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lunes, 30 de diciembre de 2024

Unión Postal Universal, 138 años después (II y final)

La aparición de la estampilla de correo democratizó el uso de los servicios postales...

Luis Úbeda en Exclusivo 11/10/2012
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El 9 de octubre se celebró el Día Mundial del Correo en atención a que en la misma fecha de 1874 se fundó la Unión Postal Universal (UPU), que acaba de conmemorar su 138 aniversario.

Desde el correo ordinario, entre personas o pueblos, al correo periódico, que día a día proporciona la cuota de información demandada por la sociedad, pasando por el telegrama y el correo electrónico de nuestros días, este medio es algo que hasta hoy ha unido a los seres humanos en la distancia y devenido vehículo por excelencia en la difusión de ideas.

Ciertamente, el espíritu que primó en el nacimiento del correo postal ha sido superado, y de qué modo, por el mundo de hoy y su infrenable avance científico técnico. En la actualidad, las cuentas de correo electrónico permiten comunicarse en cuestión de segundos a cientos de millones de personas separadas por distancias increíblemente enormes. Y es que, en la sociedad de la información, no pueden faltar sistemas de comunicaciones rápidos, precisos y sencillos, capaces de llegar a la mayor parte de la población.

PENNY BLACK, EL PIONERO

El 1ro. de mayo de 1840 fue impreso en el Reino Unido el primer sello de correo de la historia, el Penny Black que conocemos hoy, que circuló como franqueo de la correspondencia a partir del día 6 del propio mes.

Al maestro inglés sir Rowland Hill (1795-1879) se debe este hecho que revolucionó a la todavía naciente maquinaria postal, la misma persona que en 1837 había presentado a los responsables del servicio postal británico un proyecto de reforma que, entre otras cosas, comprendía la creación de sellos adhesivos para que el porte de la correspondencia lo pagase el remitente, y no el destinatario como ocurría anteriormente.

La propuesta de sir Rowland era la silueta de perfil de Su Majestad la reina Victoria en tinta negra, con la palabra Postage en la parte superior y la tarifa One Penny (un penique) en la inferior. Una comisión de la Cámara de los Comunes fue la encargada de estudiar los tipos y sistemas del franqueo postal. La propuesta de Hill fue aprobada y, con el discurrir del tiempo, dio origen al surgimiento de un novedoso e instructivo entretenimiento: el coleccionismo de estampillas postales.

Tan rotundo resultó el éxito del sistema de sellos adhesivos, que la primera tirada de 60 000 ejemplares, a cargo de Perkins, Bacon & Petch, se agotó al instante, al extremo de imprimir varias más. Basta saber que al ser retirado de la circulación, en 1841, se habían emitido más de 68 millones de unidades, de las que se conservan 1,5 millones.

BREVE HISTORIA POSTAL CUBANA

Corría el año 1756 cuando el 1ro. de marzo quedó oficialmente establecido el primer Servicio General Ordinario de Correos, con la implantación y el desarrollo de una estafeta entre La Habana y Santiago de Cuba, por cuenta y riesgo de la Hacienda Pública. Ocho años después, el rey Carlos III creó los “Correos Marítimos del Estado”, que mensualmente trasladaban desde La Coruña hacia el puerto habanero toda la correspondencia destinada a Las Indias. En 1820 se inauguró una línea marítima con iguales fines entre los puertos de La Habana y Matanzas.

En sus orígenes era el destinatario quien abonaba el franqueo al recibir las cartas sin sellos, mas a partir del 15 de febrero de 1855, quedó instituido el uso obligatorio de estampillas para el franqueo previo entre España y Ultramar, o sea, Cuba, Puerto Rico y Filipinas; aunque no fue hasta el 24 de abril de ese año que se puso a la venta la primera emisión de sellos para su uso en Cuba; y el 15 de noviembre se anunciaba, en la Gaceta Oficial, la apertura del Correo Interior de La Habana; con posterioridad se le sumarían nuevos servicios postales, como los certificados y los valores declarados. Y un dato curioso: no fue hasta 1877 que se pudo leer la palabra Cuba en nuestros sellos de correos.

De 1860 data la aparición de los carteros, seguido de mejoras en los servicios telegráficos a todo lo largo y ancho del país. Se tendió un cable submarino entre Cuba y la Florida, que luego tocaría a Puerto Rico, México, Panamá y la costa norte de América del Sur. Con tales adelantos, en 1877 la Mayor de Las Antillas ingresó en la Unión Postal Universal, y en 1879 había en Cuba 172 estaciones telegráficas con cinco oficinas principales: La Habana, Santa Clara, Puerto Príncipe, Victoria de las Tunas y Santiago de Cuba.

EL CORREO MAMBÍ

El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes dirigió la asonada rebelde que desencadenaría la Guerra de los Diez Años. Con el ánimo de dotar de identidad propia y regularizar dicho oficio, en 1869 fue impresa en la casa grabadora estadounidense American Bank Note Company una estampilla de 10 centavos en número de 100 000 unidades, de forma rectangular, color verde y con el escudo de la República en Armas. El sello mambí fue utilizado hasta el fin de la Guerra Grande para el franqueo de la correspondencia enviada desde territorio liberado.

Al efecto, el patriota camagüeyano Vicente Mora cumplió la tarea de organizar un sistema de correos en la zona insurrecta valiéndose de las vías del enemigo, garantizando así el traslado de correspondencia en el interior del país y al exterior, que era transportada en botes hacia Jamaica o las Bahamas, y de allí hasta su destino final. Era un eficiente sistema de comunicaciones mediante cadenas de mensajeros a pie o a caballo y desde el mando militar hasta las unidades subordinadas.

Otro tanto sucedió en la “Guerra necesaria”, organizada por José Martí, que estallara el 24 de febrero de 1895, al prever nuevamente la articulación de un servicio de correo en los territorios liberados por los patriotas, por lo que se emitió, también impresa en Estados Unidos, una serie de cuatro sellos con diseño similar al de 1869. Estos no solo se emplearon en el franqueo de la correspondencia despachada en Cuba Libre, sino también para recaudar fondos destinados a la guerra, pues algunas estampillas fueron vendidas en los propios Estados Unidos como propaganda.

Hasta nuestros días, coleccionistas cubanos y foráneos interesados en la historia postal de la isla distinguen los sellos del correo mambí, y su diseño ha sido utilizado como complemento de diferentes emisiones realizadas en el período revolucionario para conmemorar el Día del Sello cubano.


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Luis Úbeda


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