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lunes, 18 de noviembre de 2024

Yo olvidé al teclado… por un ratico

Recuerdo, como si fuera hoy, que mi padre, en el lejano Oriente –no el asiático, sino el de aquí-- llegó un día y me regaló una máquina de escribir...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo en Exclusivo 22/12/2014
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Recuerdo, como si fuera hoy, que mi padre, en el lejano Oriente –no el asiático, sino el de aquí--  llegó un día y me regaló una máquina de escribir.

Previamente había tapiado cada tecla con un pedazo de esparadrapo. Porque uno debía escribir, adecuadamente, a ciegas.

Yo tenía, entonces, cinco años.

Después…bueno… después el teclado sería mi invariable cómplice: revista Mella, Trabajadores, Sol y Son, Juventud Rebelde, la agencia Reuters, Bohemia, al mando de una Maga

Y siempre, siempre, siempre, el puñetero teclado como monarca despiadado de mi vida.

 Ah, pero, como dice el pueblo, “donde hay desquite, no hay agravio”.

Y, sin que yo lo sospechase, se produciría el milagro.

Y vino aquello…

Nunca yo pude sospecharlo. Estar 48 horas alejado del teclado, mi cómplice. Y sin dormir.

Si el Génesis habla de cierto desastre universal, yo lo vi, pero ahora como El Diluvio Popular.

Invadieron mi casa. Emocionadísimos. Qué clase de fiestanga.

Viejos compañeros, curtidísimos, se me aparecieron en el hogar, llorando, mientras entraban acunando a un par de botellas de ron, como si fuesen dos bebés.

“¡Coño, Argelito, ya están con nosotros!”, gritaban.

 Ahora, ya puedo regresar al teclado que mi padre me regaló cuando yo era un niño, tras haberlo olvidado durante 48 horas.

Porque ya están, de regreso al nido patrio, los que andaban, por esos mundos, cuidando mi sueño. Y el de mi madre.

De manera que, nuevamente, puedo retornar al teclado que mi padre me legó.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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