En la pared de su casa cuelgan decenas de reconocimientos, muchos ya amarillentos por los años. Los miro detenidamente y a cada uno, a pesar de las ilustraciones, los formatos y colores que los acompaña, los une un mismo significado: enaltecer a quienes con su gesto solidario y desinteresado contribuyen a salvar vidas humanas. Colocarlos allí, me dice, es el mejor sitio que ha encontrado para sentirse seguro cada vez que extiende su brazo para donar sangre.
Así, en ese acto humanitario,el artemiseño Rey Valdivia Hernández ha extendido su brazo en 105 ocasiones. Mientras desempolva tarjetas viejas, en busca de su primera vez, cuenta que atrás quedan los miedos al pinchazo, y las falsas teorías que impiden donar o dejar de hacerlo. Se ha acostumbrado a ello y cada tres meses, después de un riguroso examen médico, acude al banco de sangre a dejar su huella de amor.
A su lado está Carlos Mariel, el hermano que casi lo alcanza en ese gesto desinteresado, pues 98 son sus contribuciones. Lo hizo, según cuenta, persuadido por el ejemplo, y a sabiendas de que continuar su misión, sin importar a quién se destine su sangre, de San Antonio a Maisí, es la mejor manera de retribuir a quienes en los momentos más tensos de su vida, necesitan del valioso líquido.
No sobrepasaban los 20 años desde el día que iniciaron este camino pues, como afirmaron a este reportero, cuando se trata de contribuir en bien de los demás no importa el lugar, la raza, las ideologías o la causa del padecimiento para hacer. Como ellos, son cientos los cubanos que cada año hacen del amor al hombre una razón suficiente para ofrecer vida en cada gota.
Muchos no imaginan si quiera que fuera el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, —como muchas otras tantas veces— el primero que extendió su brazo para donar su sangre. Lo hizo hace 45 años, un 6 de junio de 1970, con el fin de ayudar al pueblo peruano que había sufrido un devastador terremoto. Y ahí estuvo otra vez la mano del amigo y del pueblo que se sumó.
Ejemplos como estos no predominan en el planeta donde anualmente más de 50 000 mujeres mueren durante el parto por hemorragias, al no recibir transfusiones. Tampoco son muchos los que salvan una vida sin reparar en colores, pues durante la II Guerra Mundial Estados Unidos que, paradójicamente luchaba contra el enemigo racista nazi, no permitió transfundir sangre de donantes negros a soldados blancos para no ofender su sensibilidad.
VIDA A LA VIDA
Esta otra página de la historia cubana es impulsada cada año por los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y el Ministerio de Salud Pública (MINSAP). En gesto de nobleza, miles de donantes entre 18 y 65 años ofrecen su sangre de forma voluntaria, lo que hace que anualmente se reporten más de 400 000 donaciones, que garantizan la calidad, seguridad y disponibilidad de sangre y productos sanguíneos para quienes lo necesiten.
Según la Doctora Esther Porto González, jefa del Programa Nacional de Sangre, perteneciente al MINSAP, las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos ayudan a salvar millones de vida cada año en el país. Igualmente, permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente mortales, así como realizar procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.
Añade que también desempeñan un papel fundamental en la atención materno infantil, en los desastres naturales y en los provocados por el hombre. Se utiliza en tratamientos contra el cáncer, en cirugías complejas, quemaduras extensas y leucemia, así como en la prevención y tratamiento de numerosas enfermedades infecciosas, lo que evidencia el significado de este gesto humano.
Porto González destaca que gracias a los donantes voluntarios de sangre al cierre del 2014 en la actividad asistencial se pudieron garantizar 175 trasplantes renales, de ellos 28 donantes vivos, 32 trasplantes hepáticos y uno cardiaco. En el primer semestre de este año ya van por un centenar de trasplantes renales, 10 hepáticos, uno cardiaco y 13 de células hematopoyéticas.
