Cada vez más temprano los adolescentes inician sus relaciones sexuales, una práctica para la que no están listos biológica ni psicológicamente, pues esta no se concibe sobre la base de la relación afectiva y sin tener conciencia clara de lo que se quiere. A ello se suma la influencia del medio social y la experiencia de vida, los que desempeñan roles fundamentales en cada sujeto, ya que de acuerdo con su formación y situación concreta se acelerará o no, el inicio de la vida sexual.
La indagación Adolescencia e inicio precoz de las relaciones sexuales. Algunos factores desencadenantes, publicada en la Revista Cubana de Salud Pública, refiere que se ha visto que alrededor del 60 por ciento de los adolescentes varones manifiestan haber iniciado relaciones sexuales entre los 14 y 15 años de edad como promedio, mientras que en el sexo femenino sucede entre 15 y 16 años.
Igualmente, elporcentaje de adolescentes del grupo entre 12 y 14 años que comenzó sus relaciones sexuales en esa edad es superior al grupo entre 15 y 19 años, así como los que comenzaron sus relaciones antes de los 12 años en el grupo entre 12 y 14 años también superan al grupo de la adolescencia tardía.
¿Por qué actualmente empiezan tan anticipadamente las relaciones sexuales? ¿Qué consecuencias puede traer esta práctica? ¿Cuándo y cómo iniciar la vida sexual? ¿Se debe hablar o no a los adolescentes sobre estos temas? Tras esas y otras interrogantes anduvo Cubahora, cuando conversó con la máster en Sexualidad Mariela Menéndez Rodríguez, a cargo de la sección Pregunte sin pena, del diario Juventud Rebelde.
Según la también psicóloga, la desmitificación del goce sexual y del inicio de las relaciones sexuales fuera del matrimonio así como la inexistencia de un poder regulatorio elevado, como sí lo hubo en otras épocas, de instituciones como la iglesia y la familia son algunos de los factores que inciden en que adolescentes y jóvenes se lancen a sus experiencias amorosas a edades cada vez más tempranas.
Apunta que ante esa falta de regulación social se intensifica cada vez más la legitimación y el empuje o la invitación a experimentar formas de satisfacción sexual diversas, y a actuar en correspondencia con “que cada cual haga con su vida lo que desee”, dejándose llevar en esa etapa de la vida por la curiosidad de probar aquello que no se conoce, y que a veces, se prohíbe.
—En la adolescencia existe el deseo erótico, un despertar, un instinto por buscar lo nuevo. Se tiene acceso de manera muy fácil a videos eróticos y otros materiales que propician el interés por experimentar. No es que no sucediera en otros tiempos, cuando algunos novios se amaban a escondidas, pero actualmente se es más atrevido, y se llega hasta la consumación de la relación sexual.
“En estas edades se originan los primeros contactos físicos, intercambios de besos y caricias como forma de exploración y aventura, que habitualmente incluyen el coito. Son comunes los noviazgos muy cortos y cambiantes, un día creen que aman con pasión y para toda la vida y luego se dan cuenta de que no es así.
“Los adolescentes no consiguen mantener auténticas relaciones de pareja pues su comportamiento está regido por la atracción, la búsqueda del acercamiento corporal y, en cierta medida espiritual, pero sin estabilidad, debido a que en ese momento de la vida no se cuenta con la solidez personológica para lograr esa durabilidad”.
—¿Qué implica la asunción del coito sin estar preparado para ello?
—Existe un gran riesgo al asumir la asunción del coito sin estar preparado para ello y sin tener en cuenta la necesidad de mantenerlo de manera protegida. El peligro crece cuando se desata la promiscuidad, cuando se participa en las llamadas “descargas” o cuando se propicia tener amigos con derecho al roce, que no es más que el disfrute sin compromiso.
—¿Cuándo y cómo iniciar la vida sexual?
—No existen reglas ni fórmulas preestablecidas para iniciar las relaciones sexuales. De acuerdo a las características de la personalidad y las perspectivas de vida de cada adolescente, lo más aconsejable es llegar a ese momento con una preparación psicológica que le permita entender todo lo que sucederá en su cuerpo y en su mente.
—¿Por qué existe temor al hablar de esos temas?
—No se puede dejar de hablar de estos temas, aunque persista el temor de que pueda desencadenar el interés. Este es natural y por ello, hay que ofrecerle al adolescente toda la información que pueda hacerle valorar su vida y tomar en cuenta las conductas razonables que lo mantendrán alejado de riesgos para su salud.
“Tenemos que acompañar a los adolescentes y jóvenes en términos de educación sexual; hablar no solo del uso del condón, sino también de la relación de pareja, de lo difícil que puede ser si no se maneja con madurez, de lo que significa entregarse al amor y a su disfrute pero con cordura. Eso nos traerá resultados más satisfactorios”.
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