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martes, 19 de noviembre de 2024

Otro final feliz para Eva: ¿Posible?

La infertilidad voluntaria todavía resulta un fenómeno inconcebible en la sociedad cubana actual...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 08/08/2015
2 comentarios

“No quiero tener hijos”. Nereyda fue tajante en su respuesta a Víctor, quien en ademán de aceptación no le dio otra contesta que aquella mirada de “está bien, por ahora, pero yo te convenzo”. Eran las nueve de la noche y la novela de turno, Cuando el amor no alcanza, recolocó sobre el tapete un complejo dilema: la maternidad indeseada.

Recuerdo que estaba en familia cuando aquella escena suscitó los más diversos comentarios, y que uno de mis co-espectadores dijo: “Yo no lo entiendo, la mujer que no quiera tener hijos, no puede estar conmigo”.

Es complejo, incomprendido, el hecho de que algunas féminas desoigan preceptos sociales —“naturales”, dirían muchos— y sin remordimiento decidan que el núcleo familiar se limite a dos, o a una integrante, sin cabida siquiera para un tercero. Mujeres sin hijos, ni ganas de tenerlo. No se entiende. O en el mejor de los casos, se justifica hasta la saciedad.

Aunque uno de los principales roles asociados a las mujeres es el de progenitoras, las sociedades modernas —Cuba incluida— se enfrentan al hecho de que algunas eligen postergar la maternidad o no ser madres, de forma consciente e informada.

Debatiendo el tema con colegas, amigos, feministas y convencidos patriarcales surgieron los más diversos criterios. ¿El consenso? La maternidad resulta una construcción social, y asumirla o no depende de factores como la solvencia económica, el desarrollo profesional, los deseos y aspiraciones personales y/o de pareja, la preparación psicológica para tamaña tarea, el modelo de vida elegido…

Pero la discriminación de género aflora. Que un hombre decida no tener descendencia se cuestiona menos. Y peor. El sentimiento pecaminoso continúa en un país que repite hasta el cansancio, y por lógica necesidad demográfica, que el envejecimiento poblacional invierte e invertirá aún más la pirámide y que la baja fecundidad resulta alarmante.

Tal parece que en cada información al respecto el titular increpara: “Mujer, ¡qué esperas para parir!” Deviene en tema de Estado, cuestión patriótica brindarle a tu país un hijo, o mejor dos, con una niña incluida. La prole se convierte en números, estadísticas, por cientos, en futuros puestos laborales, en indispensables cuidadores de ancianos.

Y con la edad, las féminas nos volvemos un acápite de los datos demográficos: se habla de número de hijos por mujer, reemplazo poblacional, edad fértil, decrecimiento, tasa bruta de reproducción, tasa de fecundidad…

Es lógico, pudiera pensarse a primera vista: Cuba necesita más cubanos, no más mujeres que rechazan ser madres. “Si esto último fuera la norma, nos extinguiríamos”, alerta concienzudamente una amiga. No obstante, prescindir de hijos, más que contravenir el deseo nacional o representar un gesto de egoísmo, como creen algunos, es un hecho de responsabilidad, de ejercicio pleno al derecho de la reproducción.

Descartar la maternidad no elimina otros roles de similar filiación como ser tías, hermanas, amigas…Siempre existen formas de fertilizar semillas sin llevarlas necesariamente en el vientre. Una función biológica ejecutada en buen término no significa, necesariamente, una sensibilidad per se. El ser madre necesita despojarse de todo estigma y mitificación para valorar la procreación en su justa grandeza.

La decisión de una infertilidad voluntaria también es objeto de estudio. Los psicólogos insisten que el cambio de paradigma obedece a que se le brinda preponderancia a lo racional y objetivo, en función del contexto histórico. Para los especialistas la cuestión radica más en convicción que en el socorrido “instinto” materno.

A la vez insisten en diferenciar la capacidad de ser madre biológicamente y la función de la crianza. Para algunas, un hijo o hija engloba un deseo personal o complacencia social y familiar; para otras puede convertirse en un factor limitante en su proyecto de vida. ¿Serían egoístas estas últimas por no desear descendencia?

Para responder esa pregunta habría que pensar en las consecuencias de una maternidad indeseada. En muchos casos acarrea el riesgo del incumplimiento con los cánones de “buena madre”.

La feminidad, o mejor decir, las múltiples feminidades, no se reducen al rol de progenitora como algún tipo de débito connatural. El propósito de las mujeres, tanto profesional, como personal, depende de su propia voluntad.

¿Lo más preocupante? Ya lo mencionábamos antes: la población femenina que opta por no desarrollar el “instinto maternal”, con frecuencia tiene que justificar ante la sociedad su decisión diferente.

Entre las causas citadas oficialmente para “justificar” la maternidad indeseada se enumeran con insistencia la superación profesional y el papel social activo de la mujer, una explicación insuflada con todo un sentimiento de culpa para aquellas que después de tanto, logran alcanzar derechos laborales plenos. Incluso, nadie sabe cuáles “sugerencias” saldrían si alguien reinterpretara un estudio como el de la London School of Economics, que concluyó que a mayor inteligencia femenina, menor es el deseo maternal,

Nereyda por ahora le insiste a Victor que no tendrá hijos, aunque sabiendo que los “happy end” de las novelas son inconcebibles sin la pareja heterosexual contenta y reafirmada con un bebé nacido o en camino, tocará ver el desenlace. ¿Llegará el día en que Eva y su negativa de paridora se conciban, socialmente, como un final feliz?


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 2 comentarios


Orquidea
 17/8/15 11:23

y que de las que quieren y no pueden?no concibo una vida feliz de una mujer sin hijos,no tengo hijos propios,pero ayude a criar sobrinos y la hija de mi esposo desde los 3 años,naci madre y despues mujer.Para mi mi madre es tan importante...................!como tambien considero que esto es una decision muy importante se trata de una vida que va a llegar a este mundo y que no ha pedido venir si no va a ser amado para que traerlo?aunque en nuestro pais no es muy usual que las madres abandonen a sus hijos hay otras que los tienen y no los atienden y educan como es debido aunque es resposabilidfad de madre padre,familia y sociedad.En cuanto la novela no considero que aborde el tema desde una perspectiva moderna pero acorde con lo mas usual hay cosas que deben quedar implicito en las escenas sin tener que hablarlo,su lenguaje es demasiado vulgar para mi gusto.

teresav
 13/8/15 10:10

es importante analizar  lo que va a ocurrir en el futuro con respecto al envejecimiento poblacional pero más importante es respetar la decision de la mujer pues aunque la maternidad es una condicion que se lleva a cabo entre dos, no es menos cierto que el mayor esfuerzo y dedicacion es de la mujer

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