Yanelis Milanés, vecina de la comunidad rural Tres Macíos, del municipio Bayamo, efectuó una donación voluntaria de sangre como parte de la jornada nacional por el Día del Donante, en la provincia de Granma. (Armando Ernesto/AIN)
Aseguró que en Cuba la extracción de la sangre se realiza en condiciones adecuadas: locales con ambiente controlado y limpio, recolección de la sangre en bolsas desechables y de calidad, con un personal adecuadamente preparado para efectuar la sangría que cumplimentan las buenas prácticas. En tal sentido, dijo que cuentan con 46 bancos de sangre, de ellos 15 provinciales y 31 municipales.
“Además disponemos de 168 centros de extracción fijos y alrededor de mil móviles”, dijo la especialista, quien agregó que cada donación se produce en un medio completamente estéril donde los insumos son desechables y no existe la posibilidad de infestarse con ningún virus al realizar el acto de donar sangre, pues a esta se le realizan varios procedimientos.
Como expresó la Jefa del Programa Nacional de Sangre, el donante es chequeado y controlado por el médico de la familia, con el propósito de que vayan a donar las personas sanas. “El cien por ciento de la sangre que se dona es voluntaria, y se le hace el pesquisaje viral que recomienda la Organización Mundial de la Salud, el cual incluye VIH Sida, hepatitis B, C y serología para detectar sífilis, lo que minimiza la transmisión de algún virus por infección”.
Manifestó que para hacer sostenible este programa es vital la sistematicidad y el cumplimiento de las donaciones planificadas diariamente, lo cual posibilita que el seguimiento y control de estas sea más efectivo. Además, reiteró que cada componente de la sangre tiene una utilización específica en la asistencia médica, como es el plasma que también se emplea en la planta de sueros y hemoderivados.
Desde noviembre 2012, todas las provincias cumplen el plan establecido de las donaciones de sangre y muchas de ellas, como Matanzas, La Habana, Pinar del Río, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba, al más del cien por ciento, lo que ha sido resultado del trabajo desarrollado por los CDR en esa insustituible tarea, que por su significado, llegó para quedarse.
En consonancia, Irina Serra, funcionaria ideológica de la Dirección Nacional de los Comités, apuntó que actualmente existen en el país más de 17 000 zonas y más de 135 000 CDR con donantes, y durante todo este tiempo ha existido un trabajo mancomunado entre CDR-Salud a nivel de base, donde los territorios han desplegado diferentes iniciativas para mantener los resultados que hoy exhibe el país.
Igualmente, reconoció el aporte del centenar de destacamentos de donantes voluntarios de sangre que hoy existen en casi todas las universidades del país, muestra de la sensibilidad de los jóvenes ante esta noble tarea y ponderó la necesidad de que se sigan sumando a este cometido, pues existe una necesidad constante de donaciones regulares, ya que la sangre solo se puede conservar durante un tiempo limitado y luego deja de ser utilizable; de ahí la importancia de que haya siempre donantes.
Serra dijo que se trata, en fin, de crear conciencia sobre la función que todos podemos desempeñar salvando vidas y mejorando la salud de las personas, animar a los miembros de la sociedad a convertirse en donantes voluntarios de sangre e impulsar programas y campañas de educación de donantes a más largo plazo, para fortalecer los servicios de transfusión de sangre.
La Jornada de Homenaje al Donante de Sangre, que desde el 6 de junio realizó el país hasta este 14 de junio, cuando la Organización Mundial de la Salud instituyó la fecha como Día Internacional del Donante de Sangre, es solo un acto en el camino del agradecimiento eterno a esos hombres y mujeres que vienen desde cada zona, barrio, centro de trabajo o estudio, y sin miedo se acoplan a una máquina para la extracción de sus plasmas o plaquetas, y a todos los que hacen posible esta acción, convencidos de que donar sangre es dar vida a la vida.
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