproducción, expandir las metáforas que selecciona en el tema que recrea, las de “Tensiones del alma” del trovador Yordano Corrales.
Igual resultó meritoria la propuesta que hiciera David Rodríguez García; con sus manipulaciones visuales de viejas pinturas para describir el discurso poético de Virulo y Rubén Galindo en la canción “La flor, el viento, la mariposa, el río, los peces voladores, la sirena y yo”. Ya colocándolos al frente de los cuadros o transportándolos a estos paisajes cromáticos.
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